Salud y género: "Al no diferenciar entre hombres y mujeres en los estudios, se perpetúa el sesgo"

Rosa Polo, coordinadora del ‘Libro Blanco Salud y Género’, nos explica la necesidad de aplicar la perspectiva de género en salud pública

Rosa Polo, coordinadora del ‘Libro Blanco Salud y Género’
Rosa Polo, coordinadora del ‘Libro Blanco Salud y Género’
Noelia Hernández
26 marzo 2024 | 13:00 h

Nivel cultural, educación, empleo, estatus económico… Son numerosos los factores y determinantes sociales que están implicados en la salud pública. Uno de los más importantes, y del que cada vez se habla más, es el género. No obstante, y pese a su importancia y a que su visibilidad ha aumentado, “la perspectiva de género no se termina de implementar en salud”. Así lo explica en una entrevista para Consalud.es, Rosa Polo, mienbro del Observatorio de la Salud y coordinadora del ‘Libro Blanco Salud y Género’.

Por ello, se pone de relieve la necesidad de establecer políticas de salud pública con perspectiva de género, ya que se asocia con la epidemiología, los síntomas, o incluso el pronóstico de algunas enfermedades. Así, la falta de esta perspectiva en uno de los principales problemas que encontramos en salud pública. “Las mujeres tienen unas características totalmente diferenciales a los hombres, y por lo tanto hay que tener en cuenta todas estas características propias de la de la mujer y del entorno que rodea a la mujer que hacen que el enfoque tenga que ser totalmente diferente al que se hace con un hombre”, explica Polo.

Teniendo en cuenta que la prevención es uno de los grandes pilares de la salud pública, cabe preguntarse en qué medida mejoraría este ámbito si se incluyese la perspectiva de género. La experta lo deja claro: “el hecho de que la mujer se sienta escuchada, valorada y tratada correctamente, ya sería un cambio significativo para la calidad de vida de las mujeres”. Además, con ello, “también habría una mejora a nivel general en salud”.

“Las mujeres tienen unas características totalmente diferenciales a los hombres, y hay que tenerlas en cuenta"

Y es que, pese a que los tratamientos en mujeres y hombres no varían, sí que hay que atender al ciclo de vida en el que se encuentra la mujer ya que, de lo contrario, “se pueden cometer errores”, explica la experta. Por ejemplo, no sería lo mismo tratar a una mujer en edad adulta que en su juventud, pues se producen cambios hormonales en las distintas etapas de la vida.

Uno de los principales retos que enfrentaremos de cara al futuro en este sentido va a ser la incorporación de la mujer en los estudios clínicos. Según los datos de la publicación, “a menudo no se tienen en cuenta las diferencias potenciales entre hombres y mujeres en los diseños de los estudios, lo cual puede generar y perpetuar sesgos”. Uno de los ejemplos que se cita es que no existen apenas estudios sobre la menstruación y sus alteraciones durante la pandemia en los países desarrollados.

Por ello, incluir a las mujeres en estos estudios “sería fundamental”, comenta Polo, ya que “existe un acuerdo internacional en este sentido, pero esto no se cumple”. En estos momentos, el porcentaje de mujeres que se incluye en estos ensayos técnicos está muy por debajo del 40%. “Eso hace que los datos de los hombres se extrapolen a las mujeres, y no es lo mismo poner un tratamiento a un varón de 100 kilos que no tiene ninguna impronta hormonal, que a una mujer de 50 años en periodo menopáusico o que está en la adolescencia”.

Uno de los principales retos que enfrentaremos de cara al futuro en este sentido va a ser la incorporación de la mujer en los estudios clínicos

Es decir, se deben tener en cuenta estas característicasdiferenciales, aunque “también hay otros factores fundamentales como la salud mental, especialmente a determinadas edades”. Por ejemplo, cuando la mujer pierde su protección hormonal en la menopausia es mucho más factible que pueda tener cuadros depresivos, “y esto se valora muy poco en las consultas”. En este sentido, “muy pocos profesionales preguntan a las mujeres por su estado emocional”,  lo que conlleva en ocasiones diagnósticos más tardíos y problemas más avanzados”.

Pese a que cada vez existe mayor concienciación, todavía falta camino por recorrer, y las causas, según las palabras de la experta “son multifactoriales”. Sería necesaria una mejor formación y educación al respecto de la perspectiva de género, pero ya desde las etapas iniciales de nuestras vidas. “Tienes que llegar a tu vida profesional con esto sabido”, comenta.

Otro de los aspectos que se deben tener en cuenta es que de nada sirve aumentar la formación en género si los profesionales no cuentan con el tiempo suficiente para tratar a los pacientes de manera correcta. “No vale que pongamos un curso de formación a un profesional que está sobrepasado y que tiene un montón de pacientes para atender. No le queda tiempo”. Por ello, no sólo se debe aumentar la formación, sino mejorar las condiciones de los sanitarios para que puedan cursarla. Desde el punto de vista político, también se necesita mayor voluntad para paliar la situación. En definitiva, “la salud es fundamental y es el pilar de todo. Y si no se trabaja en salud y no se mejoran las condiciones de salud para toda la población, no tenemos nada. Sin salud no hay bienestar”.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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