En la actualidad, la artritis idiopática juvenil (AIJ) alcanza cifras de prevalencia en niños idénticas a la diabetes, la segunda patología más frecuente en esta edad tras el asma. Bajo la denominación AIJ se engloba un grupo heterogéneo de enfermedades inflamatorias de origen aún desconocido, crónicas, que cursan con dolor e inflamación articular y con una expresión clínica común: la artritis.
El manejo de la AIJ y de otras enfermedades reumáticas en la edad pediátrica, es el tema central del I Curso de Formación en Reumatología Pediátrica, que organiza la compañía biofarmacéutica AbbVie junto a los Hospitales de La Paz y 12 de Octubre de Madrid y que tendrá lugar este jueves en el Aula Ortiz Vázquez del Hospital La Paz.
Según el Dr. Agustín Remesal, coordinador de la Unidad de Reumatología Pediátrica de La Paz, y uno de los promotores de la jornada, este curso “está diseñado para abordar cuestiones que sean de máximo interés práctico en el día a día de un pediatra”.
El curso está enfocado a pediatras generales y residentes en formación que trabajan en distintos hospitales o centros de salud de toda España
De características “generalistas”, el curso está enfocado a pediatras generales y residentes en formación que trabajan en distintos hospitales o centros de salud de toda España; es decir, al gran público pediatra. Por tanto, el perfil de los participantes engloba a facultativos que no se dedican diariamente a la reumatología pediátrica pero que son pediatras, ven niños a diario en sus consultas, y tienen interés en mejorar su formación.
Para el Dr. Remesal es fundamental el conocimiento, por eso afirma: “Nos interesa potenciar la seguridad de los asistentes en el manejo de estas patologías. Porque en niños hay un déficit importante de formación, incluso a nivel académico”.
Por su parte, el doctor Jaime de Inocencio, especialista de la Unidad de Reumatología Pediátrica del Hospital 12 de Octubre de Madrid, e igualmente promotor del curso, incide en este mismo aspecto: “Cuanta mejor formación tenga el pediatra general, más pacientes se beneficiarán de que se realice un diagnóstico de sospecha precoz y menor será el retraso que se produce entre el inicio de los síntomas y el comienzo de su tratamiento”.
“Cuanta mejor formación tenga el pediatra general, más pacientes se beneficiarán de que se realice un diagnóstico de sospecha precoz y menor será el retraso que se produce entre el inicio de los síntomas y el comienzo de su tratamiento”
Por otro lado, con relación al campo que ocupa el eje central de este curso, el especialista cree que “a diferencia de otras especialidades pediátricas, la reumatología pediátrica tiene un desarrollo muy insuficiente en España, derivado de que son enfermedades desconocidas para muchas familias, de la derivación tradicional que se hace de la patología músculo-esquelética desde los Centros de Salud a Traumatología infantil y del escaso apoyo institucional de los responsables hospitalarios y de los gestores responsables de las plantillas de los centros. Desde la crisis económica, se fomentó la flexibilidad de plantillas, por lo que los niños con patología reumática eran evaluados por pediatras generales o reumatólogos de adultos, habitualmente con escasa formación en reumatología pediátrica”. Y añade: “el reducido número de especialistas en reumatología pediátrica tampoco ayuda a mejorar la situación”.
FÁRMACOS BIOLÓGICOS
En los últimos años la evolución, tanto de las herramientas de diagnóstico como de los tratamientos, ha conseguido que el pronóstico de las enfermedades reumáticas haya cambiado de manera radical, en adultos y en niños. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado consiguen hoy en día en la mayoría de los casos, un adecuado control de la enfermedad y un buen crecimiento del niño.
Por fortuna, la reumatología es “un mundo que ha cambiado”. Esto se percibe en el hecho de que, según el doctor Remesal, “las enfermedades que hace 20 años podían en algunos casos, ser motivo suficiente para acabar en silla de ruedas o incluso terminar en fallecimiento, hoy en día conducen a enfermedades que, aunque crónicas, permiten al niño hacer una vida normal, estar escolarizado sin problemas, incorporarse con el tiempo al mundo laboral, seguir un programa de actividades deportivas…”.
El punto de inflexión llega con la aparición de los fármacos biológicos (en 1999 se aprobó el primero de ellos para administración en niños), lo que cambió la perspectiva de tratamiento hace casi 20 años. Por otra parte, en la actualidad, además de contar con los biológicos que se administraban con “aguja” (subcutánea e intravenosa), están apareciendo los orales, que en niños supone un importante avance en cuanto a comodidad de administración.