Lo explica el propio Ministerio de Justicia de Reino Unido: La empresa Allsure, con sede en Lancashire, “había alentado a los turistas a inventarse o adornar síntomas de enfermedades gástricas para obtener una indemnización".
Ahora, el Regulador de Gestión de Reclamaciones Británico (CMR, según sus siglas en inglés), ha pasado a la acción cancelando la licencia de una de estas empresas, Allsure, a la que llevaba investigando desde el pasado mes de febrero.
Según indica el Ministerio de Justicia británico en un comunicado, esta compañía utilizaba también argumentos engañosos, exagerando las cantidades que se podrían obtener mediante este “fraude” con el fin de persuadir a los consumidores.
“Vamos a tomar medidas firmes contra las empresas de reclamaciones que participan en actos de mala conducta. No se tolerará la búsqueda de reclamaciones falsas” ha señalado Kevin Rousell, jefe del organismo regulador británico. Y es que, como recoge El Mundo, las demandas por intoxicaciones alimentarias con visitantes procedentes de Reino Unido han aumentado un 500% desde 2013.
Por ello, el Ejecutivo británico asegura que el cierre de Allsure no es más que una más de la “serie de medidas adoptadas por el Gobierno para combatir las falsas declaraciones de enfermedad, tras las preocupaciones mostrada por la industria de viajes del aumento en las reclamaciones de seguros por enfermedades gástricas como intoxicaciones alimentaria”.
A nivel individual, la pena por presentar reclamaciones fraudulentas puede ascender a tres años de cárcel. De hecho, el pasado mes de junio el diario The Sun publicó que una familia británica se enfrentaba a una posible pena de cárcel de entre 18 meses y seis años de prisión si son declarados culpables a raíz de una denuncia falsa por intoxicación durante sus vacaciones en Mallorca.
La compañía utilizaba argumentos engañosos exagerando las cantidades que se podrían obtener mediante el “fraude” con el fin de persuadir a los consumidores
La práctica, conocida como “el fraude de la diarrea” se ha generalizado este año por parte de los turistas británicos que vienen de vacaciones a España y que, aleccionados por empresas británicas, tratan de recibir una indemnización inventando que han comido un alimento en mal estado en los establecimientos hoteleros en los que se alojan.Ahora, el Regulador de Gestión de Reclamaciones Británico (CMR, según sus siglas en inglés), ha pasado a la acción cancelando la licencia de una de estas empresas, Allsure, a la que llevaba investigando desde el pasado mes de febrero.
Según indica el Ministerio de Justicia británico en un comunicado, esta compañía utilizaba también argumentos engañosos, exagerando las cantidades que se podrían obtener mediante este “fraude” con el fin de persuadir a los consumidores.
“Vamos a tomar medidas firmes contra las empresas de reclamaciones que participan en actos de mala conducta. No se tolerará la búsqueda de reclamaciones falsas” ha señalado Kevin Rousell, jefe del organismo regulador británico. Y es que, como recoge El Mundo, las demandas por intoxicaciones alimentarias con visitantes procedentes de Reino Unido han aumentado un 500% desde 2013.
Por ello, el Ejecutivo británico asegura que el cierre de Allsure no es más que una más de la “serie de medidas adoptadas por el Gobierno para combatir las falsas declaraciones de enfermedad, tras las preocupaciones mostrada por la industria de viajes del aumento en las reclamaciones de seguros por enfermedades gástricas como intoxicaciones alimentaria”.
A nivel individual, la pena por presentar reclamaciones fraudulentas puede ascender a tres años de cárcel. De hecho, el pasado mes de junio el diario The Sun publicó que una familia británica se enfrentaba a una posible pena de cárcel de entre 18 meses y seis años de prisión si son declarados culpables a raíz de una denuncia falsa por intoxicación durante sus vacaciones en Mallorca.