A finales del año 2021, el Gobierno de Pedro Sánchez aprobaba el Real Decreto-Ley 32/2021, de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reforma laboral, la garantía de la estabilidad en el empleo y la transformación del mercado de trabajo. Esta nueva reforma laboral, que venía a sustituir a la anterior de 2011, buscaba acabar con dos de los grandes problemas de nuestro mercado laboral: el desempleo y la temporalidad.
Los cambios, avalados por el diálogo social entre patronal y sindicatos, querían poner fin a los desequilibrios de nuestro mercado laboral. Para fomentar la contratación y buscar la estabilidad en el empleo, la reforma laboral simplificó los contratos, modernizó la negociación colectiva y la propia contratación, así como estableció un mecanismo permanente de flexibilidad.
El propio preámbulo de la norma justifica su aprobación para luchar contra “la excesiva tasa de temporalidad” y de paro, ambas prácticamente duplicando la media europea. Una temporalidad alta “desincentiva la inversión en formación” además de impedir por el nivel de rotación alto la cualificación permanente y la vinculación profesional de las personas. La temporalidad, al fin y al cabo, ejerce una "fuerte presión sobre los salarios" y el resto de condiciones de trabajo, debilitando la demanda interna y deteriorando el nivel de vida de los trabajadores.
DOS AÑOS DE REFORMA LABORAL
Aunque el Real Decreto se aprobó a finales de diciembre del 2021, no entró en vigor hasta marzo de 2022. Desde entonces hasta hoy han pasado casi dos años y toca hacer balance. Los números globales son francamente buenos. Se ha creado un millón de empleos en dos años en términos desestacionalizados (de 19,9 a 20,9 millones de afiliados a la Seguridad Social) y se ha reducido el paro en casi 350.000 personas ( De 3.108.000 parados a los 2.760.000 de febrero de este año). Además, la temporalidad, se ha reducido a la mitad el gran objetivo de la norma. Sin embargo, si miramos los datos del sector salud y los comparamos con el resto, podemos observar cómo la reforma laboral apenas se ha notado en los sanitarios.
Se ha creado un millón de empleos en dos años en términos desestacionalizados (de 19,9 a 20,9 millones de afiliados a la Seguridad Social) y se ha reducido el paro en casi 350.000 personas ( De 3.108.000 parados a los 2.760.000 de febrero de este año)
La temporalidad, y por tanto la precariedad de los contratos en el sector sanitario es abrumadora. Sin embargo, mientras los efectos de la reforma laboral sí se han notado en el resto de sectores productivos, el sector salud se ha mantenido al margen y ha continuado con una alta temporalidad en su contratación. Para constatarlo basta con mirar la evolución de la contratación a nivel general y compararla con el de actividades sanitarias.
En marzo de 2022, antes de que se notaran los efectos de la reforma laboral había en España 15.348.911 contratos en el Régimen General. De ellos, sólo el 51,6% lo fueron indefinidos a tiempo completo, mientras que el 11.9% lo fueron indefinidos a tiempo parcial. En total, los contratos indefinidos representaban el 63,5%. Por su parte la tasa de temporalidad, contando los contratos a tiempo completo y a tiempo parcial, representaban en España el 24,3%.
Los contratos indefinidos a tiempo completo en el sector salud apenas llegaban en marzo 2022 al 21,6%
Si observamos estas mismas cifras en el sector salud, vemos claramente como existe otro patrón claramente diferenciado. En marzo de 2022 había 1.106.222 de personas contratadas en las actividades sanitarias. Los indefinidos a tiempo completo representaban tan solo el 21,6% de los contratos (237.876), treinta puntos menos que en el resto de actividades. Los indefinidos a tiempo parcial también estaban tres puntos por debajo, representando el 8,31% de los contratos. En total, los contratos indefinidos en el sector salud no alcanzaban el 30% (29.9%). Por el contrario, la tasa de temporalidad del sector llegaba al 44,3%, veinte puntos superior a la general. Casi medio millón de contratos, 428.786 a tiempo completo y 62.707 a tiempo parcial, eran temporales.
La estadística del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, incluye un apartado llamado “otros” (275.702) que representan casi el 25% de los contratos. En la metodología explica lo siguiente: “Bajo la modalidad de “Otros” se incluyen los afiliados en alta que no tienen contrato. De forma mayoritaria se trata de funcionarios a quienes es de aplicación el Régimen General, y en el resto de los casos se trata de cuidadores no profesionales, algunos socios trabajadores de cooperativas, y personas incluidas en programas de formación y prácticas no laborales en empresas”. Si comparamos ese apartado en el resto de sectores no llega al 8% del total.
DATOS DE FEBRERO DE 2024
Casi dos años después el panorama ha cambiado radicalmente a nivel general, pero no tanto en las actividades sanitarias. En la estadística global, la contratación ha crecido un 6%, hay casi un millón más de contratos (16.268.444). Ha subido con fuerza la contratación indefinida, tanto a tiempo completo (del 51,6% al 58,37%) como a tiempo parcial (11,9% al 14,9%), subiendo diez puntos en total, del 63% al 73%. Por el contrario, la tasa de temporalidad se ha reducido a la mitad, del 24,3% al 12,1%.
En el sector salud también se ha creado empleo, pero a menor ritmo. La contratación ha subido un 3% en estos dos años, pero la reforma laboral apenas ha conseguido frenar la alta temporalidad de las actividades sanitarias. Si en marzo de hace dos años la contratación indefinida llegaba al 29.8%, ahora representa un tercio tan solo, el 33%. En febrero de 2024 sólo había 270.439 contratos indefinidos a tiempo completo y 113.680 a tiempo parcial. Por otro lado, la temporalidad se ha reducido cinco puntos, del 44,3 al 39,3%, siete puntos menos que a nivel general, agrandando por tanto la brecha de precariedad entre el sector sanitario y el resto. Si en 2022 la diferencia era de 20 puntos, ahora lo es de 27.
La cifra de contratos temporales en el sector sanitario roza los 450.000 (403.691 a tiempo completo y 44.891 a tiempo parcial), es decir, 50.000 contratos temporales menos que hace dos años.
Como novedad, en este mes de febrero respecto a marzo de 2022, se recoge la cifra de contratos fijos-discontínuos en el sector salud: 2.645 contratos, que representan el 0,23% de los mismos. Los contratos en el apartado “otros” han ascendido hasta los 300.627, alcanzando el 26,31% del total.
EL SECTOR SANITARIO, "LA MAYOR ETT DE ESPAÑA"
Según se desprende de estos datos, la reforma laboral ha tenido efectos positivos a nivel global, pero no han conseguido trasladarse al sector sanitario. Los propios perjudicados, los sanitarios, ya avisaban de que con la reforma laboral no se conseguiría reducir la temporalidad. La temporalidad no baja del 30% en ninguna CC.AA. y en alguna puede llegar a superar el 70%. Por ley, no debería sobrepasar del 8% en el sector público.
La reforma laboral limita los contratos temporales eliminando el contrato de obra y servicio. Sin embargo, los contratos temporales típicos en el sector son otros: interinos de larga duración, eventuales para cubrir una necesidad que se supone limitada en el tiempo y sustitutos, que pueden ser contratos de meses o incluso de guardia.
Como vemos la peculiaridad del sector sanitario obligaría a modificar los contratos temporales. “La ley de la reforma laboral tiene carácter general, pero admite que tanto Educación como Sanidad tienen que tener una regulación específica por las especiales circunstancias que tiene el sector en cuanto a la modalidad de prestación de servicios y las características que les distinguen del resto de la función pública”, explicaba a ConSalud.es Tomás Toranzo.