La falta de expectativas cumplidas, darse cuenta de que hay especialidades que encajan más con su perfil, o tener problemas con sus compañeros en el servicio, son algunos motivos que pueden empujar a los nuevos médicos residentes, que estos días comienzan a trabajar en los hospitales españoles, a abandonar la plaza elegida y buscar otra especialidad.
Así lo expone un documento del Ministerio de Sanidad, que establece que, para este cambio, los profesionales han de cumplir una serie de requisitos específicos, como estar en su primer año como residente; que el cambio que se solicite sea dentro de un hospital de su misma comunidad autónoma, que haya plazas vacantes en la nueva especialidad que se quiere elegir, y que el médico hubiera obtenido la nota suficiente en el MIR como para haber entrado en ella desde un principio.
Este resquicio para los “arrepentidos”, a veces desconocido por los facultativos, conlleva sin embargo un complejo proceso burocrático, que puede prolongarse durante meses. Como señala a Consalud.es Paula Palomar, coordinadora de la Comisión de Residencia y Profesión del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), para que el residente pueda optar a este cambio, en primer lugar ha de presentar un escrito explicando las “razones excepcionales” que motiven el cambio de especialidad, entendiéndose por éstas, como indica el propio ministerio, “circunstancias objetivas y sobrevenidas durante la residencia, que impidan la continuación en la especialidad que se esté cursando”.
UN LARGO PROCESO BUROCRÁTICO
Posteriormente, este escrito ha de ser evaluado y estudiado por una multitud de comisiones de docencia, “la petición de cambio la tienen que evaluar en el propio hospital y en el de destino al que se quiere incorporar. Después, estas comisiones han de lanzar un informe que tiene que analizar la comunidad autónoma. A su vez, también tienen que elaborar un informe las Comisiones Nacionales de las dos especialidades implicadas. Y, con todo, es la Subdirección General de Ordenación Profesional del ministerio la que tiene que aprobar o no el cambio”, señala Palomar.
El complejo proceso, y la necesidad de acreditar “motivos excepcionales” para poder cambiar de especialidad MIR, hace que, como señala la portavoz estudiantil, “quienes lo pidan serán médicos que saben que tienen suficientes motivos como para que su solicitud sea aceptada y que no puedan arriesgarse a volver a presentarse al MIR y no sacar la plaza que quieren. El resto, seguirá presentándose de nuevo”.
En este último caso, sin embargo, las nuevas normativas que prepara Sanidad contemplan penalizaciones para aquellos médicos que, después de elegir plaza, la abandonen para volver a presentarse al MIR al año siguiente.
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El cambio sólo puede hacerse en los centros de la misma comunidad autónoma y en especialidades donde el médico hubiera obtenido plaza con su nota del examen MIR
La mayoría de quienes lo hacen (según los últimos datos de Sanidad, aproximadamente un 11% de los residentes) tienden a renunciar a su plaza para volver a presentarse al examen MIR, asumiendo el largo proceso selectivo que supone. No obstante, y aunque en principio, una vez elegido un hospital y una especialidad, los médicos no pueden cambiarse a otra durante los cuatro o cinco años que dura su formación, la legislación sí contempla unos “casos excepcionales” para poder cambiarse a otra especialidad médica sin necesidad de volver a hacer el examen.Así lo expone un documento del Ministerio de Sanidad, que establece que, para este cambio, los profesionales han de cumplir una serie de requisitos específicos, como estar en su primer año como residente; que el cambio que se solicite sea dentro de un hospital de su misma comunidad autónoma, que haya plazas vacantes en la nueva especialidad que se quiere elegir, y que el médico hubiera obtenido la nota suficiente en el MIR como para haber entrado en ella desde un principio.
Este resquicio para los “arrepentidos”, a veces desconocido por los facultativos, conlleva sin embargo un complejo proceso burocrático, que puede prolongarse durante meses. Como señala a Consalud.es Paula Palomar, coordinadora de la Comisión de Residencia y Profesión del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), para que el residente pueda optar a este cambio, en primer lugar ha de presentar un escrito explicando las “razones excepcionales” que motiven el cambio de especialidad, entendiéndose por éstas, como indica el propio ministerio, “circunstancias objetivas y sobrevenidas durante la residencia, que impidan la continuación en la especialidad que se esté cursando”.
UN LARGO PROCESO BUROCRÁTICO
Posteriormente, este escrito ha de ser evaluado y estudiado por una multitud de comisiones de docencia, “la petición de cambio la tienen que evaluar en el propio hospital y en el de destino al que se quiere incorporar. Después, estas comisiones han de lanzar un informe que tiene que analizar la comunidad autónoma. A su vez, también tienen que elaborar un informe las Comisiones Nacionales de las dos especialidades implicadas. Y, con todo, es la Subdirección General de Ordenación Profesional del ministerio la que tiene que aprobar o no el cambio”, señala Palomar.
El complejo proceso, y la necesidad de acreditar “motivos excepcionales” para poder cambiar de especialidad MIR, hace que, como señala la portavoz estudiantil, “quienes lo pidan serán médicos que saben que tienen suficientes motivos como para que su solicitud sea aceptada y que no puedan arriesgarse a volver a presentarse al MIR y no sacar la plaza que quieren. El resto, seguirá presentándose de nuevo”.
En este último caso, sin embargo, las nuevas normativas que prepara Sanidad contemplan penalizaciones para aquellos médicos que, después de elegir plaza, la abandonen para volver a presentarse al MIR al año siguiente.
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