Psicólogos residentes, en riesgo de burnout por la sobrecarga del sistema y la falta de supervisión

Cada vez más psicólogos están en riesgo de sufrir burnout, un problema que no solo impacta en la salud de los profesionales, también en la del paciente

Burnout. (Foto. Freepik)
8 noviembre 2021 | 00:00 h

Burnout. Estar quemado con el trabajo. Un riesgo psicosocial que se produce por las condiciones laborales en las empresas y que cada vez sufren más sanitarios. Según explica para ConSalud.es el portavoz de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes, Javier Prado, el burnout está relacionado con la sobrecarga laboral del sistema sanitario y “con asumir demandas imposibles, que a veces las dinámicas de trabajo plantean como posibles”. Esto, puede conducir al desgaste, agotamiento, despersonalización y funcionamiento ‘en automático’ del profesional.

No solo es un problema para los profesionales, sino que también repercute directamente en el paciente: "Que un psicólogo clínico sufra burnout implica que va a trabajar mal y eso impacta en la calidad de la atención al paciente”.

Los psicólogos clínicos y residentes son especialmente vulnerables a sufrir burnout, principalmente por trabajar “con el sufrimiento y situaciones de miseria, riesgo de suicidio, exclusión social…”, comenta Prado. Además, situaciones como la pandemia hicieron muy difícil para los psicólogos y otros sanitarios el “desconectar" y no llevarse el trabajo a casa. En parte, se debe a la alta responsabilidad de la profesión, aunque "a lo mejor también caímos en la trampa de que había que dar un plus, sin ser conscientes de lo larga y desgastante que iba a ser la pandemia”, continúa el psicólogo.

Con todo, la habilidad de poder "desconectar" y sobrellevar estas situaciones, es parte de su trabajo y por ello, está contemplado en su formación. “Son cosas que trabajamos explícitamente y tienen que ver con el autocuidado del profesional. Es una de las habilidades básicas que los residentes deben aprender en su formación, por eso es tan importante la supervisión”, subraya.

"Quizá no todos los profesionales deberían estar supervisando residentes. A los datos me remito"

Un informe reciente de anPIR, adelantado por Prado a este medio, señala que un 54% de los residentes refiere que la supervisión que recibe no es suficiente o de la calidad adecuada. Otro 32% subraya que no hay espacios formales para la supervisión. Es decir, explica el psicólogo, “la dinámica del día a día acaba haciendo que la supervisión sea informal, de pasillo o cuando se puede”. Es la sobrecarga de la sanidad pública lo que provoca esta falta de supervisión, lo cual repercute en la calidad de la formación sanitaria especializada del residente.

Se trata de un claro fallo del sistema, puesto que la supervisión es esencial para la formación. Una formación que, en la teoría, debe facilitar la adquisición progresiva de habilidades profesionales supervisada por mentores. “Imagina que al residente le toca de supervisor un adjunto que está quemado, que trabaja en automático sin ilusión ni vocación. Eso puede ser muy duro para el residente”.

“Por eso hay que plantear medidas de control de calidad o acreditación de supervisores. Quizá no todos los profesionales deberían estar supervisando residentes. A los datos me remito”, asegura Javier Prado. 

"Estamos todos en riesgo de explotar si no somos conscientes de cómo manejarnos en un sistema donde la actividad nunca se acaba"

Y es que para el psicólogo, el tipo de sistema en el que trabajan los PIR y psicólogos clínicos, les pone en riesgo. "Nos piden más con menos. Las demandas institucionales del sistema sanitario son muy locas en algunas ocasiones". Y por desgracia, no es nuevo: lleva sucediendo desde 2010.

El burnout es un problema cada vez más palpable entre los sanitarios. “Estamos todos en riesgo de explotar si no somos conscientes de cómo manejarnos en un sistema donde la actividad nunca se acaba: hay listas de espera, dolor, sufrimiento… Y tenemos la consciencia de que nos abandonan. Ahora están desmantelando las contrataciones por Covid, que no eran para paliar la pandemia, sino medidas necesarias desde antes. El gobierno actual no está ayudando a corregir ese defecto”, asegura Prado.

Entonces, ¿quién cuida la salud mental de los que velan por nuestra salud mental? Para mejorar la situación, lo mejor sería “que nos hicieran caso”, señala Prado. Más plazas PIR, formación de calidad, mejores condiciones laborales y evitar la temporalidad y los contratos precarios, son solo algunas de las medidas que serían útiles para evitar el burnout y desgaste de los psicólogos clínicos y residentes. “Lo mejor que se puede hacer para que los sanitarios no estén quemados es darles estabilidad, tratarles con respeto y crear condiciones dignas. Menos palabras y más políticas efectivas”, concluye el portavoz de anPIR.

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