Llega septiembre y con él, las ‘vueltas’. Vuelta al cole, vuelta a la oficina, vuelta a las rutinas y vuelta a uno de los temas más hablados estas fechas: la depresión postvacacional. ¿Realmente existe este síndrome postvacacional? ¿Es un motivo de preocupación para pacientes y profesionales? Los psicólogos lo tienen claro: no. La depresión postvacacional, no existe.
“No existe la depresión postvacacional”, asegura rotundamente a ConSalud.es el portavoz de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (AnPIR), Carlos Losada. “Las depresiones son problemas muy serios, graves e incapacitantes”, matiza el psicólogo, por lo que no se debe utilizar el término “depresión” tan a la ligera y menos con una ‘condición’ “sin ningún fundamento ni ninguna base”.
La depresión postvacacional es un concepto que monopoliza las conversaciones sociales a la vuelta del verano. “Es casi un ritual, como el día más triste del año, que cíclicamente parece que hay que hablar de ello. Pero no existe”, matiza tajante el psicólogo.
Entonces, ¿es normal estar ‘de bajón’ tras las vacaciones? Sí. Se trata de periodos de adaptación y “cosas normales de la vida” que no hay que caracterizar como un problema grave. Es comprensible preferir estar de vacaciones que trabajando durante horas, pero no podríamos calificarlo como una patología, sino que se quedaría en la categoría de “fastidio”.
Tachando de problemas de salud mental a cosas que no lo son, “lo que se hace es banalizar los problemas reales de gente que está sufriendo”
En este contexto, es normal que nos cueste incorporarnos al trabajo después de unas semanas de vacaciones, pero “nadie consulta por eso” a los profesionales. Asimismo, para según qué persona, la vuelta al trabajo puede suponer incluso un alivio. Puede ser el caso, por ejemplo, de las personas que durante las vacaciones tienen que hacer un esfuerzo de crianza mayor al habitual. “Según cómo sean las vacaciones, puedes sentir alivio por volver al trabajo, pero no hablamos de ‘curación’ postvacacional”, insiste Losada.
“NOS IRÍA MEJOR SIN HABLAR DE DEPRESIÓN POSTVACACIONAL”
“Ni siquiera sé si es sano hablar de la depresión postvacacional”, reflexiona en conversación con este medio Carlos Losada. Y es que, es probable que este término alimente el efecto nocebo, es decir, el empeoramiento o desarrollo de síntomas negativos por el mero hecho de que la persona cree que va a tenerlos.
Del mismo modo que ocurre con el efecto placebo, cuando se espera que ocurra algo (bueno en el caso del placebo y malo en el caso del nocebo), ocurre. “Igual deberíamos dejar de hablar de la depresión postvacacional y entonces nos iría mejor ytendríamos mejor salud mental”, apunta el portavoz de AnPIR.
BANALIZANDO LA SALUD MENTAL
Ahondando en esta temática y tachando de problemas de salud mental a cosas que no lo son, “lo que se hace es banalizar los problemas reales de gente que está sufriendo”. En este escenario, Losada invita a hacer un ejercicio de empatía. “Piensa en una persona que está profundamente deprimida y empieza a oír hablar de depresión postvacacional. Se puede sentir incluso peor porque tiene un problema serio que se está banalizando. Se puede sentir muy mal”.
"Es paradójico que lo que es normal, lo veamos mal, y lo que es realmente problemático lo convirtamos en una cosa superficial"
Para este psicólogo, es paradójico que se banalicen problemas tan serios de salud mental y, a la vez, no se reconozcan los componentes normales de la depresión, como la tristeza, la anhedonia o la falta de motivación. “Estar desganado o no disfrutar tanto de las cosas es un componente de la depresión, pero también es normal y forma parte de la cotidianeidad y sin embargo si no estás produciendo todo el tiempo, se cuenta como que estás perdiendo el tiempo. Es paradójico que lo que es normal, lo veamos mal, y lo que es realmente problemático lo convirtamos en una cosa superficial”, matiza Losada.
¿DEPRESIONES ESTACIONALES? SÍ, PERO NO EN VERANO
Sí, existen las depresiones asociadas a las épocas del año, pero no ocurren inmediatamente después del verano o las vacaciones. Este psicólogo explica que las conocidas como depresiones estacionales suelen darse en otoño y en primavera. De hecho, lo que suele pasar en verano es que, al menos en la sanidad pública, la gente falte más a las consultas de Psicología o Psiquiatría porque “se encuentran mejor”.
No se conoce a ciencia cierta la razón por la que sucede, aunque es posible que esté relacionado con los ritmos biológicos anuales. Además de los ciclos circadianos que regulan los procesos vitales diarios, nuestro organismo se rige por ciclos más amplios. “Por ejemplo, los perros tienen cambios hormonales y mudan el pelo en otoño y primavera. Nosotros somos animales también y estas cosas nos afectan”.
Con todo, se trata de un mejor factor a tener en cuenta con pacientes muy concretos. “Es algo muy poco frecuente. Yo creo que no llegaría ni al 5% de los casos, aunque no es un dato concreto”, concluye Losada.