25 años atrás, hace ya un cuarto de siglo, se publicaba en el BOE el Real Decreto que cambiaría el paradigma del abordaje de la psicología en España. Y es que, el Ministerio de la Presidencia daba luz verde al RD por el que se creaba y regulaba el título oficial de Psicólogo Especialista en Psicología Clínica. Tras estos años nuestro país ha visto numerosos avances en cuanto a salud mental, aunque muchas de las reivindicaciones que tenía aquella primera generación de psicólogos clínicos siguen hoy en el aire.
“Aquello supuso un cambio cualitativo y un crecimiento exponencial para esta disciplina, que desbordó los marcos de la psicología en España”, reconoce Javier Prado, presidente de la Sociedad Española de Psicología Clínica (ANPIR). Y es que, que se desarrollara una especialidad con el mismo rango y estatus que cualquier otra especialidad médica, con competencias plenas y autonomía para la gestión, el diagnóstico y el tratamiento, fue un hecho que “no tiene parangón”. De hecho, “puso a la psicología en un nivel de preponderancia y relevancia en ese escaparate que es la sanidad pública, a través del cual se podía empezar a trabajar un modelo diferente de atención que permitiera a las personas recibir tratamientos psicológicos y otra mirada de sus problemas desde el sistema médico”.
Esta creación supuso en sí un hito, aunque tras ello algunos de los grandes retos a los que se enfrenta el sistema siguen siendo los mismos. Ejemplo de ello es la necesidad que sigue existiendo en cuanto a llevar a cabo “una planificación y una programación de recursos humanos adecuada, formar el número de profesionales necesarios y, además, contratarlos”. Asimismo, Prado hace hincapié en la necesidad de hacer a los profesionales partícipes de diferentes modelos, como por ejemplo incorporándoles en psicoterapias, intervenciones psicosociales, etc. Todo ello “para tratar de minimizar el modelo prescriptivo de psicofármacos que ahora tenemos y que nos sitúa como líderes europeos en este consumo”.
La creación de la especialidad supuso un cambio cualitativo y un crecimiento exponencial para esta disciplina, que desbordó los marcos de la psicología en España
Por ello, existen retos estrictamente contemporáneos pero que tienen mucho que ver con viejos modelos que no se han desarrollado efectivamente. En este sentido, Prado recuerda que, en el Sistema Nacional de Salud, la especialidad de psicología clínica “fue pensada para participar de un modelo comunitario, en los ambulatorios, y para estar cerca de las personas. Esto ya se creía entonces”. Hoy en día también son muchos los profesionales que reclaman la incorporación de la psicología clínica en Atención Primaria. “No hay tanto de nuevo que hacer como de retomar el espíritu de aquellos tiempos y volverlo a traer a la actualidad y reanudar el proyecto de la Salud Mental Comunitaria”, afirma.
Unos 25 años en los que el abordaje de la salud mental ha cambiado en gran medida. “Echando la vista atrás el sistema ha cambiado los modelos de salud mental, que antiguamente eran muy reaccionarios, y que se han ido flexibilizando. El trabajo en equipo y la multidisciplinariedad, el trabajo colaborativo y de buen consenso entre psiquiatría, enfermería de salud mental y trabajo social es un hecho establecido”.
Tras estos años el campo de la psicología también ha sido testigo de algunos hitos. “El primer hito fue penetraren un sistema hegemónicamente biomédico y de médicos con el mismo estatus”. Y es que, “la resistencia y las posiciones reaccionarias y conservadoras son muy duras”. Asimismo, se ha mejorado enormemente en la formación especializada, contándose ahora con especialistas que investigan, se dedican a la docencia y redundan en que la formación sea mejor que hace 20 años.
Antes de verano presentaremos la solicitud completa de la nueva especialidad en Psicología Clínica de la Infancia y la Adolescencia
En estos momentos, de hecho, se han convocado 260 plazas PIR. En el año 1993 fueron 53. “El cambio es llamativo”, celebra el presidente de Anpir, “aunque siguen siendo pocas”. Desde la sociedad, se solicita también que se facilite una planificación de recursos humanos “correcta” y poder articular planes y plazas a 5 o 10 años vista. “Ahora mismo estimamos que necesitamos unas 430 plazas PIR al año”.
Otro de los hitos de la psicología en estos años ha sido el planteamiento de nuevas especialidades, como por ejemplo la Psicología Clínica de la Infancia y la Adolescencia, gracias al Real Decreto que regula esta creación. “Creo que antes de verano presentaremos la solicitud completa de esta nueva especialidad, que es muy necesaria. Somos optimistas porque muchas comunidades autónomas están de acuerdo y creemos que hay consenso político al respecto”.
En definitiva, tras este cuarto de siglo, el balance es “positivo pero insuficiente”. Así, el futuro de la psicología clínica pasaría por crear definitivamente la nueva especialidad para niños y jóvenes, llevar a cabo una mejor planificación de los recursos humanos y aumentar la financiación, y “conquistar los territorios de la dirección y la gestión, para que seamos capaces de organizar la atención a los pacientes en los términos de nuestra especialidad y no de otras”, concluye Prado.