Enmienda tras enmienda, la Ley Trans lleva ya tres prórrogas en el Congreso antes de ser votada, la última anunciada este martes por parte del PSOE. El Congreso de Ministros aprobó el Anteproyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas transexuales y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI el pasado 27 de junio, y desde ese momento está atascada en el Congreso. Una situación que deriva de aspectos ideológicos y políticos principalmente, pero también sanitarios.
Y es que la salud tiene un importante peso en la transexualidad. “Las demandas de la población trans en Atención Primaria son cada vez mayores porque ya no es un tema tabú, no se considera una patología y la legislación les avala”, explica a Consalud.es la Dra. Paula Guerrero, gerente de Atención Primaria del Servicio Riojano de Salud y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Y ante esta situación, la experta reconoce que hay mucho desconocimiento. Los protocolos y pasos para una reasignación de género han ido cambiando por Comunidades Autónomas durante los últimos años, lo que ha ahondado a su vez en la falta de conocimiento de los profesionales. "Necesitamos más formación para acompañar a nuestra población trans en el proceso e informarles sobre los tratamientos de hormonas, la cirugía, los derechos que tienen…”.
La nueva ley reconoce esa necesidad de formación a profesionales que manifiesta la Dra. Guerrero. Establece protocolos de actuación en el ámbito de salud, la necesidad de servicios especializados para llevar a cabo actuaciones como “informar, apoyar y acompañar” a las personas trans en el proceso de transición, y señala que los profesionales sanitarios deberán contar con “formación suficiente, continuada y actualizada” para prestar “especial atención” a los problemas de salud asociados a las personas trans en función de “las prácticas quirúrgicas a las que se someten, tratamientos hormonales y su salud sexual y reproductiva”.
“Para que la atención clínica en los casos de reasignación de sexo en menores pueda garantizar la calidad que le es propia debe planificar una evaluación multidisciplinar realizada por equipos con suficiente experiencia"
Sin embargo, no todas las medidas estipuladas en la Ley Trans han gustado a los profesionales sanitarios. La norma señala que ya no es necesario presentar un informe médico de diagnóstico de disforia de género, aunque se hará un proceso de doble comparecencia, por el que se dejan tres meses de reflexión entre la primera y la última asistencia. Los mayores de 16 años podrán solicitar la rectificación de su género en el Registro Civil “sin estar condicionado a la previa exhibición de informe médico o psicológico relativo a la disconformidad con el sexo mencionado en la inscripción de nacimiento, ni a la previa modificación de la apariencia o función corporal de la persona a través de procedimientos médicos, quirúrgicos o de otra índole”. Pero lo que más debate ha ocasionado es la parte dedicada a los menores de entre 14 y 16 años y de 12 a 14 años.
LOS PEDIATRAS PIDEN MÁS IMPLICACIÓN
La nueva ley, en espera en su trayecto parlamentario, señala que los menores de entre 14 y 16 años también podrán presentar esta solicitud por sí mismos, aunque con la asistencia de sus representantes legales. Y para los menores de 12 a 14 años será necesario recabar “aprobación judicial”. En caso de que haya un “desacuerdo” entre ellos (entre el menor y su representante legal), se nombrará un “defensor judicial”. Los profesionales sanitarios no han entrado a valorar el contenido en sí de la ley, pero sí han pedido que se considere su presencia en el proceso. Desde el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem) han señalado que “para que la atención clínica en los casos de reasignación de sexo en menores pueda garantizar la calidad que le es propia, debe planificar una evaluación multidisciplinar realizada por equipos con suficiente experiencia que trabajen en colaboración para la consecución de planes asistenciales adecuadamente ponderados y centrados en objetivos de salud alcanzables”.
En el documento de posicionamiento, el Icomem también señala que el momento de las intervenciones debe tener en cuenta la evolución de los procesos que implica, es decir, “el neurodesarrollo y progresivo afianzamiento de la identidad durante la infancia y la juventud como un amplio terreno de indeterminación, dada la escasa evidencia científica de algunas de las medidas terapéuticas hasta el momento”. También destacan la labor de los profesionales de salud mental y de los especialistas dedicados a la atención infantil y juvenil que a su juicio deben estar implicados en los casos de reasignación de sexo de los menores.
"Hemos visto que la ley no incide en estos puntos y es lo que queremos que se potencie. Queremos acompañar a los niños y a los padres a que adquiera su identidad de género con la mayor seguridad"
En este sentido, este mismo miércoles la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha señalado en un comunicado que en su opinión se precisa “un debate reflexivo, extremar la prudencia en las actuaciones destinadas a los niños y adolescentes y revisar algunos aspectos del proyecto de la ley”. “El colectivo pediátrico representado considera que el Proyecto de Ley Trans no valora en la medida que sería deseable la participación que los padres y los profesionales sanitarios en el proceso de autodefinición sexual de los niños y niñas”, indican.
"Los pediatras de Atención Primaria somos los profesionales que vemos al niño desde su nacimiento y queremos que se nos tenga en cuenta en el acompañamiento del proceso de autodeterminación de sexo", explica a este medio el Dr. Pedro Gorrotxategi, vicepresidente de la AEPap. En general, los niños comienzan desde muy pequeño a darse cuenta de que su sexo biológico no corresponde a su género. "El proceso empieza con una transición no farmacológica y social, es decir, si es un niño que se siente niña, la visten como tal y la tratan como tal".
Es a los 12 o 13 años, cuando comienza la pubertad, cuando son derivados a unidades especializadas que comienzan a darle un fármaco para frenar la pubertad y que esta no se desarrolle de forma normal. "La cirugía llega a partir de la mayoría sanitaria, es decir, a los 16 años", señala el Dr. Gorrotxategi. Durante esta etapa farmacológica los endocrinos les van recetando fármacos que dispensan los médicos de Primaria, y se les va informando y acompañando durante el proceso.
La adolescencia es un periodo de cierta indefinición e inseguridad sobre los roles sexuales y otros aspectos del desarrollo personal, no es común que alguien que sienta esta indefinición acabe finalmente siendo transexual, pero es algo que se tiene en cuenta y que se aborda en el sistema sanitario. "En los casos en los que se produce, solemos requerir del apoyo de profesionales de salud mental que ayudan a los pacientes a saber lo que les ocurre", precisa el vicepresidente de AEPap. Es un trabajo multidisciplinar y especializado de médicos, psicólogos y endocrinos. Un acompañamiento que, como defienden estas sociedades médicas y sus profesionales, busca ayudar al paciente a conseguir una autodeterminación de género satisfactoria para él. "Hemos visto que la ley no incide en estos puntos y es lo que queremos que se potencie. Queremos acompañar a los niños y a los padres a que adquiera su identidad de género con la mayor seguridad". concluye el Dr. Gorrotxategi.