El cambio climático afecta de forma cada vez más significativa a nuestra salud física y mental. El aumento de la temperatura en el Tierra, provocado principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero, está causando un preocupante incremento de los fenómenos climatológicos extremos como las olas de calor, sequías o inundaciones, entre otros.
Estos escenarios afectan de forma significativa a los sistemas sanitarios. Los hospitales, centros de salud y otros proveedores de salud asumen la carga de atender y dar respuesta a las necesidades sanitarias de los cientos de millones de personas que en todo el mundo sufren el impacto del cambio climático.
Nos encontramos ante una de las grandes amenazas para la salud pública con serias implicaciones en ámbitos como la desnutrición, las condiciones de salud crónicas, la seguridad alimentaria, las enfermedades transmitidas por alimentos o las migraciones. Una situación que está aumentando la brecha existente en términos de asistencia sanitaria entre los países con más y menos recursos. Hecho que se traduce en una mayor carga para unos sistemas sanitarios debilitados en el caso de las naciones con menos ingresos.
En este escenario los profesionales sanitarios se ven afectados de diversas formas. En primer lugar, tienen que atender y dar respuesta a las necesidades sanitarias que se presentan como consecuencia del cambio climático, mientras continúan desarrollando su labor asistencial habitual.
La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 nos ha demostrado a todos el riesgo que supone tensionar hasta el límite unos sistemas sanitarios que en el caso de los países más ricos se consideraban como sólidos, pero que han resistido a duras penas la peor crisis sanitaria vivida por la humanidad en los últimos 100 años.
PROFESIONALES DE LA SALUD Y CONCIENCIACIÓN CLIMÁTICA
La experiencia vivida debería hacernos reflexionar sobre los pocos aprendizajes que hemos extraído de la pandemia y lo poco que han cambiado no solo nuestros sistemas sanitarios, sino las condiciones de sus profesionales. Nuestra primera línea de defensa ante el virus y nuestra primera línea de defensa ante cualquier emergencia provocada por el cambio climático.
La imagen que observamos nos muestra la necesidad de reestructurar los esfuerzos de educación de los pacientes incidiendo en las consecuencias del cambio climático para nuestra salud
Más allá de su labor profesional puramente médica, los profesionales de la salud pueden desempeñar un importante papel de concienciación. La mayoría de la población es conocedora de que el cambio climático afecta perjudicialmente a nuestra salud, pero pocos son los que son capaces de identificar problemas específicos lo que aumenta el riesgo de los grupos más vulnerables.
La imagen que observamos nos muestra la necesidad de reestructurar los esfuerzos de educación de los pacientes incidiendo en las consecuencias del cambio climático para nuestra salud. No olvidemos que los médicos y enfermeras gozan de altos niveles de confianza entre la población por la que, probablemente, las recomendaciones e informaciones que ofrezcan pueden tener un mayor calado social que muchas de las grandes campañas de concienciación pública que suelen pasar desapercibidas.
Una tarea que debe realizarse de forma conjunta y coordinada con las agencias de salud pública de todos los niveles para el desarrollo de programas formativos e informativos sobre preparación y prevención ante el cambio climático y los eventos climatológicos extremos. Ampliar la salud pública y la educación de los profesionales sanitarios para abordar el cambio climático es una cuestión prioritaria, al igual que la mejora de las infraestructuras destinadas a satisfacer todas las demandas que el nuevo escenario climatológico plantea.
“Ofrecer a las personas una orientación clara sobre las opciones individuales y sociales para prevenir el cambio climático y minimizar los riesgos para la salud, puede ser el papel más importante que pueden desempeñar los profesionales de la salud”, expone una revisión sobre los roles críticos de los profesionales de la salud en la prevención y preparación ante el cambio climático.
MEDIDAS PARA FORTALECER LA EDUCACIÓN CLIMÁTICA
Las respuestas a una emergencia sanitaria mundial, ya sea una pandemia como la vivida o un desastre climático, la contaminación del aire que mata a millones de personas cada año o la pérdida de biodiversidad, requieren sistemas de salud resilientes y un personal sanitario altamente proactivo, capacitado y comprometido.
“Ofrecer a las personas una orientación clara sobre las opciones individuales y sociales para prevenir el cambio climático y minimizar los riesgos para la salud, puede ser el papel más importante que pueden desempeñar los profesionales de la salud”
Tal y como expone la World Heart Federation, una de las estrategias clave para lograr sistemas de salud resilientes y bajos en carbono, se centra en fortalecer los programas educativos y de capacitación para todos los profesionales de la salud.
Para empoderar a los profesionales de la salud con el conocimiento y las habilidades que necesitan para responder al cambio climático, World Heart Federation establece las siguientes recomendaciones:
- Integrar las competencias climáticas y de salud en todos los planes de estudios, acreditaciones y desarrollo profesional continuo de los profesionales de la salud;
- Proporcionar una visión de salud para apoyar el desarrollo de programas educativos sobre cambio climático y salud en otros sectores para fomentar colaboraciones multisectoriales;
- Abogar y proporcionar fondos y recursos adicionales para la investigación y la educación sobre el clima y la salud;
- Compartir recursos educativos para ampliar las oportunidades educativas.
“Reconocemos que los entornos y marcos locales varían mucho debido a los diferentes sistemas políticos, socioeconómicos, de atención de la salud y educativos, y que las recomendaciones anteriores se pueden contextualizar para su adopción en cada entorno. Como primer paso, invitamos a las instituciones, el liderazgo académico, la facultad, los estudiantes y los ealumnos a comprometerse a hacer del cambio climático una parte del plan de estudios de salud en su propia institución para garantizar un futuro seguro y saludable para todos”, concluyen su comunicado, recordado que “la salud humana está indisolublemente ligada a la salud del planeta”.