Profesionales analizan la evolución de la farmacia y el rol del farmacéutico

Cofares publica la guía ‘Así lo vemos: Destrezas del farmacéutico del siglo XXI’, en la que profesionales analizan la evolución de la oficina de farmacia y el rol del farmacéutico comunitario a raíz de la pandemia

Eduardo Pastor, presidente de Cofares, durante la presentación de la guía profesional Así lo vemos, Destrezas del farmacéutico. (Foto. Cofares)
16 marzo 2022 | 19:20 h

La irrupción de la pandemia de la Covid-19 ha acelerado la incorporación de procesos y métodos de trabajo en las farmacias para responder a las necesidades que tienen los usuarios en su día a día. En definitiva, la profesión está experimentando una imparable evolución bajo el paraguas de la digitalización.

En aras de analizar las oportunidades que brinda esta realidad, Cofares ha impulsado la guía profesional ‘Así lo vemos: Destrezas del farmacéutico del siglo XXI’, una publicación digital que reúne el punto de vista experto de un amplio plantel de profesionales claves del sector.  

El presidente de la organización, Eduardo Pastor, ha señalado durante su presentación esta mañana que esta iniciativa surgió en plena pandemia en un intento de dar respuesta a la pregunta de qué esperan los usuarios de sus farmacias y cómo van a responder estas teniendo en cuenta que ningún ámbito de la vida se concibe ya al margen de las nuevas tecnologías.  

El trabajo cuenta con la participación de diez autores: Tomás Fernández, director de desarrollo de Docline; Jaime Espólita, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR); Jaume Pey, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp); Carlos Mateos, director de la agencia de comunicación COM Salud y coordinador del instituto #SaludsinBulos; Olga Delgado, presidenta de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH); Vicente J. Baixauli, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC); Cheles Cantabrana, presidenta de la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA); Julio Sánchez Fierro, abogado y doctor en Ciencias de la Salud; Julio Zarco, presidente de la Fundación Humans; y Luis de Palacio, presidente de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE). 

LA DIGITALIZACIÓN COMO PUENTE

Entre las conclusiones obtenidas destaca que la figura del farmacéutico comunitario puede integrarse a la perfección en el uso de las plataformas tecnológicas aplicadas a la mejora de la salud y la calidad de vida, situándose en una posición fundamental en el eje Médico-Paciente-Farmacia. Para ello, la botica debe permanecer conectada con médicos y enfermeros para conformar un ecosistema donde los pacientes puedan consultardudas o urgencias. “Este modelo no representauna amenaza, sino que suponehacer de la farmacia elaliado en salud más completo del sistema. Ya lo es y debede seguir siéndolo”, afirma Tomás Fernández.

La digitalización es necesaria para la subsistencia de cualquier tipo de farmacia, al margen de su ubicación o tamaño, y supone una herramienta que contribuye a cerrar la brecha en el acceso a los productos y servicios de salud  

Una digitalización de la que tampoco debe escapar la farmacia rural, cuya realidad actual está marcada por la cada vez más acusada escasez de profesionales sanitarios, el déficit en transportes y vías de comunicación, y el perfil del paciente, caracterizado por tener una edad avanzada, limitación de recursos y vivir en soledad. “Existe un déficit en lo que se conoce como atención sanitaria especializada; es decir, la que se presta desde los hospitales. Este hecho provoca que el paciente rural tenga que desplazarse grandes distancias (superiores, incluso, a los 200 km) para acudir a una revisión médica, a una cita con un especialista o a ser atendido por los servicios de Farmacia Hospitalaria”, explica Jaime Espólita, al tiempo que añade que “en la telefarmacia hemos encontrado un campo de acción tremendamente útil y que nos abre un mundo lleno de posibilidades en lo que a la Atención Farmacéutica integral se refiere”. 

Por su parte, Jaume Pey pone de manifiesto que las farmacias medianas y pequeñas no deberían quedarse al margen y, por tanto, es necesario habilitar recursos y canales que hagan posible su integración en esta tendencia creciente hacia el entorno online. “La oficina de farmaciadebe digitalizarse, pero sin perder su esencia como centro sanitario que custodia los medicamentos y productos de autocuidado, y con un profesional sanitario que ofrece un consejo de salud altamente valorado por la sociedad”, determina. 

Y es precisamente la valía de su criterio a la hora de asesorar lo que posiciona al farmacéutico como una figura clave para hacer frente también a los incesantes bulos que se generan en torno a la salud, recurriendo a la pedagogía y la información veraz, ya no solo desde el mostrador de la botica, sino también a través de Internet. Tal y como explica Carlos Mateos, “con infografías, textos divulgativos, vídeos y, en ocasiones, humor, al ritmo de bailes en TikTok, algunos farmacéuticos han conseguido audiencias masivas, así como saltar de las redes a los medios y desplazar a los tertulianos ‘opina todo’ tan habituales antes de la pandemia”.

EL PACIENTE, CENTRO DEL ECOSISTEMA SANITARIO

Más allá de la digitalización, la guía pone también de manifiesto la necesaria coordinación farmacéutica de los distintos niveles asistenciales. Sobre este aspecto, Olga Delgado afirma que es preciso definir un rol más sanitario y asistencial de la farmacia comunitaria: “Un rol que tenga más engranaje en el sistema sanitario para asumir el papel que le corresponde en el proceso terapéutico de los pacientes, en cuanto a acceso a datos clínicos, protocolos de actuación y derivación, y seguimiento de resultados”.

El trabajo cuenta con la participación de Tomás Fernández (Docline), Jaime Espólita (SEFAR), Jaume Pey (anefp), Carlos Mateos (#SaludsinBulos), Olga Delgado (SEFH), Vicente J. Baixauli (SEFAC), Cheles Cantabrana (CEAFA), Julio Sánchez Fierro, Julio Zarco (Fundación Humans) y Luis de Palacio (FEFE) 

Otro punto sobre el que hay que incidir es, tal y como apunta Vicente J. Baixauli, la atención domiciliaria desde la oficina de farmacia. Este servicio trasciende a la realidad de la pandemia y es cada vez más importante para aquellas personas que, con la aparición de problemas de salud y el cumplimiento de los años, van perdiendo poco a poco su autonomía. En cuanto a quién debe ser el profesional que lleve a cabo este servicio, Baixauli lo tiene claro: “Por coherencia y normativa, debe ser el farmacéutico comunitario, puesto que es el mismo que en condiciones normales lo presta en la farmacia, pero que en estos casos en los que el paciente no puede acudir a la misma, se desplaza a su domicilio”. Así, es el farmacéutico el responsable de que la entrega del medicamento al paciente se realice con todas las garantías

Sobre las expectativas entre la población en referencia a los servicios farmacéuticos, Cheles Cantabrana ha aportado un análisis en el que la confianza es, por delante de la variedad de estos servicios,la característica que mejor define la fidelización de los pacientes. Además, entre otros aspectos, Cantabrana afirma que los pacientes cuentan con que la farmacia es garantía “de que los medicamentos provienen de distribuidores autorizados, de que van a estar custodiados en condiciones de salubridad y adecuado almacenamiento, con control de la fecha de caducidad”.

REQUISITOS PARA UNA CORRECTA EVOLUCIÓN

Para que la farmacia pueda seguir avanzando y dando respuesta a la realidad postcovid, es esencial que se cumpla una serie de requisitos, entre los que se encuentra la implementación de cambios en el marco regulatorio de la atención farmacéutica. Y es que, según palabras de Julio Sánchez Fierro, el Estado de Alarma permitió poner temporalmente en suspenso normas y posicionamientos obsoletos hacia la actividad de las oficinas de farmacia, permitiendo que esta pudiera llevar a cabo servicios hasta la fecha no permitidos. Además, se hace necesario respaldar con normas el modelo de farmacia asistencial, en situacionesde crisis y también en las de normalidad.

“Dentro de ese cambio normativo, por razones obvias, habría de estar incluida la atención domiciliaria, que se ha revelado fundamental durante esta crisis sanitaria para las personas de mayor edad, solas o en situación de dependencia o discapacidad”, puntualiza. 

Otro requisito es el de mantener un continuo desarrollo profesional que también va ligado a la ampliación de competencias. Sobre este punto, Julio Zarco apunta a que, con la llegada de la Covid-19, la asistencia se ha trasformado y todas las profesiones sanitarias han tenido que reinventarse y crear nuevos modelos asistenciales en un marco colaborativo único en la historia.

“El farmacéutico no ha estado ajeno a esta situación y pese a que ha sido un colectivo sanitario de primera línea algo descuidado en la protección y cuidado por parte de las administraciones, en este momento, hemos asistido a una adaptación de la atención farmacéutica a las nuevas necesidades de la población”, explica Zarco. A lo que añade: “La posibilidad de que los farmacéuticos en su atención farmacéutica puedan realizar test y serologías de Covid junto a la posibilidad de poder vacunar directamente a la población está haciendo que nuevas competencias aparezcan en su mapa competencial”. 

Por último, Luis de Palacio pone el foco en la necesidad de que la farmacia, como requisito esencial para subsistir, apueste por la sostenibilidad empresarial, lo que traducido a su expresión más simple significa alcanzar la suficiencia de beneficios empresariales de manera recurrente, estable y adecuada a las necesidades de la farmacia. “Es imprescindible evolucionar para tener más posibilidades de sobrevivir y de prosperar. Hay que hacerlo de una manera muy valiente, puede que hasta arriesgada para los estándares de nuestro sector. Y, además, hay que hacerlo a título oneroso -con ánimo de lucro, con retorno económico- como parte consustancial de esa evolución”, concluye. 

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