Los trabajadores del sector sanitario, unidos a los del sistema educativo, fueron unos de los más afectados por problemas de salud mental de la pandemia. Así lo ha dado a conocer este martes la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, en su nuevo informe “la salud mental en el trabajo después de la pandemia de COVID-19”.
Más concretamente, en el sector sanitario hemos visto factores de riesgo psicosocial relacionados con el trabajo que son inherentes a la pandemia y al propio trabajo: un gran número de pacientes de COVID-19 tuvieron que ser atendidos en condiciones difíciles, se produjo un trabajoprolongado con equipo de protección personal, o terapias complejas en unidades de cuidados intensivos. Estos riesgos aumentan las posibilidades de sufrir depresión o ansiedad. Los datos concretos apuntan a una prevalencia de problemas de salud mental de casi un 30% en este sector, siendo la prevalencia media del 26,8%.
Existe una prevalencia de problemas de salud mental de casi un 30% en este sector
Igualmente, hasta un 59% de los trabajadores en este sector sufrió un gran aumento del estrés laboral durante la pandemia. Esto fue, por ejemplo, casi el doble que el porcentaje del sector primario, donde encontramos un 33,8% en la agricultura. La “presión de tiempo” también es uno de los factores que se han medido en el estudio. En este caso, se informa de el sector laboral con la mayor proporción de trabajadores que informaron de este problema fue precisamente el sector sanitario con un 51,3%. Pese a estos datos, tan sólo la mitad de los sanitarios han confirmado que recibieron información sobre cómo manejar el estrés.
RIESGOS PSICOSOCIALES Y SALUD MENTAL
Si bien el sector sanitario fue uno de los que más sufrió durante y después de la pandemia, la agencia europea indica que la prevalencia de riesgos psicosociales es considerable en todos los sectores. Por ejemplo, el 46% de los encuestados en toda la UE responden que están expuestos a graves presiones de tiempo o sobrecarga de trabajo; el 26% dice lo mismo sobre la mala comunicación o cooperación dentro de su organización, y el 18% sobre la falta de autonomía o falta de influencia sobre el ritmo de trabajo o los procesos de trabajo. Incluso llegamos a ver que el 16% de los encuestados menciona la violencia o el abuso verbal por parte de clientes, pacientes, alumnos… y el 7% dice que está expuesto a acoso o intimidación en el trabajo.
En cuanto a los problemas derivados de estas situaciones, vemos que la fatiga general es el problema de salud más citado causado o empeorado por el trabajo (37%), seguido de dolores de cabeza y fatiga visual (34%), problemas o dolores óseos, articulares o musculares (30%), estrés, depresión y ansiedad (27%) y enfermedades infecciosas (incluido COVID-19) (21%). Si bien vemos que la fatiga se trata de un problema general en Europa, nuestro país se cuela entre los tres más propensos a sufrirla: en Polonia lo sufren el 62% de trabajadores, en Lituania el 52%, y en España y Letonia el 51% en ambos casos.
La mitad de los encuestados considera que revelar su estado de salud mental les perjudicaría en su trabajo
Según estos datos, el género también importa: “se observó un menor bienestar mental relacionado con el trabajo, y condiciones de trabajo psicosociales menos favorables, entre las mujeres en comparación con los hombres”. Las mujeres, por ejemplo, tenían más probabilidades de informar que su estrés laboral había aumentado durante la pandemia. También informaron de más violencia o abuso verbal en el trabajo y tenían menos autonomía en general que sus colegas masculinos. Esto replicó los hallazgos de otros estudios sobre la pandemia que informaron de un aumento de las desigualdades de género, se informa.
Otro de los datos más llamativos es que la mitad de los encuestados considera que revelar su estado de salud mentalles perjudicaría en su trabajo. La proporción en estos casos es especialmente alta en Italia (63%), Chipre (66%), Grecia (66%) y Francia (68%). En cualquier caso, son muchos los trabajadores que consideran que la pandemia ha hecho que sea más fácil hablar de estos temas con un superior en el trabajo (un 64% de los trabajadores españoles lo piensa). El informe analiza no sólo la predisposición que los trabajadores pueden tener a la hora de explicar su situación, sino también las herramientas que se les ofrece para hacerlo.
Se hace además una mención especial a las tecnologías digitales en el lugar de trabajo
Concretamente, las iniciativas disponibles para prevenir riesgos psicosociales y problemas de salud mental en el lugar de trabajo incluyen, por ejemplo, el acceso a asesoramiento o apoyo psicológico. En este caso, esta herramienta estaría disponible tan sólo en el 38% de los casos. En cuanto a la información y formación sobre bienestar y sobre cómo afrontar el estrés, sólo la han recibido el 42% de los trabajadores. En cuanto a la consulta por parte de la empresa a los trabajadores sobre los aspectos estresantes del trabajo, sólo se produce en el 43% de los casos.
Se hace además una mención especial a las tecnologías digitales en el lugar de trabajo. Según el informe, estas tecnologías van, en ocasiones, unidas a un aumento de la carga de trabajo o a una reducción de la autonomía en el desempeño profesional. En este caso, las cifras son “estadísticamente significativas y señalan la importancia del trabajo digital decente para bienestar mental”. Por ejemplo, los trabajadores que han afirmado que el uso de tecnologías digitales aumentó su carga de trabajo o redujo su autonomía laboral, presentaron también un mayor estrés laboral.