En España, hasta el año 1999, no existían los servicios de prevención de los hospitales. Después, en 2005, se creó la especialidad MIR de Medicina del Trabajo, y desde entonces, cada vez más profesionales se han ido incorporando a una rama de la Sanidad que se encarga de cuidar, precisamente, a los propios sanitarios desde distintos puntos de vista dentro del entorno laboral.
Los sanitarios se encuentran expuestos continuamente a multitud de riesgos dentro de los hospitales, sobre todo a los relacionados con sustancias químicas. Así se lo explica a ConSalud.es Fernando García, presidente de CSIF en la provincia de Valencia y técnico de prevención de riesgos laborales, quien señala que su hospital “sólo” consta de tres técnicos: Uno de seguridad, que es quien valora accidentes y si las empresas externas cumplen con los requisitos; otro de higiene, que se dedica a riesgos biológicos y químicos; y un tercero de ergonomía y psicosocial, que se encarga de temas mentales y personales.
"Tendrían que doblarse y tener unidades periféricas en todos los departamentos de los servicios de prevención"
“Tendrían que doblarse y tener unidades periféricas en todos los departamentos: Médicos de trabajo, enfermeros y técnicos. En eso suspendemos en la Comunidad Valenciana”, denuncia Fernando, que cita a los anestesistas como uno de los colectivos sanitarios más afectados por esa exposición a químicos como el óxido nitroso, “gases que a lo mejor no te das cuenta, pero que el inhalarlos también implica unos riesgos para la salud bastante graves”.
“También hay agentes esterilizantes, como los óxidos de etileno, que afectan a los servicios de esterilización que componen los enfermeros. Estos también están muy expuestos a determinados alcoholes que se utilizan para la limpieza de instrumentos, y con los que hay que tener mucho cuidado”, añade.
Algunos de esos desinfectantes a los que se refiere Fernando están compuestos por aldehídos, una sustancia que, según el informe ‘Desinfectantes: características y usos más corrientes’ elaborado por el Ministerio de Trabajo y de Asuntos Sociales, se emplean para “desinfectar superficies, aparatos e instrumentos”, ya que “destruyen muy bien las bacterias, los hongos microscópicos y tienen también una excelente acción virucida”.
"Una compañera llegó a desarrollar una alergia severa al formaldehido"
Pero también son sustancias que pueden llegar a tener un efecto muy perjudicial para la salud de los trabajadores, como ejemplifica el médico con el caso de una compañera de anatomía patológica que desarrolló una alergia severa al formaldehido. “Solo con olerlo se ponía malísima, con crisis de broncoespasmos, y acabó en una incapacidad total para realizar su trabajo”, explica Fernando.
Sin embargo, no todos los riesgos proceden de agentes químicos. El técnico de prevención de riesgos laborales también recuerda el caso de una operación gástrica en la que salía mucho líquido y hubo varios accidentes de personal que resbaló en el suelo. “Nuestra recomendación fue poner un suelo más permeable y evitar, en la medida de lo posible, el derramamiento de líquido”, señala.
Además, destaca, la exposición a veces no es inmediata, sino gradual en el tiempo, y los efectos acaban siendo muy duros. “La vigilancia es fundamental, tiene que ser específica y tener unas revisiones periódicas muy exhausitvas. Cada seis meses, se revisan los riesgos químicos, biológicos y radiológicos, pero muchas veces no se puede hacer porque no hay personal suficiente”, subraya.
"Las revisiones de riesgos muchas veces no se cumplen porque no hay personal suficiente"
Y, ¿cuál es el primer paso de un servicio de prevención de un hospital?: “Lo primero que tenemos que hacer es identificar esos agentes químicos potenciales, y para ello nos basamos siempre en las etiquetas, que parten de una normativa europea. Pero el personal sanitario también debe reconocerlas, y por eso es muy importante la formación para que conozcan esos riesgos. Muchas veces he visto a técnicos limpiando con productos desinfectantes que generan gases nocivos, y con las prisas no se protegen. Eso es un error muy grave”, indica.
Una vez identificados estos agentes potenciales, es momento de la prevención a través de multitud de medidas, como sustituir los equipos deteriorados. “En los hospitales públicos, un riesgo muy importante viene del mantenimiento, porque muchas veces se deja un poco”, critica. Otras medidas, a priori muy simples, como la ventilación de zona de quirófanos entre paciente y paciente, también son claves para conseguir esa prevención.
Además, Fernando destaca que farmacia hospitalaria es otro caso especial, ya que deben tener muy en cuenta a los agentes fitostáticos que producen algunos medicamentos específicos. “Tienen que tener unas medidas de seguridad muy grandes, con unas campanas, porque generan muchos gases y son cancerígenos. Guantes, mascarilla, gafas, gorro… También en el servicio de oncología o de hematología, que es donde se administran los fármacos y pueden llegar a tener riesgos para la reproducción, así como alteraciones en la piel y mucosas, amplía.
"La exposición no siempre es inmediata"
Otros especialistas altamente expuestos a riesgos químicos son los ginecólogos en las salas de parto y los médicos quirúrgicos, que son los que tratan con prótesis y realizan intervenciones. Junto a ellos, sus enfermeras y técnicos auxiliares de quirófano, y el personal sanitario de reanimación, que trata al paciente crítico después de la operación
De igual manera, las extracciones que realizan odontólogos y estomacólogos también suponen un riesgo alto por la “nebulización” que producen gases y productos químicos. “Los odontólogos se nos quejan mucho de la nube gaseosa que producen la anestesia y productos de limpieza”, comenta Fernando, quien también cita que en su servicio de prevención ponen especial atención a los compuestos químicos tóxicos que dejan los residuos sanitarios.