La obesidad es un grave problema de salud pública que se ha duplicado con creces en el mundo durante los últimos 30 años. Además, en este mismo periodo de tiempo, se ha cuatriplicado entre los adolescentes. Tanto es así que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 una de cada ocho personas en el mundo eran obesas.
En lo relativo a España, en 2020, un 55,8% de la población mayor de 18 años presentaba exceso de peso. Este porcentaje se sitúa en un 18,7% referido a la obesidad, y en un 37,1% al sobrepeso. Con el objetivo de concienciar a la población sobre la dimensión del problema, cada tercer sábado de mayo se celebra el Día Europeo contra la Obesidad.
Para conocer el grado de concienciación de los profesionales en esta patología, así como profundizar en su abordaje, el médico de familia y coordinador del Grupo de Nutrición de Semergen, José Manuel Fernández García, explica en ConSalud.es cómo se maneja la obesidad desde Atención Primaria. “El papel de la Atención Primaria ante la obesidad, gracias a la accesibilidad, universalidad y los equipos multidisciplinares que la integran, consiste fundamentalmente en realizar el screening de pacientes, diagnosticarlos y hacerles un seguimiento en los cuidados que necesitan”.
“También es un desafío conseguir que se reduzca el estigma y aumente la concienciación como enfermedad entre los propios profesionales y la sociedad"
En este contexto, el experto incide en que los médicos no solo se basan en controlar el peso de los pacientes, sino en todas las patologías asociadas. “No olvidemos que se trata de una enfermedad crónica, multifactorial y compleja”. Para realizar un correcto control de la situación, desde Semergen se forma a los médicos de familia en este aspecto, promoviendo cursos, talleres y mesas en los congresos nacionales sobre la enfermedad. Además, se facilitan iniciativas de investigación en Atención Primaria, como el Proyecto PIMO-AP en un centro de salud, para sacar conclusiones que puedan extrapolarse a otros centros en relación con la entrevista motivacional en su abordaje.
“También se ha colaborado en la realización de la guía GIRO de abordaje de la obesidad en los adultos, como un documento completo y orientativo ante un reto para nuestra sociedad y nuestro sistema sanitario. Participa con otras entidades científicas en la concienciación de la población y de las autoridades sanitarias elaborando una newsletterperiódicamente”.
Por otro lado, en el manejo de la enfermedad, Atención Primaria se coordina con otros profesionales, que ofrecen al paciente un abordaje óptimo de la obesidad. “Cada sistema sanitario de nuestro país puede tener una manera diferente de coordinarse con las unidades de obesidad si existen, o con los servicios de Endocrinología”. Así, el médico de familia diagnostica y, si cumple con unos criterios (que suelen estar bien definidos), se deriva a las unidades correspondientes para valorar cirugía bariátrica si procede.
A pesar de todos estos esfuerzos, el doctor Fernández García apunta que, desde Atención Primaria, aún se deben afrontar numerosos desafíos, siendo el principal la propia complejidad de la enfermedad. De este modo, no se trata solo de diagnosticarla, sino que hay que coordinarse en su seguimiento con otros profesionales.
“También es un desafío conseguir que se reduzca el estigma y aumente la concienciación como enfermedad entre los propios profesionales y la sociedad, así como mejorar la motivación de los pacientes para que sigan una dieta y una actividad física beneficiosa para su salud”.
La concienciación de la sociedad y los profesionales es una tarea pendiente en España. “No es solo cuestión de estética, sino que es una enfermedad con múltiples factores, que se interrelacionan, pero que generan complicaciones cardiovasculares, oncológicas, reproductivas o de salud mental, por comentar algunas”. Además, el Dr. Fernández García señala que “en cualquier especialidad médica da la impresión de que, más veces de las deseadas, se comenta de manera relativa o jocosa la cuestión del peso, y no sólo es una cuestión presente en el médico de familia”.
El problema de esta situación radica en que la tarea de educar y concienciar a toda una sociedad es muy compleja, “y dura mucho más allá de los cuatro años en los que se dividen las iniciativas políticas, si realmente se quiere un cambio”. El experto añade que este cambio no solo debe incluir al sistema sanitario, sino también al educativo.
"Hay que educar en hábitos saludables desde los más tempranos momentos de la vida, mejorar el ambiente obesogénico en el que estamos inmersos"
“Hay que educar en valores y salud como algo cultural, que no dependa de la sanitarización de la sociedad, donde la responsabilidad del autocuidado sea de cada uno y no de otros. Educar en hábitos saludables desde los más tempranos momentos de la vida, mejorar el ambiente obesogénico en el que estamos inmersos, favorecer la posibilidad de hacer actividad física en el ámbito laboral. Estos son algunos de los ejemplos que mejorarían la salud de la población y la concienciación como enfermedad, del mismo modo que se hizo con las normas para reducir el consumo de tabaco”.
Finalmente, el doctor recalca que, a pesar de los últimos fármacos que han demostrado mejorar la pérdida de peso, “por el momento la dieta y la actividad física son las únicas armas con las que cuenta el médico de familia. Aunque haya protocolos de continuidad de cuidados tras la cirugía bariátrica, o la derivación a las unidades de obesidad, permitir diferenciar a los pacientes de mayor riesgo de complicaciones y establecer un tratamiento farmacológico ayudaría en el abordaje de esta enfermedad. ¿Por qué no se puede financiar un tratamiento para la obesidad si se cumplen unos criterios marcados por la administración, y se da una oportunidad?”, concluye el experto.