La cirugía robótica va poco a poco implementándose en los hospitales españoles. Cada vez con mayor frecuencia, las comunidades autónomas o los propios centros sanitarios informan de las novedades sobre las intervenciones que están llevando a cabo utilizando esta técnica, cuya principal cualidad es la de ser poco invasiva hacia el paciente, es decir, menos peligrosa.
En el campo de la pediatría, sin embargo, todo parece ir más lento. Así se lo señala a ConSalud.es la Jefa de Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, la Dra. Carmen Soto, quien justifica este retraso frente a otras especialidades precisamente por el perfil tan concreto del paciente al que tienen que tratar y por su mayor fragilidad en comparación con los adultos.
“Nosotros siempre nos vamos incorporando más tarde a todo porque necesitamos que la industria minimice los instrumentos que se tienen que emplear”, comenta Soto, cuyo hospital fue el pionero en utilizar la cirugía robótica en Pediatría en la Comunidad de Madrid en 2019. A nivel nacional, esta técnica fue implementada por vez primera por el Vall d'Hebron de Barcelona en el año 2009, después de haberse estado incorporando a otros servicios de los hospitales a lo largo de esa década.
"Nos incorporamos más tarde a todo porque necesitamos que la industria minimice los instrumentos que tenemos que emplear"
Así, explica, su mayor limitación a la hora de practicar la cirugía pediátrica -que en su centro abarca desde el nacimiento hasta los 18 años, “aunque las patologías que nosotros solemos tratar son malformativas y por lo tanto están presentes en los primeros meses”- es el tamaño del paciente. “El robot Da Vinci, la plataforma más asentada y que nosotros tenemos en este centro, plantea dificultades para hacerlo en pacientes menores de diez kilos”.
El paciente más pequeño que han intervenido en el Clínico San Carlos tenía siete meses y rozaba ese peso. “El robot tiene cuatro brazos robóticos, y en este tipo de pacientes más pequeños pues solo utilizamos tres. De hecho, así lo hacemos con el 65% de las intervenciones, para que el abordaje sea el menor posible”, señala la Dra. Soto.
Las ventajas, eso sí, son tremendas. “La visión es estupenda y el cirujano tiene mayor precisión porque los movimientos de sus manos son mucho más habilidosos, pues te permite jugar con tu propia muñeca. También facilita la sutura en los procedimientos que lo requieren”, asegura la reputada cirujana, quien, por ejemplo, extirpó en el mes de mayo una parte del pulmón de una adolescente.
"Las patologías que nosotros solemos tratar son malformativas y por lo tanto están presentes en los primeros meses"
“La maniobrabilidad que te da el robot hace que ganes mucho tiempo, y eso mejora la calidad y la evolución del paciente, que se recupera antes. Nadie duda de que el abordaje laparoscópico ha supuesto un cambio en la cirugía en los últimos años”, añade, reiterando que la cirugía robótica solo debe utilizarse en niños para abordajes muy complejos y señalando las complicaciones urológicas como uno de los más comunes.
“Los médicos estamos aprendiendo a ser gestores de los recursos de los que disponemos, y tenemos que sopesar qué pacientes se benefician claramente de ese tipo de inversión en cirugía robótica, que es muy grande”.
Sin embargo, insiste, a los cirujanos pediátricos les sigue costando acceder a la tecnología de la que sí gozan otras especialidades, ya que el volumen de pacientes que la requieren es, “afortunadamente”, mucho menor: “Por ejemplo, aquí en el Clínico, solo disponemos de un robot, y lo tenemos que compartir con otras especialidades que tienen una demanda importante de patologías que se benefician. A los cirujanos pediátricos nos cuesta mucho hacernos un hueco, pero no es porque no queramos o no seamos capaces de operar con robot”.
“Los médicos estamos aprendiendo a ser gestores de los recursos de los que disponemos, y tenemos que sopesar qué pacientes se benefician claramente de ese tipo de inversión en cirugía robótica"
Ella, de hecho, se tuvo que ir a Milán para formarse con el robot Da Vinci y poder comenzar a manejarlo. “Obviamente, el centro infantil al que fuimos no tenía robot y el paciente tenía que viajar en ambulancia hacia donde estaba el robot, porque verdaderamente el niño se iba a beneficiar de esta cirugía y merecía la pena hacer el traslado”, afirma.
La Dra. Carmen Soto confía en que poco a poco se vayan implementando otro tipo de plataformas robóticas que sean mucho más baratas. De esta manera, el objetivo para el futuro de la cirugía robótica pediátrica en España es que cada vez más profesionales tengan acceso a esta tecnología.
“En el último Congreso Nacional que hicimos en Valencia hubo una mesa redonda sobre robótica, y yo animé a todos los cirujanos pediátricos a que plantearan a sus direcciones el derecho del niño a poder contar con esta tecnología para los casos en los que realmente está indicado”, sentencia.