Sol, playa y descanso. Se trata de una combinación que, si bien suele ser común para la mayoría de la población en los meses veraniegos, está vetada para un perfil específico del sector sanitario: el estudiante del examen MIR, que da acceso a la formación sanitaria especializada.
Según explica a Consalud.es Paula Jiménez, coordinadora del curso de la academia MIR Asturias, “aunque parezca extraño, durante el verano la intensidad del estudio es la misma que el resto del año, y se mantiene hasta el día antes del examen, por lo que no hay ningún momento clave en el que apretar”.
Por tanto, el opositor carece de vacaciones (salvo tres días en octubre) y sólo cuenta con un día de descanso a la semana. “Les insistimos en que respeten el descanso de los domingos y les aconsejamos que hagan deportes al menos dos días a la semana, por lo que estudian al límite, pero no más allá de ese límite”. Todo ello, además, desde antes de que haya salido la convocatoria oficial del examen ni se conozca la fecha de celebración del mismo.
En algunos casos, incluso, puede que el alumno tenga que recuperar asignaturas en septiembre, por lo que está estudiando sin haber terminado la carrera (condición obligatoria para presentarse a la prueba) aunque, como señala Jiménez, estos casos son mínimos, “puesto que este tipo de alumnos suele dejar hasta el año siguiente la preparación del MIR”.
MÁS DE UN AÑO SIN DESCANSO
En total, la portavoz de MIR Asturias calcula que, en esta edición, los médicos pasarán desde septiembre de 2016 (cuando empieza la preparación) hasta aproximadamente febrero de 2018, sin vacaciones reales “y con un ritmo de trabajo que nosotros consideramos preparación de alto rendimiento”, afirma.
Si bien, pese a que el programa de estudio está muy marcado, Paula Jiménez asegura que, en los casos en los que un aspirante muestra signos de agotamiento, “que suelen ser los mínimos”, o tiene algún problema familiar, “se le reduce el ritmo temporalmente”.
Según explica a Consalud.es Paula Jiménez, coordinadora del curso de la academia MIR Asturias, “aunque parezca extraño, durante el verano la intensidad del estudio es la misma que el resto del año, y se mantiene hasta el día antes del examen, por lo que no hay ningún momento clave en el que apretar”.
“Les insistimos en que respeten el descanso de los domingos y les aconsejamos que hagan deporte al menos dos días a la semana”
De este modo, afirma, en el caso de su academia los médicos estudian cada día una media de seis horas, pasan otra realizando tests y cuentan con tres horas de clase. Esto lo hacen todos los días de lunes a viernes. Además, el sábado realizan un simulacro del examen, que dura cuatro horas, y posteriormente lo corrigen pormenorizadamente con un tutor.Por tanto, el opositor carece de vacaciones (salvo tres días en octubre) y sólo cuenta con un día de descanso a la semana. “Les insistimos en que respeten el descanso de los domingos y les aconsejamos que hagan deportes al menos dos días a la semana, por lo que estudian al límite, pero no más allá de ese límite”. Todo ello, además, desde antes de que haya salido la convocatoria oficial del examen ni se conozca la fecha de celebración del mismo.
En algunos casos, incluso, puede que el alumno tenga que recuperar asignaturas en septiembre, por lo que está estudiando sin haber terminado la carrera (condición obligatoria para presentarse a la prueba) aunque, como señala Jiménez, estos casos son mínimos, “puesto que este tipo de alumnos suele dejar hasta el año siguiente la preparación del MIR”.
MÁS DE UN AÑO SIN DESCANSO
En total, la portavoz de MIR Asturias calcula que, en esta edición, los médicos pasarán desde septiembre de 2016 (cuando empieza la preparación) hasta aproximadamente febrero de 2018, sin vacaciones reales “y con un ritmo de trabajo que nosotros consideramos preparación de alto rendimiento”, afirma.
Si bien, pese a que el programa de estudio está muy marcado, Paula Jiménez asegura que, en los casos en los que un aspirante muestra signos de agotamiento, “que suelen ser los mínimos”, o tiene algún problema familiar, “se le reduce el ritmo temporalmente”.