La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha tenido unos efectos profundamente devastadores en términos de sufrimiento y vidas humanas, pérdidas económicas y trastornos sociales que han puesto de relieve la interconexión de nuestras sociedades y el alcance de las desigualdades existentes entre los distintos países. Desde la detección de los primeros casos de Covid-19 en Wuhan los profesionales sanitarios se han erigido como nuestra primera línea de defensa frente al virus. Su esfuerzo, profesionalidad y coraje motivaron en los momentos más críticos de la pandemia promesas políticas y un aplauso social que, una vez se ha recuperado la práctica normalidad perdida a principios de 2020, han caído en el olvido.
Las condiciones laborales de nuestros profesionales sanitarios continúan siendo pésimas. Poco o nada hemos aprendido de las lecciones que la Covid-19 nos ha enseñado y la Sanidad se mantiene al borde de un peligroso precipicio del que apenas hemos conseguido retroceder unos pocos metros. La fotografía que observamos de los profesionales sanitarios nos devuelve una imagen de carencias, demandas no escuchadas y condiciones laborales que distan mucho de las de otros sectores. Especialmente en el caso de las mujeres a pesar de que aproximadamente el 67% de la fuerza laboral del sector salud a nivel global está compuesta por mujeres.
Así lo pone de manifiesto la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el informe realizado de forma conjunta con la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De acuerdo con este análisis global la feminización del sector salud varía en función del desarrollo económico con un 63,8% registrado en los países con medios y bajos ingresos hasta el 75,3% reportado por las naciones más ricas. La diferencia entre estas cifras reside en que la participación de las mujeres en el mercado del empleo remunerado es menor en los países más pobres. Los expertos detallan que el hecho de que el dato que nos ocupa sea más alto en las naciones con mayores recursos económicos no significa que un mayor gasto sanitario y/o asistencial.
El informe ofrece una conclusión tan dura como clara: la salud es un sector en el que el capital humano representa gran parte de su fortaleza, pero tiene una sobrerrepresentación de trabajadores mal pagados y con condiciones laborales mejorables, la mayoría de ellos mujeres.
En la mayoría de países y territorios el sector de la salud y los cuidados constituye una importante fuente de empleo. El conjunto de los trabajadores de la salud y de los cuidados representa aproximadamente el 3,4% de la fuerza laboral total global, aunque existen significativas diferencias entre regiones. En los países de altos ingresos los trabajadores de la salud y de los cuidados representan alrededor del 10% de la fuerza laboral total, mientras que la cifra se reduce por debajo del uno por ciento en las naciones con menos recursos.
El informe ofrece una conclusión tan dura como clara: la salud es un sector en el que el capital humano representa gran parte de su fortaleza, pero tiene una sobrerrepresentación de trabajadores mal pagados y con condiciones laborales mejorables, la mayoría de ellos mujeres
En todas las regiones, la proporción del empleo en el sector de la salud y el cuidado en relación al empleo total es más baja en África, Asia y el Pacífico (1,6%) y más elevada en Europa y Asia Central (8,8%). Representa el 3,7 y el 7,4% en los Estados Árabes y las Américas, respectivamente.
Los responsables del informe han utilizado los datos de 54 países y regiones con distintos niveles de ingresos. El análisis ofrece una contundente conclusión: los hombres ganan más que las mujeres en el sector de la salud y los cuidados. Mediante el uso de estimaciones globales ponderadas se ha hallado que las brechas salariales de género en el sector salud y de los cuidados se sitúan en un 20%, elevándose hasta el 24% cuando se tienen en cuenta factores como la edad, la educación o el tiempo de trabajo.
Las diferencias de género, tanto en el sector de la salud y los cuidados como en el resto, no son el resultado de procesos aleatorios, sino de los diferentes enfoques culturales e históricos relacionados con las responsabilidades entre hombres y mujeres. De este modo la OIT estima que el 41,6% de las mujeres “inactivas” se encuentran fuera del mercado laboral debido a las responsabilidades a las que tienen que hacer frente como cuidadoras en sus hogares de forma no remunerada, en comparación con el 5,8% de los hombres.
"El sector de la salud y la atención ha soportado salarios bajos en general, brechas salariales de género obstinadamente grandes y condiciones laborales muy exigentes. La pandemia de Covid-19 expuso claramente esta situación al tiempo que demostró cuán vitales son el sector y sus trabajadores"
En este sentido el análisis destaca la alta incidencia de la precariedad de los contratos laborales en el sector de la salud y de los cuidados, jornadas laborales irregulares, limitadas opciones de proyección profesional y la disparidad de género. Un preocupante conjunto de factores que, a nivel global dificultan seriamente aumentar la fuerza laboral en el sector de la salud y de los cuidados y no favorece su retención.
“El sector de la salud y la atención ha soportado salarios bajos en general, brechas salariales de género obstinadamente grandes y condiciones laborales muy exigentes. La pandemia de Covid-19 expuso claramente esta situación al tiempo que demostró cuán vitales son el sector y sus trabajadores para mantener en marcha a las familias, las sociedades y las economías”, ha declarado Manuela Tomei, directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la Organización Internacional del Trabajo.
“No habrá una recuperación inclusiva, resiliente y sostenible sin un sector sanitario y asistencial más fuerte. No podemos tener servicios de atención y salud de mejor calidad sin condiciones de trabajo mejores y más justas, incluidos salarios más justos, para los trabajadores de la salud y los cuidados, la mayoría de los cuales son mujeres. Ha llegado el momento de adoptar medidas políticas decisivas, incluido el necesario diálogo político entre instituciones”, añade.
"Las mujeres constituyen la mayoría de los trabajadores en el sector de la salud y la atención, sin embargo, en demasiados países los sesgos sistémicos están dando como resultado sanciones salariales perniciosas en su contra", expone Jim Campbell, director de Personal de Salud de la OMS.
"La evidencia y el análisis de este innovador informe deben informar a los gobiernos, empleadores y trabajadores para que tomen medidas efectivas. Es alentador que las historias de éxito en varios países muestren el camino, incluidos los aumentos salariales y el compromiso político con la equidad salarial", concluye.