Después de la pandemia por covid, el síndrome del trabajador quemado o burnout de los profesionales de la salud se ha convertido en un problema de salud pública que tiene importantes repercusiones sociales. Estar al borde de la desesperación lleva a los profesionales a cometer más errores diagnósticos y terapéuticos; además, los expone a un mayor riesgo de depresión y a caer en el consumo de tóxicos.
Pese a ello, hay facultativos y personal de enfermería que consiguen ser resilientes aún teniendo en cuenta el sometimiento que tienen a las mismas condiciones de estrés que sus compañeros y compañeras "quemados". La pregunta, por tanto es, ¿por qué?, ¿qué es lo que diferencia a unos de otros a la hora de afrontar estas situaciones?
Un equipo de investigadores de la Univeritat Oberta de Catalunya (UOC), liderados por Oriol Yuguero, del grupo de investigación e-RLab del eHealth Center de la UOC y jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Arnau de Vilanova, junto con la Fundación Galatea, han sido seleccionados en la convocatoria Conecta del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa” para poner en marcha un nuevo estudio en el que tratarán de responder, precisamente, esta cuestión.
El objetivo es entender qué características tienen las personas con bajos niveles de burnout para intentar, por un lado, promover iniciativas que mejoren su malestar, y, por otro, fomentarlas y ponerlas en práctica en las formaciones educativas de estos colectivos.
El objetivo es entender qué características tienen las personas con bajos niveles de burnout para intentar promover iniciativas que mejoren su malestar
"La pandemia evidenció que, ante situaciones de estrés y agotamiento iguales, hay profesionales que no se queman. Esto hizo que nos preguntáramos qué elementos los podían estar ayudando a protegerse: ¿era el hecho de tener más vida social? ¿Algún rasgo de su personalidad? ¿O quizás un mayor sentido del humor? ¿O era porque estaban involucrados en más actividades grupales, como cantar en una coral?", explica Yuguero, que lleva haciendo investigación sobre el síndrome de desgaste profesional desde hace más de diez años.
En este nuevo trabajo de investigación "queremos ver hasta qué punto la personalidad de cada persona es importante o si hay aspectos concretos, como por ejemplo ser más optimista, que los protegen para que no se quemen, porque esto podría abrir la puerta a presentar propuestas al Departamento de Salud para promover actividades que mejoren el burnout", añade este investigador.
El estudio está abierto a médicos, médicas y personal de enfermería de toda Cataluña. Personas voluntarias contestarán una vez al mes durante medio año un cuestionario para evaluar su grado de burnout. Se espera reclutar a más de cuarenta profesionales con un bajo nivel de burnout que participarán en una segunda fase más cualitativa para ver qué tienen en común.
Además, se evaluará mediante el uso de la realidad virtual inmersiva la respuesta de los profesionales a situaciones simuladas que se han asociado a estrés y burnout, como son la comunicación a pacientes y sus familias de una mala noticia, o de un diagnóstico de una dolencia terminal a una persona joven. El objetivo será entender mejor cómo se enfrentan a ello e intentar obtener conocimiento con el fin de desarrollar herramientas para formar a los futuros especialistas y también para ayudar a tratar a quienes ya sufren el síndrome.
El estudio está abierto a médicos, médicas y personal de enfermería de toda Cataluña
"Durante este periodo intentaremos extraer también el perfil de las personas que no se queman. Ver qué tienen en común por si hay algo que podamos mejorar en el sistema de salud", apunta Yuguero. "Pero, en cambio, si lo gestionan mejor porque hacen determinadas actividades, como deporte o clases de baile, podremos diseñar dinámicas para intervenir", añade.
Este es el primer proyecto centrado en la resiliencia del personal de la salud que se emprende en España. Los investigadores de la UOC lo llevarán a cabo junto con la Fundación Galatea, que vela por la salud y el bienestar de todos los profesionales sanitarios. Será personal de esta entidad quien ayudará a realizar la dinamización de las sesiones a los profesionales, dada su amplia experiencia en acompañar a profesionales que están quemados o en riesgo de sufrir problemas de salud mental.
"Las médicas, los médicos y otros profesionales de la salud han sido educados para cuidar de los demás, pero no se les ha enseñado prácticamente nada sobre su propio cuidado. Esto, junto con los conocimientos adquiridos, los aleja de la percepción de que ellos o ellas puedan tener problemas", remarca Toni Calvo, director de la Fundación Galatea.
"Hay que dejar de alimentar la sensación de invulnerabilidad de los profesionales. Los conocimientos y la incuestionable vocación de servicio no son suficientes para el desafío y los factores de riesgo de su trabajo", añade Calvo, al mismo tiempo que reitera: "cuidarse para continuar cuidando no es una opción, es un imperativo ético y deontológico. Este estudio nos permitirá profundizar en los factores protectores del malestar y buscar herramientas para un ejercicio profesional más saludable".
El burnout del personal de urgencias de Cataluña ha aumentado diez puntos tras la pandemia
Un estudio efectuado en Cataluña mostró que el burnout del personal de urgencias había aumentado diez puntos tras la pandemia, una situación que se repetía con el personal de la atención primaria, dos de los colectivos que más se implicaron en la contención de la covid. Según datos del Informe de la Fundación Galatea de 2021, un 47,1 % de los profesionales de la medicina y un 58,3 % de los de enfermería están en riesgo de sufrir un problema de salud mental.
Y esto se convierte en una importante cuestión de salud pública, porque no tan solo impacta en términos de salud laboral, sino que, además, repercute negativamente en la atención. Este síndrome, que los sitúa al borde de la desesperación, afecta sobre todo a profesionales de mediana edad, que están en lo que se supone que es su mejor momento profesional.
Cuando una persona de este sector se quema, sin ayuda psicológica o apoyo, no es capaz de mejorar. Por eso, insiste Yuguero, es tan importante intervenir. "Mucha gente no pide ayuda porque no es capaz ni de reconocer que tiene este problema o porque todavía comporta cierto estigma a confesar que no te sientes bien. Con este proyecto intentaremos ayudar y tratar a este colectivo", concluye el investigador.