Dificultad para respirar y pérdida del olfato son dos síntomas que podemos asociar a infecciones respiratorias como la Covid-19, sin embargo, hay una enfermedad crónica sin cura y con un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes que comparte estos síntomas. Muy frecuente pero minusvalorada, la rinosinusitis crónica con poliposis nasosinusal afecta entre un 3 y un 6% de la población española. Pacientes que sienten que el aire no les entra por la nariz, pero que tampoco “olieron nunca a su bebé, no les sabe la comida o tienen miedo de que se les queme la casa porque no lo huelen”, explica a ConSalud.esla Dra. María José Gamiz, otorrinolaringóloga del Hospital Universitario Torrecárdenas.
Hasta hace poco los pacientes tenían que enfrentar, además de un retraso del diagnóstico, un tratamiento primero a base de corticoides inhalados, posteriormente cirugías, y después corticoides orales. Un abordaje que en los pacientes graves, que además sufren otras comorbilidades como el asma, la dermatitis atópica, la esofagitis eosinofílica o la intolerancia a algunos antiinflamatorio, no conseguían remitir la patología, produciendo frecuentes recidivas, con el consecuente deterioro provocado tanto por la propia poliposis nasal como los tratamientos. Los avances en la biología molecular de esta patología han permitido contar con tratamientos que han modificado su abordaje con un cambio “radical”.
El Ministerio de Sanidad exige dos cirugías para poder usar estos anticuerpos monoclonales, algo contrario a la evidencia científica.
“Son fármacos que benefician principalmente a aquellos pacientes que no respondían a la cirugía, a los corticoides y sufrían recidivas de forma continua, es decir, los pacientes más complejos”, indica la Dra. Gamiz. Los anticuerpos monoclonales disponibles están orientados a dianas terapéuticas muy concretas que bloquean a los mediadores inflamatorios, “permitiendo que reduzca la enfermedad”.
DOS CIRUGÍAS PARA PODER USARLOS
“En España tenemos un gran hándicap para poder optar a estos tratamientos”, señala la experta. Actualmente, el Ministerio de Sanidad exige dos cirugías para poder usar estos anticuerpos monoclonales, algo contrario a la evidencia científica. “En la guía de recomendación clínica se recoge una sola cirugía para poder usar estos tratamientos. Actualmente en países de nuestro entorno se sigue esta indicación e incluso algunos como Italia no se exige si quiera pasar por intervención quirúrgica”.
P. ¿Qué supone esto para los pacientes?
R. Supone una pérdida muy significativa de tiempo y de recursos. Sabemos, con la experiencia del asma, que cuanto más pasa el tiempo, más remodelado, más inflamación crónica, aparece en la vía aérea. Si retrasamos el fármaco biológico problablemente ese remodelado o modificación de las características de la mucosa no las vamos a poder controlar.
Además, toda cirugía conlleva una morbilidad, “sabemos que cuantas más veces operamos al paciente menor posibilidad tenemos de ganancia olfativa”, señala. Y añade: “El retraso del uso de anticuerpos monoclonales actualmente no tiene demasiado sentido, por no decir ninguno”. Los pacientes tienen que recibir primero tratamiento con corticoides inhalados, si no responden a estos serán operados, si tras la cirugía se produce una recaída, se volverá a tratamiento con corticoides, esta vez orales, hasta poder acceder a otra intervención quirúrgica. Si esta segunda falla es cuando ya se puede acceder al tratamiento biológico. En total “son dos años de retraso frente al resto de Europa”.
Pese a que desde las sociedades médicas como la Sociedad Española de Otorrinolaringología se ha trasladado a Sanidad la necesidad de revisar esa indicación, lo cierto es que no se ha recibido ninguna respuesta. Incluso después de que esta sociedad actuara como mediadora en el momento en el que se concedió la indicación presentado la ‘Guía POLINA: Documento de consenso sobre rinosinusitis crónica con poliposis nasal’, que recoge la exigencia de una cirugía, una serie de criterios en la enfermedad crónica, unos resultados en los cuestionarios de calidad de vida. En definitiva, criterios de una enfermedad no controlada más una cirugía. Sin embargo, “el Ministerio exige dos cirugías para poder utilizar este tipo de fármacos. Somos el único país de nuestro entorno”, incide la Dra. Gamiz.
Mientras esto cambia, los profesionales sanitarios siguen trabajado de forma multidisciplinar para conocer mejor la enfermedad y su comorbilidades y su impacto en la calidad de vida. “Hacemos una recogida sistemática de datos, tanto físicos como de calidad de vida para ayudarnos a mejorar la atención de estos pacientes y poder alcanzar una medicina personalizada”. Asimismo, “creemos que los pacientes tienen que conocer su patología y las diferentes opciones terapéuticas de las que disponen. Consideramos esenciales las escuelas de pacientes ligadas a las asociaciones”, concluye,