Con motivo del Día Mundial del Sueño el Grupo de Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría (AEP), el Grupo de Sueño de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y el Grupo de Sueño de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) han creado un documento informativo en el que ponen especial atención en el triángulo de relación entre el sueño, la tecnología y el rendimiento escolar.
Desde la AEP apuntan que en España entre el 91,2% y el 76,1% del alumnado cree que tiene problemas para dormir con relación de dependencia con la edad y el 15% carece de un horario regular de sueño durante los días escolares.
“El rendimiento escolar no está determinado únicamente por la capacidad académica del niño, sino también por cinco atributos básicos denominados colectivamente como “preparación escolar”: salud física y bienestar, competencia social, madurez emocional, habilidades lingüísticas y cognitivas y enfoque del aprendizaje. Tener en cuenta estos factores durante los años escolares ayuda a mejorar el rendimiento y las conductas del escolar, y entre ellos el sueño juega un papel crucial”, señalan los expertos de los grupos de sueño de las sociedades científicas pediátricas.
Cada vez es más común hablar de la conexión entre la falta del sueño y el bajo rendimiento escolar, hasta el punto en el que varios estudios de laboratorio, se han centrado en demostrar los efectos negativos por el déficit crónico del sueño.
“Entrenar en el uso responsable de las nuevas tecnologías y dar el valor adecuado al descanso como hábito de vida saludable es una labor de salud pública que mejoraría sin duda la calidad de vida de la infancia y su entorno”
“La somnolencia diurna es la variable del sueño con más probabilidades de afectar negativamente a los estudiantes de secundaria”, explican en el documento.
Uno de los puntos que resalta la AEP como negativos a la hora de conciliar el sueño es el uso de las tecnologías, provocando incluso trastornos respiratorios del sueño, especialmente si se utilizan en el propio dormitorio del niño las dos horas previas al inicio del sueño.
“La presencia de dispositivos electrónicos en la habitación de los niños durante la noche se asocia significativamente con una reducción de la duración y calidad del sueño. Si a eso le añadimos la presencia de un trastorno respiratorio del sueño y la obesidad, las consecuencias se incrementan no sólo en el rendimiento académico, sino también a nivel metabólico, pues esta asociación incrementa la tendencia a un mayor consumo de hidratos de carbono”, resaltan los pediatras.
En el documento concluyen con un mensaje dirigido a las familias, el sistemaeducativo y el sanitario. “Entrenar en el uso responsable de las nuevas tecnologías y dar el valor adecuado al descanso como hábito de vida saludable es una labor de salud pública que mejoraría sin duda la calidad de vida de la infancia y su entorno”