ConSalud.es publicó recientemente un reportaje sobre Pupaclown, Payasos de Hospital, una asociación que lleva, desde finales de los años 90, ayudando a levantar el ánimo de los niños enfermos del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. Pero, si bien el trabajo que realizan es por un lado muy gratificante, también puede llegar a ser, por otro, muy duro desde el punto de vida psicológico, lo que lleva a hacerse la clásica y gran pregunta de: “¿quién cuida a los que nos cuidan?”
Y es que no hay que olvidar que los miembros de Pupaclown no tenían ningún tipo de relación previa con la sanidad antes de entrar en la entidad. Ellos, artistas de formación y de profesión, se vieron de golpe y porrazo inmersos en un mundo en el que han tenido que trabajar -y siguen trabajando- con niños que están muy enfermos o a los que incluso les quedan escasos días de vida.
En la actualidad, tienen ya la experiencia y cuentan con diversas herramientas para tratar de que estas experiencias les sean lo menos traumáticas posibles, pero los inicios fueron un auténtico salto al vacío. Así lo explica su presidenta, Pepa Astillero Fuentes, quien recuerda la dureza de aquella primera vez en la que decidieron dejar de ir al hospital “de vez en cuando” y convertir Pupaclown en una asociación de asistencia continuada.
"Al empezar, nos dimos cuenta de que no estábamos preparados para hacer el trabajo"
Yo pensaba en enfermedad y se me venía a la mente mi sobrino, al que habían operado de una amígdala. Cosas leves. Pero al subir a un hospital tan grande como el Virgen de la Arrixaca, con todo tipo de servicios y enfermos crónicos, nos dimos cuenta de que no estábamos preparados para hacer el trabajo. La enfermedad a veces es muy dura, y nosotros éramos artistas”, señala a ConSalud.es.
Conscientes de ello, tomaron la decisión de abandonar el hospital temporalmente y formarse en el ámbito psicológico: “Conocimiento personal, antropología de la muerte, acompañamiento en el duelo… a los seis meses volvimos, ya con las herramientas para poder acompañar desde la serenidad a estos niños y a sus familias, y así fue como empezamos”.
TALLERES DE PSICOLOGÍA Y DUELO
En la actualidad, Pupaclown realiza talleres con el psicólogo clínico Antonio Atienza, lo que les ha servido para “entender y aceptar que las cosas son así”. “Nosotros no podemos curar, no tenemos una varita. Lo que podemos hacer es acompañar al niño y a su familia hasta el último suspiro de su vida”, asegura Astillero Fuentes, Licenciada en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia en la especialidad de Ortofonía y Lenguaje Corporal y con trayectoria profesional en el mundo del clown desde 1994.
Y no es nada fácil, porque, como bien recuerda la artista murciana, con algunos niños acaban pasando más tiempo que con su familia. “Una tarde al mes la dedicamos a lo que se llama sesiones de soporte. Antonio viene y hablamos todos juntos de cómo nos sentimos, las cosas que han ido pasando en el hospital… nos ayudan a acompañarnos unos a otros y también a tantear si nos hemos quedado un poco tocados en alguna situación”, indica.
"Todo se serena, todo se coloca en su sitio y otra vez puedes seguir hacia adelante"
De igual manera, cada vez que muere un niño, hacen una sesión de duelo, que consiste en despedirles durante una hora en el Centro Escénico Pupaclown, situado en la propia ciudad de Murcia. En estos casos, es uno de los propios payasos quien prepara la sesión: “Coloca fotos, velas, y cuenta un cuento o escuchamos una canción”. “Luego, cada payaso tiene cinco minutos para él. Si quieres hablas o si quieres no hablas, pero es algo que funciona. Todo se serena, todo se coloca en su sitio y otra vez puedes seguir hacia adelante”, comenta Pepa Astillero Fuentes.
Estas sesiones de duelo que realiza la asociación tienen su base en el trabajo desarrollado durante el siglo pasado por Elisabeth Kübler-Ross, una psicóloga estadounidense ya fallecida y pionera de los estudios sobre la ECM (experiencia cercana a la muerte): “No somos de piedra, pero ponerse un muro para protegerse al final es peor. Sabemos que al día siguiente tenemos un montón de niños a los que atender, y si no estamos equilibrados no podemos hacerlo”, sentencia.