Un equipo del Instituto de Neurociencias de Alicante (IN-CSIC-UMH), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández (UMH), ha desarrollado y patentado un tratamiento para los trastornos sociales de la conducta, como la ansiedad y la introversión extrema. Este tratamiento utiliza las hormonas que el cerebro genera de forma natural y que pueden regular la respuesta conductual relacionada con la interacción social. La patente se basa en un trabajo publicado el pasado año en la revista Cell.
Dirigido por Félix Leroy, científico del CSIC en el IN-CSIC-UMH, el equipo descubrió en modelos animales que una hormona producida naturalmente por el cerebro, la hormona liberadora de corticotropina (CRH), desempeña un papel crucial en la modulación de las preferencias de socialización. La CRH es producida por las neuronas de la corteza infralímbica, que regula, entre otras cosas, la expresión emocional y la alerta, y envía señales a la región rostral del septum lateral, la cual regula comportamientos motivados como la socialización y la búsqueda de alimento y seguridad.
Los científicos también observaron que, a las dos semanas de vida, los ratones presentaban un aumento en la densidad de las neuronas infralímbicas que liberan CRH
Este circuito neural reduce la preferencia por las relaciones familiares y aumenta la predilección por la novedad social en ratones adultos. Los científicos también observaron que, a las dos semanas de vida, los ratones presentaban un aumento en la densidad de las neuronas infralímbicas que liberan CRH, lo que estaba directamente relacionado con un cambio en sus preferencias sociales, pasando de elegir compañeros familiares a nuevos congéneres.
La investigación sugiere que hay una base fisiológica detrás de los comportamientos de ansiedad social. Por ejemplo, los niños y niñas tienden a tener una preferencia natural por sus figuras familiares. Sin embargo, durante el crecimiento, esta preferencia debería invertirse para buscar nuevas interacciones sociales. En algunos casos, este cambio no ocurre de forma natural, llevando a trastornos sociales y conductas evitativas, que pueden derivar en problemas más serios.
Utilizando una combinación de técnicas electrofisiológicas, quimiogenéticas, optogenéticas, de registro de calcio y de silenciamiento génico, el equipo ha demostrado que la CRH modula las preferencias de socialización. Según explica Leroy, con el uso de estas hormonas se pueden favorecer las interacciones con individuos nuevos, facilitando la creación de nuevos vínculos sociales. Esto es particularmente relevante para tratar trastornos relacionados con la apatía, la fobia o la ansiedad en entornos sociales poco familiares.
No existe ningún medicamento específico para el trastorno de ansiedad social (TAS) recomendado por la FDA o la EMA
El descubrimiento puede ser un paso inicial hacia el desarrollo de tratamientos basados en esta molécula natural. Los ensayos preclínicos de fase 1 ya han comenzado, y hasta ahora no se han detectado efectos secundarios, con resultados prometedores. Esto podría ofrecer una alternativa a los tratamientos vigentes para el trastorno de ansiedad social o de personalidad evitativa, que actualmente se basan en la terapia conductual sola o combinada con antidepresivos o ansiolíticos, los cuales solo mejoran los síntomas parcialmente y pueden causar efectos secundarios adversos.
En la actualidad, no existe ningún medicamento específico para el trastorno de ansiedad social (TAS) recomendado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) o la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Por ello, los investigadores están negociando con empresas farmacéuticas interesadas en la licencia de la patente para desarrollar tratamientos basados en esta tecnología. Esta molécula sería la primera específica para tratar los trastornos sociales de ansiedad, evitando el uso de fármacos sintéticos y sus efectos adversos.
El trabajo del equipo del IN-CSIC-UMH podría revolucionar el tratamiento de los trastornos de conducta social. Al centrarse en una hormona natural del cerebro, este enfoque promete una solución más específica y con menos efectos secundarios que los tratamientos actuales. Los avances en este campo ofrecen esperanza a quienes padecen estos trastornos y abren nuevas vías para la investigación y la terapia en neurociencia.