Los órganos bioartificiales están llamados a cambiar el paradigma de los trasplantes y las donaciones en todo el mundo. Con la innovación en este campo “lograremos entrar en la era de la medicina regenerativa”. Así lo cuenta en una entrevista para Consalud.esPedro Baptista, investigador de la Fundación Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (ARAID).
Tal y como explica este experto, los órganos bioartificiales son aquellos que se crean en el laboratorio a partir de células hepáticas o células de vasos sanguíneos. Es decir, “andamiajes que generamos a partir de un hígado rechazado o del hígado de un animal, cuyas células se siembran en un biorreactor hasta que el órgano madura”. Hasta el momento, las investigaciones han conseguido generar esos órganos en un laboratorio y trasplantárselos a cerdos.
“En estos momentos estamos consiguiendo mantener los órganos viables dentro del cerdo por más de un mes”, destaca Baptista. En adelante, el equipo de este investigador espera conseguir que esos órganos lleguen a los tres o incluso a los seis meses de viabilidad y sin ningún tipo de complicación como pueden ser las trombosis. Con estos avances “hemos sobrellevado el gran desafío dentro de la bioingeniería de órganos, y ahora estamos en una fase bastante interesante en la que nos centramos en prolongar ese tiempo aún más”, añade.
“En estos momentos estamos consiguiendo mantener los órganos viables dentro del cerdo por más de un mes”
Logros como este cambiarán de manera radical el paradigma de los trasplantes, pues en el momento en el que se tenga la capacidad de generar órganos en un laboratorio, bien sea con células del propio paciente o con células de donantes, se tendrá también la posibilidad de aumentar la disponibilidad de los órganos. De este modo, “el límite de órganos estará únicamente determinado por la disponibilidad de fabricación que tengamos”, subraya el experto.
Si bien en España no existe el grado de escasez de órganos que se produce en otros países, debido principalmente a nuestro excelente modelo de donación, el hecho de contar con un mayor número de órganos disponibles permitiría aumentar las indicaciones. Así, “enfermedades con las que hoy en día no trasplantaríamos, podrían beneficiarse de estos trasplantes con resultados positivos”. Más aún, “en el momento en el que tengamos la posibilidad de expandir las células del propio paciente, empezaremos a tener órganos autólogos”. De esta manera, afirma el investigador, “utilizando las células del propio paciente ya no necesitaremos la inmunosupresión, pues estaremos generando órganos que no van a causar rechazo”. Se tratará por tanto de órganos “para toda la vida”.
Estas técnicas son transferibles a otros órganos, aunque existe una diferencia importante estructural entre las células de, por ejemplo, un pulmón y un riñón. Es en este punto en el que adaptar estas innovaciones llevará más tiempo, “pero el cuello de botella principal, es decir, crear redes vasculares o vasos sanguíneos que puedan durar y no presenten trombosis, ya se ha logrado”. Con esta perspectiva, encontramos que la investigación en este campo se encuentra muy avanzada. “Tengo confianza en que en los próximos cinco o diez años empezaremos a ver estos estudios en un nivel más avanzado, llegando al trasplante al paciente”.
“En el momento en el que tengamos la posibilidad de expandir las células del propio paciente, empezaremos a tener órganos autólogos”
Además de este importante proyecto, Baptista ha avanzado en otra de sus grandes investigaciones, en este caso en el campo de la impresión 3D. Se trata de un estudio enmarcado dentro de 'Horizonte Europa', con el que se busca lograr el primer hígado de bioimpresión 3D para trasplantar en cerdos inmunodeficientes con células de donantes humanos. “Es un paso importante, con una técnica distinta, para generar hígados en laboratorio, lo que tiene grandes implicaciones en automatización, industrialización y para abaratar los costes de todas estas tecnologías”.
Igualmente, el experto ha señalado otro de sus grandes proyectos (en el ISCIII), que se trata en este caso de “reparar” en el laboratorio hígados que son rechazados para el trasplante debido a problemas del donante. “Mantener los órganos vivos en una máquina fuera del cuerpo abre una ventana para tratar, medicar o regenerar el órgano en una máquina e intentar recuperar su función para hacerlo apto para el trasplante”.
En definitiva, con todas estas innovaciones sobre la mesa, el experto ofrece una visión positiva y prometedora del campo de los trasplantes. “El gran cuello de botella que ya hemos conseguido resolver para evitar las trombosis ha hecho que el campo se abra y las innovaciones sean una realidad en cinco o diez años”. A su vez, “ayudará a paliar la escasez de órganos y entraremos en una era en que la medicina regenerativa no sean sólo términos en investigación, sino algo muy real en los hospitales”.