La compañía farmacéutica especializada en VIH, ViiV Healthcare, ha celebrado este jueves, 14 de diciembre, la sexta edición del Brunch&Share, un evento en el que más de 20 entidades de base comunitaria comparten sus conocimientos, ideas y principales aprendizajes. El encuentro ha tenido como principal eje temático la importancia de participación de los agentes sanitarios para el tratamiento integral del VIH.
El tiempo pasa, y las necesidades especiales de los pacientes de VIH cambian. Los cuerpos, la salud y las necesidades de estos pacientes se transforman, y requieren de una atención que se adapte a sus necesidades y de una manera personalizada. Se trata de una optimización de la atención en la que cobran especial relevancia los profesionales sanitarios. Éstos no sólo deben poseer conocimientos especializados sobre VIH, sino que también deben comprender las necesidades únicas de cada paciente. En el caso concreto de la enfermería se desempeña un papel vital en la atención continua, proporcionando apoyo emocional, administrando tratamientos y educando a los pacientes sobre el manejo de la misma enfermedad. Su enfoque holístico contribuye significativamente a mejorar la calidad de vida de quienes viven con VIH.
Además, el autocuidado o la autogestión de la salud en los pacientes se presenta también como una acción imprescindible. Un paciente informado y conocedor de sus derechos, afecciones y características propias de su condición es fundamental para mejorar la calidad de vida de estas personas. Emma Fernández, enfermera experta en VIH del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, cuenta para ConSalud.es, que a día de hoy, “el paciente quiere ser un paciente activo y que participa".
LAS TRES FASES POR LAS QUE HA PASADO EL VIH
Hay tres etapas muy diferenciadas en la vida de la enfermedad del VIH. En la primera de ellas, tal y como cuenta la enfermera, "el diagnóstico de VIH era sinónimo de muerte a corto plazo o con mucho sufrimiento social". Ya más adelante, se empieza a trabajar con retrovirales de alta eficacia sin tantos efectos secundarios y se empieza a cambiar la definición conocida hasta el momento, hacia una patología crónica. La tercera y última etapa es dónde las personas con VIH empiezan a exigir y a demandar que se les tenga más en cuenta. Este tipo de pacientes cuentan con muchas necesidades de otras esferas médicas que por lo general no se tienen en cuenta.
"Si queremos reducir las desigualdades necesitamos que se mire desde un enfoque integrado"
En el año 2016 salieron las propuestas de la OMS para 2020: que el 90% de las personas que viven con VIH estén diagnosticadas a nivel mundial, que ese 90% reciba tratamiento y por último que de ese 90%, el 100% estén indetectables. Para el año 2025 la tasa sube al 95%, por lo que el avance es positivo y ascendente, pero nivel global hay mucha variabilidad.
EL PAPEL DE LAS ENFERMERAS
Los recursos, la esfera social o la espera psicológica, son algunos de los ámbitos sanitarios que deben ser tratados a través del modelo óptimo de atención. "El discurso que había desde la parte biomédica era que no había problema porque el VIH en España estaba bien controlado", afirma Emma Fernández. "Los que llegan efectivamente están bien cuidados pero hay mucha gente que se pierde por el camino porque el sistema no los tiene en cuenta. Hay que tener muchas estrategias para poder atender bien al usuario y el trabajo con las entidades comunitarias es fundamental para poder llegar a poblaciones más vulnerables que si no, no tienen cabida", añade. "Si queremos reducir las desigualdades necesitamos que se mire desde un enfoque integrado", concluye la experta sanitaria en VIH.
Este modelo integral se presenta para la comunidad sanitaria como una hoja de ruta a la que todos los profesionales se pueden acoger para que las personas con VIH tengan todas sus necesidades cubiertas. Es la oportunidad de tener algo que se lleva reclamando más de 42 años, para acabar con esta estigmatización que atraviesa la vida de las personas con VIH y que tanto les impacta.