La Medicina Estética ha ido avanzando en los últimos años gracias a la popularidad de sus tratamientos, pues son mínimamente invasivos y los pacientes reportan un altísimo grado de satisfacción. Por eso, según el último estudio impulsado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), en España hay más de 4.000 centros médico estéticos autorizados por el Ministerio de Sanidad.
El intrusismo profesional en medicina estética supone una amenaza tanto para la salud de los ciudadanos que deciden ponerse en sus manos, como para el crecimiento regular de la medicina estética
Este crecimiento del sector implica, como no podía ser de otra manera, la creación de nuevos puestos de trabajo. De hecho, el promedio de empleados por clínica asciende a siete trabajadores. Haciendo una estimación, estamos hablando de más de 30.000 trabajadores directos, sobre todo administrativos, esteticistas titulados, personal de enfermería y de mantenimiento y dado que se prevé que en los próximos años la demanda siga aumentado, actualmente 1 de cada 3 españoles se ha sometido a un tratamiento médico estético, es previsible que esta área de la medicina siga impulsando la contratación.
INTRUSISMO, UN PELIGRO PARA EL CRECIMIENTO ESTABLE DEL SECTOR
La mayoría de las veces, el principal reclamo de los profesionales no médicos, que ofrecen estos servicios de forma totalmente delictiva, es el precio de sus servicios. Consiguen ofrecerlo con costes tan reducidos gracias a que no requieren locales preparados para llevar a cabo un acto médico, ni personal de apoyo (normalmente se calcula que por cada médico es necesario tres profesionales para realizar un tratamiento en condiciones óptimas). Por eso mismo, el intrusismo profesional en medicina estética supone una amenaza tanto para la salud de los ciudadanos que deciden ponerse en sus manos, como para el crecimiento regular de la medicina estética.
"El intrusismo en medicina estética es sangrante. Todas las semanas conocemos nuevos casos, lo cual es muy preocupante pues implica que son muchos los ciudadanos que están poniendo en peligro su salud", señala la doctora Petra Vega, presidenta de la SEME.
Además, comentan desde la SEME que se debe tener en cuenta que la mayoría de estos tratamientos "no son declarados, por lo que tampoco realizan la pertinente declaración fiscal y los productos suelen adquirirse de forma ilegal en el mercado negro o por internet". "Por eso, el intrusismo pone en peligro la seguridad y la salud del paciente, fomenta el paro y el fraude fiscal, entre otras consecuencias", insisten.