El colectivo de ópticos-optometristas españoles lleva tiempo reclamando la plena incorporación de estos profesionales en los diferentes servicios de salud de todo el país. Una realidad que ha llegado a cuentagotas hasta 9 de las CC.AA. españolas y queda pendiente en el resto del territorio. De esta manera, los expertos en este ámbito ponen el valor que su incorporación a la sanidad pública supondría un avance importante y necesario para lograr una mejora en la salud visual de los ciudadanos, así como para reducir las listas de espera que los pacientes aguardan en Oftalmología.
En la actualidad, la radiografía general de su implantación en el Sistema Nacional de Salud (SNS) refleja la presencia de ópticos-optometristas en los servicios sanitarios de Aragón (12), Baleares (18), Cataluña (105), Extremadura (5), La Rioja (2), Madrid (100), Murcia (reconocido en 2021, pero sin efectivos), Navarra (4), País Vasco (41) y Comunidad Valenciana (33). A todas ellas, podría incorporarse próximamente Galicia, cuyo Gobierno abrió la pasada semana las puertas a adoptar la presencia de estos profesionales en el Sergas. De esta manera, en la Comisión de Sanidad, Política Social y Empleo se aprobó una iniciativa legislativa destinada a estudiar la inclusión progresiva y sistemática de estos perfiles.
Oftalmólogos y optometristas servirían para “descongestionar la demanda que se deriva a los hospitales; solucionando muchos problemas visuales desde la propia atención en Primaria"
En el resto de CC.AA. la apuesta por ofrecer la atención de este colectivo en la sanidad pública permanece en punto muerto. Así, paradójicamente, regiones como Navarra o Castilla y León fueron las primeras en reconocer la categoría profesional sanitaria del óptico-optometrista en 2004, aunque sin acompañarla hasta el momento de un oportuno desarrollo. En esta línea, el decano del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, Eduardo Morán Abad, define la inclusión de sus compañeros en el SNS como “necesaria”, pues considera que como más “eficaces” pueden ser a la sociedad es “formando parte de los servicios de salud, especialmente en Atención Primaria”.
En concreto, la ampliación de la cartera de servicios del sistema público para dotar al ciudadano también de esta atención visual, resultaría especialmente “efectiva” en el primer nivel asistencial. Los oftalmólogos y optometristas servirían para “descongestionar la demanda que se deriva a los hospitales; solucionando muchos problemas visuales desde la propia atención en Primaria y facilitando que los pacientes no tengan que desplazarse innecesariamente a una nueva consulta”, aclara Morán. Por ello, implicaría una reducción de los tiempos de asistencia y de las listas de espera para un especialista, asimismo facilitaría la detección precoz de alteraciones visuales en la población.
El primer paso radicaría en que las distintas Administraciones autonómicas “reconocieran esta categoría estatutaria en su Sanidad, convocaran plazas e incorporasen a ópticos-optometristas
Unas ventajas que no han llegado por igual a todas las regiones. Para equiparar estos servicios y aprovechar todas las potencialidades de los profesionales ópticos-optometristas, el primer paso radicaría en que las distintas Administraciones autonómicas “reconocieran esta categoría estatutaria en su Sanidad, convocaran plazas e incorporasen a ópticos-optometristas en hospitales y, de manera especial, en Atención Primaria”, remarca. En esta línea, la mayor parte de estos perfiles que han entrado a formar parte del SNS lo han hecho en atención hospitalaria, con excepciones como Baleares por su “útil” aplicación en AP.
La gran mayoría de las CC.AA. han visto de manera favorable los beneficios que conllevan estos profesionales para la reducción de esperas y costes en sus servicios de salud; por lo que han apostado por reconocer esta categoría. “Esperamos que en breve sean todas las autonomías las que reconozcan a los ópticos-optometristas y creen plazas para incorporarlos. Nos parece bien estar en atención hospitalaria –dependiendo de Oftalmología-, pero creemos que en muchos centros sería necesario crear unidades de Optometría para dar servicio y desatascar el primer nivel asistencial”, reclama el representante colegial.
“Podrían resolver perfectamente en su gran mayoría y, si hubiera signos de patología, podríamos derivar el caso al especialista oportuno para su tratamiento: principalmente el oftalmólogo”
Desde la agrupación colegial desvelan que “alrededor de un 70%” de las consultas llevadas a cabo en los centros de salud en relación a oftalmología “radican en problemas de agudeza visual”. Una circunstancia que nuestros profesionales “podrían resolver perfectamente en su gran mayoría y, si hubiera signos de patología, podríamos derivar el caso al especialista oportuno para su tratamiento: principalmente el oftalmólogo”, expone Morán.
Tradicionalmente el óptico-optometrista ha venido desempeñando sus labores de atención al ciudadano fundamentalmente en establecimientos sanitarios de Óptica. Una vez demostradas las ventajas de su trabajo, en la actualidad hospitales y clínicas públicas y privadas cuentan con estos perfiles para sus consultas oftalmológicas. Sin embargo, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas considera que “queda camino por delante” e insta a que se tenga en cuenta “su cercanía con los paciente y su capacidad de descongestionar las consultas de Oftalmología desde la Atención Primaria”, concluye el decano.