El diagnóstico de algunas enfermedades puede resultar “complejo e iterativo”, afectando directamente a la salud de las personas, pero también a los costes sanitarios. De hecho, se estima que hasta un 15% de los diagnósticos a nivel mundial son inexactos, tardíos o erróneos, suponiendo una carga financiera directa de hasta el 17,5% del gasto total de la atención médica. Así lo refleja el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicado este viernes, que pone en evidencia los graves problemas derivados de los errores diagnósticos en los sistemas de salud de sus países miembros de la organización.
“El diagnóstico es una parte fundamental de la asistencia sanitaria. Una identificación precisa y oportuna es el primer paso para garantizar que un paciente recibe el tratamiento adecuado”, destaca el informe. “Reducir el error de diagnóstico tiene el potencial de generar grandes ahorros de costes a través de mejoras en la eficiencia de la atención médica y reducciones en el daño al paciente”, añade.
A pesar de los avances tecnológicos en pruebas y herramientas diagnósticas, los errores diagnósticos persisten debido a deficiencias en la toma de decisiones clínicas, problemas organizativos y fragmentación de la atención, así como a la complejidad de algunas enfermedades, tal y como indica la organización. “Los sistemas sanitarios deben mejorar en la identificación y comunicación precisa de los diagnósticos”, señala el informe.
“El problema no solo es la falta de precisión en el diagnóstico, sino también la variabilidad en los criterios utilizados y la ausencia de pruebas diagnósticas específicas”
El impacto de estos errores no es menor: la OCDE estima que el 80% de los daños causados por diagnósticos erróneos o tardíos podrían prevenirse. En países como el Reino Unido, uno de cada nueve adultos ha sido mal diagnosticado con TDAH, mientras que en Estados Unidos la tasa de diagnósticos erróneos de sepsis asciende al 10%. “El problema no solo es la falta de precisión en el diagnóstico, sino también la variabilidad en los criterios utilizados y la ausencia de pruebas diagnósticas específicas”, advierte el documento.
Estos errores también tienen “graves repercusiones económicas”. En Estados Unidos, se estima que se producen 2,6 millones de errores diagnósticos cada año, lo que conlleva 371.000 muertes y 424.000 discapacidades permanentes. En términos de gasto sanitario, la OCDE calcula que los errores diagnósticos representan un 17,5% del presupuesto sanitario total, lo que en EE.UU. equivale a 870.000 millones de dólares anuales.
Asimismo, el informe también destaca que la falta de recopilación y análisis sistemático de datos sobre diagnósticos limita la posibilidad de mejorar los sistemas de salud. “Sin datos precisos sobre los errores diagnósticos, los países no pueden desarrollar estrategias efectivas para abordarlos”, subraya el estudio. Además, la OCDE critica la ausencia de directrices internacionales estandarizadas sobre la precisión y oportunidad del diagnóstico.
Para reducir los errores diagnósticos y sus costes asociados, el informe recomienda políticas nacionales enfocadas en mejorar la calidad del diagnóstico. Entre las estrategias sugeridas están el uso prudente de pruebas diagnósticas, la implementación de alertas sobre resultados anormales, la promoción de consultas entre especialistas y una mayor participación de los pacientes en el proceso de diagnóstico. “La racionalización del uso de la radiología diagnóstica y las pruebas genéticas es un desafío clave que requiere gobernanza cuidadosa para evitar el sobrediagnóstico y los costes asociados”, advierte el informe.
La OCDE estima que “reducir a la mitad los errores diagnósticos podría ahorrar hasta un 8% del gasto sanitario”, lo que equivale a 676.000 millones de dólares al año en sus países miembros. Si se consiguiera eliminar el 80% de los errores evitables, el ahorro podría alcanzar 1,1 billones de dólares anuales. “El impacto económico de mejorar la seguridad diagnóstica es considerable y podría liberar recursos para investigación y tratamientos más efectivos”, destaca el documento.
“Las nuevas tecnologías pueden ser clave para minimizar la incertidumbre en los diagnósticos, pero requieren validación clínica y una regulación adecuada”
Para lograrlo, la OCDE recomienda cambios en la formación médica y la cultura del trabajo clínico, fomentando revisiones entre profesionales y un enfoque multidisciplinar del diagnóstico. También defiende el uso de inteligencia artificial para mejorar la precisión y reducir errores. “Las nuevas tecnologías pueden ser clave para minimizar la incertidumbre en los diagnósticos, pero requieren validación clínica y una regulación adecuada”, explica el informe.
Finalmente, el informe insta a los sistemas sanitarios a aprovechar la digitalización para integrar información diagnóstica de manera eficiente. La interoperabilidad de los sistemas de salud y el seguimiento automatizado de resultados pendientes podrían evitar retrasos en los diagnósticos y mejorar la atención al paciente. “Invertir en seguridad diagnóstica no solo salvará vidas, sino que también optimizará el uso de los recursos sanitarios a nivel global”, concluye el informe de la OCDE.