El número de enfermeras que se van a trabajar al extranjero se duplica en un año

En 2022, 1.100 enfermeras se fueron de España, principalmente a Noruega, Reino Unido e Irlanda

Enfermera. (Foto. Freepik)
Enfermera. (Foto. Freepik)
23 marzo 2023 | 13:16 h
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La preocupante cifra de enfermeras formadas en España que acaban yéndose a trabajar al extranjero no para de aumentar. En un año, de hecho, se ha duplicado, pasando de 572 en 2021 a 1.100 en 2022. Además, parece ser que esta cantidad va a seguir creciendo aún más, ya que en los dos primeros meses de 2023 se registraron 286 profesionales de Enfermería que se fueron de España para ejercer. 

Tal y como reflejan los datos compartidos por el Consejo General de Enfermería (CGE), Noruega, Reino Unido e Irlanda son, por este orden, los principales lugares de destino. La razón no es otra que la precariedad laboral que vive el sector y dentro de ella la temporalidad. Lejos del 8% marcado como objetivo por el Gobierno, la temporalidad entre las enfermeras no baja del 30% y en algunas Comunidades Autónomas llega al 40%.

La situación, denuncia el Consejo General de Enfermería, no es nueva, El presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, lo explica: “Llevamos más de 25 años sufriendo las consecuencias de la elevada temporalidad. En 2020, el número de enfermeras españolas trabajando fuera de España superaba las 5.400 y desde entonces la cifra no ha dejado de crecer. Invertimos en formar profesionales altamente cualificados que se acaban yendo a otros países en busca de mejores condiciones”.

Lejos del 8% marcado como objetivo por el Gobierno, la temporalidad entre las enfermeras no baja del 30%

La temporalidad, sostiene el Consejo, “no está justificada en ningún caso” y es que, de hecho, otro de los grandes problemas de nuestro sistema sanitario es la falta de profesionales: “mientras en Europa la ratio es de 8,6 por cada 1.000 habitantes, en España es de apenas 6,1. Ocupamos los puestos de cola con respecto a otros países de nuestro entorno. Por tanto, lejos de sobrar profesionales, faltan. Esto conlleva una sobrecarga laboral que perjudica a las enfermeras, pero también, no lo olvidemos, a los pacientes”.

Además, como insiste Florentino Pérez Raya, “las ofertas públicas de empleo son escasas en cuanto al número de plazas y se resuelven a muy largo plazo. Actualmente, por ejemplo, se están incorporando los profesionales que obtuvieron su plaza en 2019, es decir, cuatro años más tarde”.

RIESGOS

La temporalidad afecta no sólo a quienes tienen este tipo de contratos sino también al resto de profesionales y pone en riesgo la propia seguridad del paciente. De un lado, las enfermeras que viven enlazando contratos, muchas veces de días e incluso horas, ven cómo su vida personal se ve afectada y les resulta casi imposible conciliar. Renunciar a un contrato, que a veces se ofrece de un día para otro, supone una penalización que les lleva directamente al último puesto de la bolsa de empleo. No importa que exista una justificación para ello y la penalización tiene lugar también si el empleador no consigue contactar telefónicamente con la enfermera.

Muchos de estos trabajadores temporales ven cómo pasan de una unidad a otra sin importar si tienen o no la experiencia requerida y sin que cuenten con la figura de un tutor que les acompañe. Esto genera estrés, inseguridad y ansiedad. “La norma dice que en determinados servicios el personal de nueva incorporación tiene que estar tutorizado, por ejemplo, en neonatología crítica, donde hablamos de pacientes muy vulnerables. La realidad es que esto no se está haciendo, no hay tales tutores”, denuncia el representante de las enfermeras. “¿De quién es entonces la responsabilidad cuando sucede algún problema que, desgraciadamente, puede comprometer la vida del paciente”, se pregunta Pérez Raya. “De la enfermera no. La culpa es del sistema”, responde.

Los profesionales que no son temporales también sufren las consecuencias de no contar con compañeros fijos y la rotación continua dificulta el trabajo de las enfermeras que en su día a día tienen que hacer frente a una importante carga de trabajo, derivada precisamente de la falta de personal.

SALUD MENTAL

La situación está afectando claramente a la salud mental de las enfermeras. Como ha reflejado la encuesta realizada por el Consejo General de Enfermería a 20.000 enfermeras tras la pandemia, el 80% se encuentra en una situación de estrés mantenido, el 75% padece ansiedad y el 33% depresión. No es de extrañar, señala Pérez Raya, que “muchos profesionales se estén planteando irse o directamente abandonar la profesión para dedicarse a otra cosa”.

CUESTIÓN ECONÓMICA

Si formamos enfermeras altamente cualificadas que hacen falta en España y la realidad es que se están yendo, ¿por qué no intentamos retenerlas?, se pregunta el Consejo. Según explican, desde su punto de vista el motivo es claramente económico: “Las enfermeras temporales no tienen los mismos derechos retributivos que las fijas, ni trienios, ni carrera profesional… Ni siquiera las guardias se cobran igual cuando el trabajo es el mismo”. “Las enfermeras y enfermeros españoles estamos muy bien valorados en otros países por nuestra preparación. Esto es un orgullo y una tristeza al mismo tiempo porque estamos formando profesionales súper competentes que se están yendo. Es urgente que el Ministerio y las Administraciones de las distintas Comunidades Autónomas estabilicen e incrementen las plantillas deacuerdo a las necesidades de la población”. 

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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