Aragón aprobó la pasada semana la reducción de la jornada laboral en sanidad pública hasta las 35 horas y 40 minutos en 2025. De esta manera lo acordó la Gerencia de Salud con los sindicatos CSIF, CCOO y UGT en la Mesa Sectorial de Sanidad celebrada el pasado viernes. Sin embargo, el sindicato de médicos y enfermeras (CESM-SATSE), así como el de técnicos de enfermería (FTPS), votaron en contra de esta implantación en las actuales condiciones planteadas.
La reducción de la jornada de 37 a 35 horas semanales se acordó en marzo de 2023 en la ‘Propuesta de acuerdo para la mejora de la Sanidad en Aragón’, documento que puso fin a la huelga convocada con el anterior Gobierno, en marzo de 2023. “En ese mismo momento se aplicaron las 35 horas en todos los espacios de la Función Pública que forman parte de la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón, pero para el Servicio Aragonés de Salud se pospuso el compromiso durante tres años”, explica a ConSalud.es Mercedes Ortín, secretaria general de CESM-Aragón.
Una modificación que para la secretaria sindical no supone “ningún cambio significativo” en su actual jornada e implica perder la oportunidad de aplicar el próximo año para el colectivo médico esta mejora laboral
De esta manera, el Departamento de Salud se 'escudó' en el impacto presupuestario y organizativo que supondrá la implantación de la jornada de 35 horas en sanidad para esta reducción progresiva hasta alcanzarla en 2026. “Nos parece un trato desigual. Los sanitarios estatutarios somos siempre los paganos dentro de estos servicios públicos. Este 2025 nos hemos quedado con las 35 horas 40 minutos, lo cual nos impide organizar bien todo y retrasar la implantación definitiva. Por eso votamos en contra”, asevera.
Para el próximo año, la reducción acordada se establece, en cómputo anual, en 1.547 horas para el turno diurno; 1.370 horas para el turno nocturno y en 1.428 horas para el turno rotatorio, con 42 noches efectivas de trabajo. Una modificación que para la secretaria sindical no supone “ningún cambio significativo” en su actual jornada e implica perder la oportunidad de aplicar el próximo año para el colectivo médico esta mejora laboral que “ya debería haber llegado en 2023”.
La responsable en CESM-Aragón tiene claro que la modificación de jornada no supondrá ningún sobrecoste de recursos para el sistema, ni requiere supeditarse a una mayor plantilla de efectivos, aunque "siempre serían bienvenidos"
La responsable en CESM-Aragón tiene claro que la modificación de jornada no supondrá ningún sobrecoste de recursos para el sistema, ni requiere supeditarse a una mayor plantilla de efectivos, aunque "siempre serían bienvenidos". Sin embargo, desde Salud sí han cifrado el coste económico de la reducción de la jornada en 2025, pasando de 36 horas y 20 minutos a 35 horas y 40 minutos, en un total de 8,9 millones de euros. Un paso intermedio que contemplan hasta la implantación definitiva en 2026.
El sindicato médico aragonés hubiera deseado que la nueva disposición horaria fuera ya plena. Lo que permitiría avanzar en la organización definitiva y subsanar posibles mejoras durante este año que arranca. “La idea es que cuando ya sean 35 horas, los facultativos especialistas de área, que todavía tienen que ir a una mañana de cada nueve sábados al mes a trabajar en jornada ordinaria de módulos de 6 horas, organicen también todos los servicios para que las guardias del sábado pasen de 17 a las 24 horas”, aclara la Dra. Ortín.
"En lugar de una guardia cada siete sábados, será cada nueve, siempre y cuando el centro asistencial cuente con al menos nueve efectivos”
La única diferencia que la secretaria autonómica observa de cara a la nueva jornada para 2025 es que "en lugar de una guardia cada siete sábados, será cada nueve, siempre y cuando el centro asistencial cuente con al menos nueve efectivos”, puntualiza la facultativa aragonés, quien también aclara qué ahora ya “existen meses donde se ha incumplido la jornada” y los profesionales terminan “pasándose de horas”. “Eso es lo que no puede ser”, lamenta.
Con todo, CESM-Aragón se muestra resignado a tener que esperar un año más hasta la adopción definitiva de la jornada reducida. “Se lo explicamos al nuevo consejero de Salud y al gerente desde el mismo momento del cambio de Gobierno en Aragón, y la verdad es que no están muy receptivos. En definitiva, es una tomadura de pelo y un agravio comparativo para los sanitarios aragoneses, pues todo sigue igual”, concluye Mercedes Ortín.