El artículo 36 del Estatuto Marco de los trabajadores estatutarios del Sistema Nacional de Salud (SNS) contempla la movilidad forzosa de los sanitarios cuando así lo requieran las necesidades del servicio de salud. “El personal estatutario, previa resolución motivada y con las garantías que en cada caso se dispongan, podrá ser destinado a centros o unidades ubicadas fuera del ámbito previsto en su nombramiento de conformidad”, indica el texto oficial.
A la hora de llevarse a la práctica, algunas CC.AA. han desarrollado sus propias normativas como es el caso de los decretos autonómicos de Castilla y León o el de Asturias. Precisamente, la Consejería de Sanidad asturiana regulaba esta medida el pasado 31 de julio, a través de una resolución publicada en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA). “Hace quince días tuvimos una reunión en Mesa Sectorial donde se trataron varios temas, entre ellos, la movilidad forzosa, aunque en este caso no tuvimos oportunidad de negociar y la Consejería se limitó a informarnos al respecto”, explica a ConSalud.es Tatiana Soto Álvarez, secretaria del Sector de Salud de UGT.
La Consejería de Sanidad de Asturias ha regulado la movilidad forzosa el pasado 31 de julio
Durante ese encuentro, la Consejería presentó un esquema de cómo se harían efectivos los traslados, siendo los médicos eventuales los primeros de la lista a la hora de cambiar de centro de trabajo. En este sentido, Soto recuerda que pese a “ser un reparto bastante equitativo”, UGT se opone a “obligar los profesionales a abandonar su entorno aunque se le paguen dietas o se les mantengan sus condiciones laborales".
LOS SINDICATOS PIDEN BUSCAR OTRAS SOLUCIONES
En general, el posicionamiento de UGT es compartido por otras organizaciones sindicales que abogan porque la movilidad siempre sea voluntaria y buscar otras soluciones la ocupación de las plazas de difícil cobertura. “Los facultativos se enfrentan al hecho del déficit de personal y a que hay lugares donde nadie quiere ir”, recuerda Soto.
En su opinión, la clave está en cambiar de base el sistema: con la ampliación de las plazas MIR, estrategias para que los residentes se queden en sus lugares de formación al finalizar la residencia y la incentivación de las zonas de difícil cobertura para que sean los propios médicos quienes quieran trabajar allí.