El sindicato Metges de Catalunya (MC) calcula que la Atención Primaria necesita más de 1.000 facultativos “para encarar con garantías la nueva etapa de la Covid-19”, después de que el primer nivel asistencial haya asumido nuevas competencias derivadas del coronavirus como la atención a las residencias geriátricas, la detección de nuevos casos comunitarios mediante las pruebas PCR a pacientes con sintomatología de infección y el seguimiento de sus contactos.
El sindicato advierte, con motivo del Día Mundial de la Médica y del Médico de Familia que se celebra este martes, que el primer punto de acceso en el sistema sanitario público “continúa arrastrando un déficit importante de plantilla que se hará más evidente en la nueva etapa de la Covid-19”. En este sentido, recuerda que solo en la red de atención primaria del Instituto Catalán de la Salud (ICS), que gestiona el 80% de los equipos de atención primaria, “se perdieron más de 900 facultativos a causa de los recortes, de los cuales únicamente se han reposado un centenar de profesionales a raíz del cumplimiento parcial de los acuerdos de salida de huelga de finales de 2018, que preveían una contratación de 309 nuevos médicos y médicas de familia”.
El sindicato médico catalán exige a la Generalitat mayor inversión en recursos humanos
Así pues, para asumir las nuevas funciones de apoyo en el control epidemiológico y continuar atendiendo la población con patología crónica “con unos estándares mínimos de calidad”, MC exige al Departamento de Salud una inversión notable en recursos humanos, una provisión adecuada de material de protección individual contra el coronavirus y el *redisseny organizativo y asistencial de la atención primaria, con el objetivo de absorber toda la actividad postergada por la pandemia sin posar en peligro ni los profesionales ni los usuarios”.
Además, pide la calificación de “enfermedad profesional” para los facultativos contagiados por el coronavirus, un “complemento específico especial de peligrosidad” y la “reversión de los recortes” aplicados desde 2010 que han supuesto una pérdida del 30% del poder adquisitivo del médico. “Hace falta que se reconozca a todos los niveles el papel fundamental del profesional de medicina familiar y comunitaria, no tan solo en la contención de la expansión de la Covid-19, sino también en la humanización del ejercicio médico”, concluye el sindicato.