La profesión médica, más allá de toda la parte relacionada con las ciencias puras que caracteriza a su formación, ha tenido históricamente -y tiene-un componente humanístico muy importante que suele ser, precisamente, la principal razón por la que las personas deciden dedicar el resto de su vida a ella. De hecho, esta parte humana de la profesión se puede ver reflejada en multitud de obras artísticas, hasta el punto de que, aunque muchos a veces lo olvidan, algunos de los grandes autores de la historia fueron, también, médicos.
Hay casos muy conocidos, como los de Gregorio Marañón o Ramón y Cajal, pero otros que no lo son tanto, como el de Pío Baroja -fue médico rural en la localidad de Cestona, en Gipúzcoa- o, ya fuera de nuestras fronteras, el de Antón Chéjov, cuyas primeras obras vieron la luz mientras estudiaba la carrera de Medicina. Es por ello que, desde ya hace mucho tiempo, existe en nuestro país la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA).
"Antes entraban tan pocos, y eran tan mayores, que la asociación apenas se movía, era muy desconocida entre los médicos”
Su origen, concretamente, data de hace más de 100 años, cuando nació en 1918 la Asociación de la Prensa Médica, de la que fueron socios de honor, explica a ConSalud.es la ahora presidenta de ASEMEYA, Carmen Fernández Jacob. “Los médicos, antiguamente, escribían muchos artículos para los periódicos. Fue como comenzó la carrera de Pío Baroja, que a partir de entonces no volvió a ver a un paciente”, señala la especialista en Oftalmología y escritora.
Más de un siglo después, la asociación ha cambiado mucho. Ya no son solo médicos escritores, sino que también reúne a pintores y músicos, hasta el punto de haber conformado una orquesta cuyos miembros son todos médicos españoles y portugueses: “Al principio era un poco restrictiva; se hacía difícil entrar, porque había que ser académico y tener muchos libros escritos. Entraban tan pocos, y eran tan mayores, que la asociación apenas se movía, era muy desconocida entre los médicos”, indica la presidenta, en el cargo desde abril del 2022.
Así, con el paso del tiempo, ASEMEYA se fue abriendo a toda la profesión, y ya no piden que sus miembros hayan escrito muchos libros: “solo” que sean médicos y que “tengan inquietudes por las artes”. Para no perder la esencia de sus orígenes, eso sí, todo el que quiera entrar ha de seguir el mismo proceso que se hacía en la época de las academias de Medicina: dar un discurso “sobre el tema que quiera” y recibir la aprobación de algún otro miembro.
"Para entrar en Medicina piden una nota tan alta que los estudiantes son muy técnicos y están demasiado polarizados"
“Poco a poco vamos siendo cada vez más. Desde que accedí a la presidencia hemos empezado a movernos en redes sociales, sobre todo en Twitter, porque el problema es ese, que muchos compañeros todavía no nos conocen”, lamenta Fernández Jacob. Además de con su presencia en redes sociales, la asociación -ella es la segunda presidenta de su historia después de la doctora Fernanda Monasterio, que lo fue entre 1987 y 1995-, ASEMEYA también trata de darse a conocer a través de otras iniciativas, como los discursos que ofrecen cada más en la sede de la Organización Médica Colegial o su participación como jurado en el Premio de novela Albert Jovell, organizado por la propia OMC y con una dotación de 7.500 euros. En la edición de 2024, el galardonado fue José Solana, gracias a su novela ‘Las chicas de la Academia’.
La propia Carmen Fernández Jacob publicó su primer libro en 2017, ‘Patología ocular en la pintura a través de la historia clínica oftalmológica’. En él, la doctora, que trabajó durante 30 años como oftalmóloga en el Hospital Universitario La Paz, analizaba cómo habían impactado los problemas oculares de algunos de los más grandes pintores de la historia en sus obras. “Yo estoy todos los días viendo a personas con cataratas o defectos visuales. Y un día me pregunté: cuando a un pintor le pasa esto, ¿qué hace? Empecé a leer la correspondencia de los pintores con sus oftalmólogos, sobre todo impresionistas, y era súper divertido, porque los ponían verdes porque no querían que los operasen ni nada para seguir pintando”, cuenta entre risas.
EL FUTURO PASA POR REJUVENECERSE
La apertura de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas a otros ámbitos artísticos comenzó precisamente con la citada doctora Monasterio. Con ella, de hecho, adquirió su nombre actual, puesto que antes se denominaba Sociedad Española de Médicos Escritores (SEME). “Hemos organizado sesiones de pintura al aire libre en el Retiro. También hacemos exposiciones anuales, que este año ha sido en el Colegio de Médicos de Alicante, o visitas a museos en las que los guías eran los propios asociados. Ah, y tenemos una revista, con su sección de relatos y de poesía. Es increíble ver la de aficiones que tiene cada uno”.
Para concluir, indica la presidenta de ASEMEYA, el futuro de la asociación para que esta pueda seguir en pie, claro está, pasa por las nuevas generaciones. “Es difícil, porque para entrar en Medicina piden una nota tan alta que los estudiantes son muy técnicos y están demasiado polarizados. Pero, por ejemplo, he conseguido que un chico que está en primero de residencia se asocie, y en octubre va a leer su discurso de ingreso. Es con lo que más contenta estoy, porque claro, los asociados tenemos ya una edad, y muchos entran ya cuando se jubilan”.