La pandemia de Covid-19 ha afectado notablemente a la salud mental de determinados grupos de población. Uno de ellos: los niños y adolescentes.
Según informa la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, "en esta sesión científica, se ha puesto de manifiesto la importancia de conocer la reacción del niño o adolescente con un trastorno mental ocasionado por el confinamiento". Todo ello con el objetivo de establecer las pautas, seguimiento y recomendaciones tanto para el paciente como para la familia. Así, el estrés, miedo e incertidumbre generado por la crisis del coronavirus, pueden afectar sober todo a los niños y adolescentes. De hecho, los datos reflejan un aumento de las consultas relacionadas con la salud mental a raíz del confinamiento, principalmente en familias desestructuradas y padres con patologías psiquiátricas.
El entorno cercano del menos "debe de saber identificar los síntomas que pueden ser el inicio de una patología mental"
De esta manera, "si los padres no logran identificar a tiempo los signos de alerta, se pierde el factor protector de estos por lo que aumenta de manera significativa las adicciones y empeoran las patologías mentales", explica el Dr. Díaz. Según recoge una encuesta del CIS, el 52,2% de los padres han notado cambios en la forma de ser de sus hijos y el 72,7% notifica cambios de humor, así como cambios en el sueño en un 30,4% de los casos.
"Para prevenir estas situaciones, es esencial que los sanitarios conozcan de cerca las patologías mentales y sean capaces de detectarlas. También el entorno cercano del menos "debe de saber identificar los síntomas que pueden ser el inicio de una patología mental, por lo que es de vital importancia que lo consulten a su médico de familia", comenta la Dra. Cama.
Los expertos destacan los siguientes puntos como señales de alerta para consultar con el médico de familia a la mayor brevedad posible: adicciones, sea a internet o a la tecnología; aislamiento de la zona de confort, principalmente amigos y familiares; agresividad con el entorno cercano que muchas veces deriva en maltrato infantil; trastornos de la conducta alimentaria, sea dejar de comer o comer demasiado; y aumento de las visitas al pediatra o médico, así como llamadas a Urgencias por sintomatología banal.