La anestesia es un proceso seguro, rutinario y muy arraigado en el sistema sanitario, pero no siempre ha sido así. A mediados del siglo pasado, la anestesia no gozaba de la seguridad y eficacia que posee ahora y reflejo de ello es la alta tasa de mortalidad. Alrededor de 1960, fallecía 1 paciente por cada 1.000 actos anestésicos. Si estas tasas se mantuvieran hoy en día, significaría que en hospitales como el Puerta de Hierro de Majadahonda, fallecerían unas 21 personas al año por la anestesia. Para suerte de todos, en la actualidad podemos presumir de tasas de mortalidad tan bajas, que ni siquiera se registran porque no se pueden medir.
Según informa a ConSalud.es el presidente de la Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación (Sedar), el Dr. Javier García, en la actualidad la mortalidad en anestesia ha bajado a un paciente por cada 150.000 actos anestésicos. El también jefe de Servicio de Anestesiología del Hospital Puerta de Hierro compara la anestesia con la aviación: “Hace años volar era arriesgado y, sin embargo, ahora es más seguro ir en avión que en coche”.
Con la anestesia ha ocurrido igual y la razón no es otra que la alta cualificación y especialización de los médicos. En 1978, con la creación del sistema MIR, la Anestesiología se convirtió en una especialidad médica que ha ido aumentando en años de formación hasta situarse en los cuatro años de residencia actuales. La mortalidad de los actos anestésicos fue disminuyendo progresivamente, conforme fueron formándose los anestesiólogos.
"Lo único que justifica que la anestesia sea tan sumamente segura es la adquisición de competencias de los anestesistas"
“Ahora es un procedimiento completamente seguro, pero no porque la anestesia sea más segura, sino porque ahora los anestesiólogos están formados. Los fármacos que tenemos no han cambiado, son los mismos que hace 50 años, porque son baratos y seguros. Lo único que justifica que la anestesia sea tan sumamente segura es la adquisición de competencias de los anestesistas”, explica el Dr. García. Las competencias de estos profesionales se han multiplicado, de forma que ahora son profesionales formados en ecografía, neumología, cuidados intensivos, cardiología… “Tener un anestesista al lado es como tener un minihospital”.
Con todo, estos avances podrían estar en peligro. La Sedar ha detectado que en todas las Comunidades Autónomas hay procedimientos anestésicos que no están siendo realizados por un anestesiólogo, con los riesgos que ello conlleva.
Y es que el hecho de que la anestesia se haya convertido en un procedimiento seguro, ha llevado a su “banalización” por parte de algunas administraciones y profesionales. Siguiendo esta tónica, hay Consejerías de Sanidad autorizando la realización de sedaciones profundas con fármacos anestésicos a profesionales que no son anestesiólogos, como pueden ser podólogos, odontólogos, enfermeras o cardiólogos.
En otras palabras, se está caminando hacia atrás, dejando al margen la razón principal por la que la anestesia se ha convertido en un procedimiento seguro. Este escenario pone en grave riesgo la seguridad del paciente. Por ello, Sedar ha lanzado una campaña de concienciación llamada ‘¿Dónde está mi médico anestesista? Quiero conocerlo’, con el objetivo de informar al paciente sobre esta práctica y animarle a que tome acción. El principal mensaje que transmite a la sociedad la Sedar es que el paciente que tenga que ser anestesiado, pregunte quién va a realizar ese procedimiento. “Dormir, te van a dormir, pero tienes que saber quién va a hacerlo. Tienes que saber si el profesional que va a estar cuidándote es un anestesista”, insiste el médico.
"Estamos detectando una violación de la legislación, porque en algunos casos, el que está realizando estos actos e informando al paciente, no es un anestesista. Esto quebranta la seguridad del paciente"
Según la Ley General de Sanidad, el paciente tiene el derecho de conocer en todo momento el nombre y profesión de la persona que va a atenderle. Además, el profesional debe informar previamente de la intervención que va a realizar al paciente y este debe consentirlo por escrito. Se trata de una línea “muy importante” que está empezando a borrarse. “Estamos detectando una violación de la legislación, porque en algunos casos, el que está realizando estos actos e informando al paciente, no es un anestesista. Esto quebranta la seguridad del paciente, porque el único profesional capacitado para explicar todos los riesgos y problemas de una anestesia, es un anestesista”, defiende García.
Si se soluciona esta problemática ocurrirá – y ya está ocurriendo – que habrá incidentes anestésicos. Por ello, Sedar insta a la sociedad a que cuando tengan que someterse a un procedimiento de anestesia, se informen si quien va a atenderle es un anestesista. “Puede parecer lógico”, reconoce el Dr. García, “pero no siempre se está haciendo”.
¿FALTAN ANESTESISTAS?
“A nadie le parecería normal que porque hubiera mucha lista de espera en una determinada especialidad, se recurriera a un profesional de otra especialidad para que realice una intervención para la que no está formado. Nadie le vería sentido”. Sin embargo, en Anestesiología está ocurriendo. La “excusa” que pueden poner algunas administraciones es que “faltan anestesistas”, una afirmación que el Dr. García desmiente rotundamente.
“No es verdad que faltan anestesistas. En Madrid, por ejemplo, sobran”, asegura el médico. En el Puerta de Hierro, este anestesista forma a seis especialistas cada año y, sin embargo, solo contratan a uno o a veces a ninguno. Estos especialistas están disponibles para su contratación en otras CC.AA. Aún así, es verdad que hay regiones afectadas como Canarias, Extremadura, Baleares o Cataluña donde faltan.
Por eso desde Sedar y la Comisión Nacional de la Especialidad están actuando para certificar más unidades en las que formar especialistas. Y está dando sus frutos, pues este año el Ministerio de Sanidad ha ofertado 407 plazas, 12 más que el año pasado. “La solución a la falta de anestesistas es formar a más médicos”, concluye el Dr. García.