Recientemente, el Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona incorporaba una plataforma robótica capaz de analizar más muestras bacetriológicas en menos tiempo. Un avance en el diagnóstico bacteriológico que no solo libera a los profesionales de realizar trabajos repetitivos, sino que se traduce en resultados más rápidos y en un gran avance en la lucha contra la resistencia antimicrobiana, la “otra pandemia” de nuestra era.
“La resistencia antimicrobiana es un problema muy importante. Poder tener el diagnóstico de una infección bacteriana y el estudio de la sensibilidad antibiótica pronto, incide en el paciente porque resuelve mejor la infección y su pronóstico es mejor y además evita el abuso de los tratamientos de amplio espectro ”, explica a ConSalud.es la jefa clínica de Bacteriología y Microbiología del Servicio de Microbiología del Vall d'Hebron, la Dra. Nieves Larrossa.
En este sentido, la médico especialista en Microbiología comenta que normalmente, los tratamientos antibióticos se ponen “a ciegas”. Es decir, un paciente acude a consulta con una sintomatología determinada y el médico receta un antibiótico pensando en el tipo de infección que puede ser y el microorganismo más frecuente en dicha infección, según los datos epidemiológicos ofrecidos desde los laboratorios de Microbiología.
En este escenario, puede ocurrir que no se establezca, de primeras, el mejor tratamiento para dicha infección o que haya varios microorganismos implicados, por lo que actuar con rapidez en caso de error es clave. De este modo, además de ofrecer un tratamiento más eficaz para el paciente, tener resultados rápidos redunda a nivel de ecología bacteriana, evitando que los microorganismos generen resistencia.
"Hemos extendido la lectura a lo largo del día para optimizar el proceso y dar resultados más rápido, evitando los tiempos muertos"
Sobre el último avance del laboratorio del Vall d'Hebron, Larrossa asegura que desde los años de Pasteur el procedimiento era el mismo: "Llega la muestra, hacemos un examen microscópico y decimos si hay microorganismos. Después, ponemos las muestras en medios de cultivo y cuando han crecido, les ponemos nombre a la o las bacterias y a partir de ahí hacemos el estudio de sensibilidad antibióticas”. Este proceso conlleva tiempo, una vez que se necesitan entre 16 y 18 horas para que crezca la bacteria y otras 18h para tener el estudio de sensibilidad. “En el mejor de los casos, nos vamos a las 36h”, matiza.
Es en este contexto que los microbiólogos han decidido “dar un paso contra el tiempo” y automatizar el proceso. Gracias a tecnologías como la instalada en el Vall d’Hebron, es ahora una máquina quien prepara la muestra en las placas de cultivo, evitando el trabajo repetitivo para los profesionales. Con todo, esto no es lo “realmente relevante”, una vez que estos sembradores ya forman parte de los grandes laboratorios desde hace años.
Lo “realmente relevante” es que se ha optimizado el proceso de siembra y conectado los sembradores a incubadores inteligentes que toman fotografías en los tiempos que establecen los profesionales. “Antes se leían las placas a cualquier hora del día y si no había crecimiento, se quedaba hasta la mañana siguiente. Ahora no, ahora se lee a la hora que decimos. Esto nos permite mantener una temperatura y atmósfera estables, de modo que los cultivos crecen más rápido y mejor. Además, al hacer las fotos, podemos leer el resultado en pantallas digitales y revisarlo más veces. Es decir, hemos extendido la lectura a lo largo del día para optimizar el proceso y dar resultados más rápido, evitando los tiempos muertos”, subraya la microbióloga del Vall d’Hebron.
“Esto nos ayuda a hacer nuestro trabajo mejor, de forma más eficiente y con mejores resultados en menos tiempo”
Otro de los grandes avances es la incorporación de inteligencia artificial, que facilita la clasificación de resultados y permite a los profesionales “ir más rápido”. Todo ello se traduce en que los técnicos tengan tiempo para otras actividades, como el estudio de pacientes complejos, la investigación, la participación en comités multidisciplinares… “Esto nos ayuda a hacer nuestro trabajo mejor, de forma más eficiente y con mejores resultados en menos tiempo”, insiste Larrossa, que añade que “teniendo antes los cultivos crecidos y los antibiogramas, se puede adecuar el tratamiento antes y así no abusar de los tratamientos de amplio espectro”.
EL PAPEL DE LOS MICROBIÓLOGOS EN LA RESISTENCIA ANTIMICROBIANA
Los laboratorios de Microbiología juegan un papel fundamental en la lucha contra la resistencia antimicrobiana. La Dra. Larrossa cuenta que una de las principales funciones de estos profesionales es el estudio periódico de los resultados de sensibilidad a determinadas bacterias para ofrecer tratamientos más eficaces a los facultativos. “Por ejemplo, analizamos la bacteria Escherichia coli y vemos que ahora, en infecciones urinarias o respiratorias no se puede utilizar el tratamiento X porque tenemos una resistencia en nuestro población de X nivel”, explica la microbióloga.
La divulgación, tanto a la población general como a los profesionales sanitarios es otro de los puntos en los que trabajan los microbiólogos, sobre todo en Atención Primaria.
“También estudiamos los mecanismos de resistencia de las bacterias para detectarlos y ver cómo combatirlos. Estamos muy comprometidos con la lucha frente a la resistencia a los antibióticos”, concluye la jefa clínica de Bacteriología y Microbiología del Servicio de Microbiología del Vall d'Hebron.