Este viernes, 1 de junio, el Hospital Joan XXIII de Tarragona ponía en marcha una nueva medida para suplir la falta de internistas en los meses de verano: las guardias de Medicina Interna serán cubiertas por otros especialistas. Este es un ejemplo de cómo las gerencias de los centros sanitarios abordan los reajustes de las plantillas durante las vacaciones.
“A nosotros nos parece un problema porque el internista por su formación global tiene capacidad para abordar toda la patología médica del adulto, mientras que otros especialistas están solo capacitados para manejar problemas relacionados con un órgano en concreto”, explica a Consalud Antonio Zapatero, presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
El internista cuenta con una formación global en la patología adulta que no tienen otros especialistas.
En su opinión, es necesario que durante las guardias haya un internista porque las personas ingresadas con patologías agudas pueden tener complicaciones que, si la persona que está en el servicio no tiene las capacidades pertinentes, puede generar problemas en la atención de estos pacientes.
Para Juan Carlos Montalvá, coordinador del Grupo de Urgencias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), el hecho de que otros especialistas asuman las guardias de Interna junto con el déficit de médicos son problemas que vienen de atrás. “Desde hace unos 15 años las plantillas se quedan cortas y no solo en verano, también en inverno cuando hubiéramos necesitado al menos un tercio más de personal”, asegura Montalvá.
Este portavoz de Semergen no está de acuerdo con que los médicos de Familia asuman la atención continuada en los servicios de Interna aunque reconocer que “hay comunidades más apretadas y no tienen más remedio que echar mano de los recursos disponibles para cubrir las necesidades básicas”.
EL APOYO DE LOS MIR
Los planes de verano cuentan con el apoyo de los residentes, aunque los MIR tienen un contrato de formación y en ningún caso deberían sustituir a los especialistas que están en plantilla. “No se puede permitir que en el caso de que haya médicos de vacaciones sean los MIR los que asuman esas guardias. Los residentes están en un periodo de formación y nunca pueden ser utilizados como manos de obra cuando faltan los adjuntos”, advierte Zapatero.
Al respecto, Montalvá subraya que los MIR tienen que estar siempre supervisados por un adjunto y que el número de guardias por residente oscila entre las cuatro y seis al mes. “La Administración debería de plantearse el número de médicos que se precisan en atención continuada para que allá un servicio mínimo”, concluye.