La apertura de nuevas facultades de Medicina podría resultar a primera vista algo positivo para fomentar el estudio de esta carrera y acercar el grado a más jóvenes para que puedan formarse como futuros médicos sin tener que abandonar sus casas y el consiguiente gasto que supone. En cambio, la realidad es bien distinta: la implantación del grado en las universidades genera nuevos egresados que ven interrumpida su formación cuando tienen que enfrentarse al examen MIR, una prueba cada vez más competitiva.
Y bajo esta premisa desde el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina llevan años luchando contra las nuevas facultades y reivindicando el aumento de las plazas MIR que, por ejemplo, esta convocatoria a dejar fuera 4.776 opositores. “Nosotros nos oponemos a la apertura de nuevas facultades y apostamos por la convergencia de egresados con el número de plazas MIR para garantizar que todos ellos puedan ejercer, dado que nuestra formación no se puede interrumpir a la mitad”, indicaba esta semana a ConSalud Daniel Sánchez, vicepresidente de Asuntos Externos del CEEM.
Precisamente, la disparidad entre los graduados que se presentan al examen MIR y la reducida oferta de plazas apoya el discurso en contra de las nuevas facultades. De hecho, este año 11.289 aspirantes estaban convocados a los actos de asignación cuando la disponibilidad era de 6.513 vacantes. Para reformar este mensaje y cómo muchos médicos después de presentarse varias veces al examen optan por irse fuera, el CEEM publicó hace dos semanas un vídeo un Youtube como parte de la campaña #NuevasFacultadesNuevasDificultades.
Para el vicepresidente de Asuntos Externos del CEEM, los recursos invertidos en nuevas facultades de Medicina deberían dirigirse a las que ya hay para mejorar sus instalaciones y ofrecer una formación de mayor calidad. Esta idea también la comparte Francisco Martínez, presidente del Colegio de Médicos de Almería, quien ante la posibilidad de implantar el grado en la universidad almeriense declaraba que era mejor “invertir ese dinero en ofrecer desgravaciones fiscales a los padres que mandan a sus hijos a estudiar fuera y no crear una facultad que, para lo única que va a servir, es para mandar al paro a más titulados. Aquí lo importante es que haya más plazas para MIR”, según recogía La Voz de Almería.
Otro ejemplo de la oposición de los estudiantes es el comunicado que también esta semana lanzó el Consejo de Estudiantes de Medicina y Enfermería de la Universidad del País Vasco para mostrar su rechazo a la apertura de facultad privada en Bilbao. El documento apuntaba que “son innumerables las asociaciones médicas, científicas, estudiantiles que reclaman la regulación y la no apertura de nuevas facultades de Medicina, sobre todo privadas”. Al respecto, el CEEM considera que “la implantación del grado en más universidades vascas es insostenible dado los hospitales existentes donde los alumnos necesitan llevar a cabo sus prácticas”.