El pasado martes 13 de septiembre, el PSOE llevaba al Congreso una Proposición No de Ley para abordar el intrusismo en cirugía estética. La PNL es conocida popularmente como ‘Ley Sara’, en honor a Sara Gómez, la mujer de 39 años fallecida tras realizarse una lipoescultura a manos de un cirujano que carecía de la especialidad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora.
El objetivo de esta ley – aprobada por el Congreso con 292 votos a favor, 0 en contra y 56 abstenciones – es instar al Gobierno y las Comunidades Autónomas a fijar criterios comunes sobre el control y cumplimiento de la normativa de los centros sanitarios con autorización de la unidad asistencial U.47 Cirugía Estética. Todo ello con el objetivo de combatir el intrusismo en la profesión.
Desde la tesorería de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la Dra. Petra Vega defiende a ConSalud.es esta Ley y sostiene que también debería realizarse “el mismo refuerzo de seguimiento” en las unidades asistenciales U.48 de Medicina Estética. Así lo han pedido a diversos grupos políticos en las diferentes reuniones que han mantenido.
Este intrusismo, concretamente en Medicina Estética, puede venir desde otras profesiones sanitarias no médicas o desde profesionales no sanitarios
Y es que si las unidades asistenciales se han definido como lo han hecho, el seguimiento exhaustivo debe realizarse en todas ellas. Hasta ahora, en la U.47 se recoge que el centro sanitario debe estar “bajo la responsabilidad de un cirujano plástico, estético y reparador”. En este aspecto está “totalmente de acuerdo” la Dra. Vega, pero añade que, sin embargo, en las U.48, la responsabilidad solo se expresa que debe estar a manos de un médico. Es por ello que desde SEME van más allá y piden que “quien aplique la Medicina Estética, sea un médico estético”.
El intrusismo en Medicina Estética, al igual que en otras disciplinas médicas, está a la orden del día. Además de la Medicina Estética, la Dra. Vega identifica otra de las especialidades afectadas por el intrusismo: la Oncología Médica. “Oncología tiene intrusismo porque afecta a pacientes muy desesperados, que buscan el milagro. Y en Medicina Estética suele ser por temas económicos”, explica la experta.
Este intrusismo, concretamente en Medicina Estética, puede venir desde otras profesiones sanitarias no médicas o desde profesionales no sanitarios. En este último punto están los centros de belleza, como peluquerías, que pueden adquirir determinados productos por internet y realizar intervenciones para las que no están capacitados. El último frente desde el que puede venir el intrusismo - y el más preocupante a juicio de esta doctora - es el que se anuncia por redes sociales. Se trata de gente que difunde tratamientos y ofertas a través de internet y los efectúa en habitaciones de hotel, domicilios o incluso en lavabos de bares.
“Este último es el peor, porque no se respeta absolutamente nada y, además, es difícil cuantificar y ubicarles, porque aparecen en redes”. Se trata de intervenciones o tratamientos sin ninguna garantía ni profesional ni higiénica, que pone en grave riesgo la seguridad del paciente. Principalmente, estas redes se dedican a los pinchazos de ácido hialurónico o toxina botulínica. El problema llega no solo porque la persona no está formada para realizar estas inyecciones, sino porque los productos acostumbran a provenir del mercado negro, sin control sanitario, y se administran en lugares que no reúnen las condiciones sanitarias adecuadas.
Los profesionales piden al Ministerio de Sanidad que regule los másteres y que sea el Ministerio de Sanidad el que exija los diplomas de acreditación que garantice experiencia en Medicina Estética para poder abrir un centro sanitario de esta índole
En este escenario, la Dra. Vega defiende que, para combatir este intrusismo, uno de los puntos clave es educar a la población. “No puedes cerrar las puertas al campo ni a internet. Lo que tenemos que hacer es dar mensajes de que poner un ácido hialurónico puede ser peligroso y tener consecuencias si no se realiza correctamente. La Medicina Estética es una medicina satisfactiva, para verse mejor. Si no vamos a obtener estos beneficios o incluso nos vamos a poner enfermos, no vale la pena hacerlo”, apunta la médico.
Otra petición que los profesionales llevan desde 2003 reclamando a las autoridades es que se regule la Ley para que sea necesario tener un máster y un diploma de acreditación para ejercer la Medicina Estética. A día de hoy, para ser médico estético es necesario ser licenciado o graduado en Medicina y, en algunas CCAA, que son las que autorizan a los centros sanitarios, se pide la formación específica en Medicina Estética, bien sea mediante un máster universitario en Medicina Estética o a través de un diploma de capacitación por el colegio de médicos de la provincia.
“El problema que nosotros vemos es que hay 19 universidades con másteres en Medicina Estética y no todos cumplen el requisito formativo. Tampoco todos los colegios de médicos desarrollan diplomas de acreditación, solo algunos y lo hacen de forma voluntaria”, apunta Vega. Es por ello, que los profesionales piden al Ministerio de Sanidad que regule los másteres y que sea el Ministerio de Sanidad el que exija los diplomas de acreditación que garantice experiencia en Medicina Estética para poder abrir un centro sanitario de esta índole. “Es necesario para garantizar la seguridad del 40% de la población que utiliza los servicios de Medicina Estética. La Sanidad y la seguridad no pueden ser locales. Tiene que regularlo el Ministerio de Sanidad”, concluye la Dra. Vega.