La nueva ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, contempla un nuevo término que no figuraba hasta ahora: laviolencia obstétrica. Para el Ministerio de Igualdad, dirigido por Irene Montero, la obstétrica es una forma de violencia de género.
Este término que hace referencia a las intervenciones médicas innecesarias durante el parto, que pueden ser rutinarias y se realizan sin informar, ni consultar a la paciente. Cesáreas precipitadas, episiotomías rutinarias o falta de consentimiento, son algunas de las prácticas que denuncia esta ley. En muchas ocasiones, la violencia obstétrica gira alrededor de “sensaciones” percibidas por la paciente, más que por hechos constatables. Con todo, esta nueva ley no contempla que el 85% de los especialistas en Ginecología y Obstetricia son mujeres, por lo que esta modificación comienza a hacer aguas desde su propia definición.
Los profesionales sanitarios se encuentran “apesadumbrados” con este tema del que cada vez se habla más. Y es que esta ley “culpabiliza directamente al profesional, sin que exista la presunción de inocencia, del mismo modo que se aplica en la ley de Violencia de Género”, comenta a ConSalud.es el Dr. José Alcolea, miembro de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
“Esta ley es una barbaridad porque nos echan a los pies de los caballo”, insiste Alcolea, quien asegura que “cualquier mujer que se sienta frustrada porque sus expectativas de parto no hayan sido atendidas debidamente, puede presentar una denuncia y el profesional tiene que demostrar que su participación en el parto no ha sido violenta”.
"Nos enfrentamos a un mundo en el que todo el mundo opina y hay mucha gente que no está lo suficientemente formada como para establecer esos juicios"
Este ginecólogo no niega que pueda existir mala praxis médica durante el parto, sino que cuestiona que la solución sea “poner la carga de la culpabilidad en el profesional”, en lugar de que sea el paciente el que tenga que demostrar que en un primer momento siquiera ha existido esta mala praxis, del mismo modo que sucede en una denuncia al uso.
Esta ley olvida mencionar además que España puede presumir de tener de las tasas más bajas en cuanto a morbilidad y mortalidad materno infantil de Europa. “Se ha idealizado el parto natural y perfecto, pero nunca se habla de las tasas de morbimortalidad materno infantiles que tenemos en España. Si la humanidad ha llegado al siglo XXI y ha avanzado tanto, es porque la mayoría de pacientes dan a hijos sanos y en partos en los que no fallecen ni la madre ni el bebé”, explica el ginecólogo.
Para el Dr. Alcolea, el problema reside en que este tema está muy manido por la sociedad. “El tema de la maternidad y los partos está muy trabajado en la calle y las redes socialesy todas las personas opinan. Una persona va al traumatólogo por un problema de cadera y no ves a nadie en redes sociales siguiendo su tratamiento, ni comentando el tipo de prótesis que llevan, pero esto sí que existe en el tema de la Ginecología”, explica Alcolea. Es habitual ver foros y cuentas dedicadas al embarazo, el parto y la lactancia, solo hay que ver los likes y visitas que reciben estas cuentas en comparación con otros perfiles sobre temas médicos.
“Nos enfrentamos a un mundo en el que todo el mundo opina y hay mucha gente que no está lo suficientemente formada como para establecer esos juicios y muchas veces lanzan opiniones al aire que hacen mucho daño a los profesionales sanitarios que estamos formados y atendemos esos casos”. En este sentido, muchas mujeres van con unas expectativas de parto que pueden verse alteradas, porque la mamá puede estar sangrando mucho y necesitar una cesárea o porque el bebé está bajando en pulsaciones y hay riesgo de asfixia perinatal, entre las muchas eventualidades que pueden darse en un alumbramiento. En esta línea, la SEGO recuerda que “no debe confundirse en modo alguno la praxis inadecuada con las expectativas de parto no cumplidas”.
Los profesionales han cuestionado en más de una ocasión esta nueva ley del Ministerio de Igualdad
Las pacientes están muy informadas sobre el parto y la maternidad y además, las embarazadas y mamás acostumbran a comparitr su experiencia dando a luz, por ejemplo. Esto puede ser especialmente beneficioso para crear una red de apoyo. Con todo, no pueden estar a la altura del conocimiento de los profesionales sanitarios, a menos que hayan dedicado los años que estos han dedicado a su formación.
Extrapolándolo a otras áreas, un paciente que acude al traumatólogo, por ejemplo, no puede saber si le han hecho más o menos daño del que deberían, ni juzgar el desempeño del facultativo, sino que debe confiar en que el profesional actuará rigiéndose conforme a los valores de ética y deontología médica. Entonces, ¿por qué en un parto se cuestiona al profesional y se le pone en duda por las sensaciones que haya percibido la paciente, aún sin tener pruebas en muchas ocasiones?
Recientemente, la ex ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, aseguraba sentirse “ofendida como profesional y como responsable sanitaria” por el término violencia obstétrica. Y es que Carcedo defiende que hay ámbitos de mejora y los casos de mala praxis deben ser denunciados siempre que se detecten, pero no es la norma y así lo confirman los datos. “Este país hizo unos avances gigantes con el desarrollo de la reforma sanitaria. Estamos a la cabeza en menor mortalidad infantil”, recuerda la ex ministra.
En definitiva, los profesionales han cuestionado en más de una ocasión esta nueva ley del Ministerio de Igualdad, que no ha contado con la visión de los principales implicados, los ginecólogos y obstetras miembros de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.