Del total de 847 agresiones a médicos registradas en 2024 por la Organización Médica Colegial (OMC), 38 se produjeron en Extremadura. A simple vista, observando el cómputo global, puede parecer una cifra que no es muy relevante, pero la percepción cambia por completo al compararla con el número de médicos que había colegiados entonces en la comunidad autónoma (6.557): el año pasado, de cada 1.000médicos extremeños, 5,8 sufrieron una agresión, la segunda ratio más alta de España solo superada por la de Ceuta (18,62) y casi el doble que la de la media nacional (2,71).
“No son muchas o pocas, son las que han ocurrido porque se han denunciado”, señala a ConSalud.es el doctor Pedro Hidalgo Fernández, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Badajoz (icomBA). Dentro de Extremadura, las diferencias también son notables: “solo” 8 se produjeron en la provincia de Cáceres, por las 30 de Badajoz. De estas denuncias, informa Hidalgo Fernández, 24 se dieron en Atención Primaria, 29 fueron interpuestas ante la Guardia Civil, una ante la Policía Nacional, y todas, sin excepción, se produjeron en el ejercicio público.
Además, la causa de la inmensa mayoría de las agresiones acometidas a médicos en Badajoz fueron “discrepancias” con la atención recibida. “En vez de utilizar la vía del derecho del médico a la autonomía del paciente, utilizo la agresión. Y un médico agredido, por mucho que se diga, es un médico que empieza a ponerse una bata de medicina defensiva, porque le han herido en lo más grande que tiene: la confianza y la atención que da”, indica el presidente del icomBA, quien reconoce que todo esto puede incluso llevar al médico a “endurecerse” y a “no ser el mejor”: “Genera una visión diferente a la hora de seguir trabajando. Cuando la amenaza entra por la puerta, la calidad de la atención sale por la ventana”.
“No son muchas o pocas, son las que han ocurrido porque se han denunciado”
“A veces es dos contra uno, porque al acompañante también hay que tenerlo en cuenta. En su momento se llegó a decir que debíamos tener algún tipo de formación para defendernos, pero eso qué significa, ¿que tenemos que formarnos en artes marciales? Nosotros somos especialistas en atender a personas, no en saber cómo debemos poner la mesa si tenemos que salir corriendo”, denuncia Pedro Hidalgo Fernández sobre una problemática en la que echa de menos a las asociaciones de pacientes “que tanto nos quieren” y que son las que, bajo su criterio, deben ayudarles a romper con ello, “porque estamos haciendo daño al sistema”.
“Yo no voy a romper el derecho del paciente a que denuncie. Todas las que considere y necesite, para esto estamos en un estado de derecho, y ya decidirá el juez si nosotros hemos sido responsables por alguna circunstancia. Pero una cosa es esa, y otra es agredir”, insiste el facultativo. Dos de las agresiones que se han producido a médicos en Badajoz, además, han sido porque el centro de salud funcionaba mal, algo en lo que ellos poco o nada tienen que ver. “Somos personal por cuenta ajena, funcionarios públicos, no tenemos responsabilidad en que la calefacción no funcione o le tengan que cambiar una cita”, recuerda.
Todo esto no puede salir gratis. Esa es la principal conclusión a la que llegan desde el Colegio de Médicos de Badajoz, quienes incluso se han reunido recientemente con el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura para exponerle su preocupación. “Estamos ante un delito de atentado contra el funcionariado público, que no puede quedar como una anécdota. Tiene que ser condenado y estar publicado, para que sepan a lo que estamos sometidos”, reivindica Pedro Hidalgo Fernández.
CUALQUIER AYUDA ES POCA
Extremadura es, debido sobre todo a los malos datos que presenta la provincia de Badajoz, la comunidad autónoma con la peor ratio de España, pero no es la única que sufre esta lacra. Por encima de la citada media de 2,71 agresiones por cada 1.000 médicos colegiados aparecen también Melilla (5,65), Canarias (5,08), Cataluña (5), Castilla y León (2,94) y Andalucía (2,80), mientras que las mejores cifras las tienen en País Vasco (0,31), Navarra (0,62) y Galicia (1,03).
"Perdemos completamente la confianza, y somos más proclives a la sospecha, al temor, a la angustia”
Todas ellas cuentan con medidas promovidas tanto desde las consejerías autonómicas (botón del pánico, vigilancia, incluso una aplicación para dispositivos móviles que les conecta al instante con la Policía Nacional…) como desde los propios colegios de médicos. En Badajoz, explica su presidente, mantienen desde hace unos años una actitud muy proactiva, y esa puede ser una de las razones por las que el número de denuncias es tan alto.
“En el momento en el que un médico nos llama porque ha sufrido una agresión, se pone en conocimiento del presidente y del secretario, y se manda un mensaje a la asesoría jurídica. Después, el abogado les llama, para que sepan qué es lo que tienen que decir antes de poner la denuncia, porque eso son cosas que no vemos en la licenciatura”, indica Hidalgo Fernández. “Es muy triste y doloroso que nos convirtamos en el blanco de las agresiones, cuando nuestro trabajo es el de ayudar. Perdemos completamente la confianza, y somos más proclives a la sospecha, al temor, a la angustia”, sentencia.