En el momento de la publicación de este artículo, ya han terminado su examen de homologación de la especialidad los 300 médicos y 8 enfermeros extracomunitarios presentados a la última convocatoria lanzada por el Ministerio de Sanidad para un total de 22 especialidades del Sistema Nacional de Salud (SNS). Tras una prueba teórica de una hora y media y otra práctica de una hora y cuarto, los aspirantes, procedentes en su mayoría de países de Latinoamérica, ya esperan la resolución del comité evaluador para saber si han aprobado y qué pasos deben seguir ahora para completar su tan esperada homologación.
Eduardo González es uno de los que realizó el examen el pasado martes 1 de octubre (el resto lo han hecho este jueves 3). Médico venezolano, se especializó en Traumatología en su país de origen en 2015, y en 2020, después de obtener la homologación del título de la carrera de Medicina por parte del Ministerio de Universidades un año antes, comenzó los trámites para el reconocimiento de la especialidad. A partir de entonces, cuatro largos años de espera en los que, asegura, ha pasado “por todos los procesos” para conseguir la convalidación: “Previo negativo, lo alegué; previo positivo, comité de evaluación y ahora el examen”.
"Es un requisito indispensable que me daría la libertad de estar donde quisiera"
Eduardo, lógicamente, no recuerda bien las preguntas de la parte teórica (son 70, más 5 de reserva) como para saber si enviará o no alguna alegación. Se esperará a que Sanidad publique la plantilla provisional de respuestas correctas, que se convertirá en definitiva una vez que hayan recibido y valorado las alegaciones de los aspirantes. Eso sí, el traumatólogo venezolano se muestra confiado en sus posibilidades, precisamente por ese conocimiento y experiencia sobre la profesión previos. Actualmente pasa consulta en un hospital comarcal de Cataluña.
“Yo hago las mismas funciones que mis compañeros, pero claro, es un requisito indispensable que me daría la libertad de estar donde quisiera. Ahora mismo estoy muy limitado”, reconoce Eduardo, quien ya tenía una idea “bastante clara” de cómo iba a ser la prueba y su dinámica por los exámenes previos que pudo analizar: en la parte teórica, las 70 preguntas tipo test tienen cuatro opciones de respuesta diferentes, suman un punto si se contestan bien y restan 0,25 en caso de hacerlo mal; en la parte práctica, exigen desarrollar por escrito tres supuestos prácticos “con problemas concretos de la especialidad que se trate”. Cada caso se puntúa sobre 10, y es necesario haber aprobado la primera parte para que corrijan la segunda.
"Son casos que, como traumatólogo, ves cada día, pero al tener que escribirlo se convierte en algo muy subjetivo"
“Al final son casos que, como traumatólogo, ves cada día. Pero claro, al tener que escribirlo se convierte en algo muy subjetivo, no es como si estás en urgencias y tú decides qué haces. Aquí tienes que convencer al examinador para que esté de acuerdo con lo que tú estás pensando”, explica el especialista venezolano, que busca serlo también en España a partir de ahora.
Para ello, claro está, primero ha de aprobar el examen… pero la cosa no se queda ahí. Después, tanto él como el resto de los aptos han de pasar por un periodo de pasantías en algún servicio hospitalario o de atención primaria de la especialidad para la que se hayan presentado. Será el Comité el que decida dónde y por cuánto tiempo ha de rotar cada uno, dependiendo de la comunidad autónoma, aunque suelen ser de tres, seis o nueve meses. “Es algo que me cambiará la vida, porque me abre una nueva vía”, insiste Eduardo González, quien, como única pega, lamenta el “centralismo” a la hora de convocar la prueba, puesto que tenía a Madrid como única sede: “Es un poco rollo, porque te tienes que pedir días libres o de vacaciones solo para hacer el examen”.
UN OBJETIVO AL ALCANCE DE MUY POCOS
Las pruebas convocadas por el Ministerio de Sanidad han sido para las especialidades médicas de Traumatología, Anestesiología y reanimación, Pediatría, Medicina Familiar y Comunitaria, Radiodiagnóstico, Obstetricia y ginecología, Dermatología médico-quirúrgica y venereología, Cardiología, Medicina Intensiva, Oftalmología, Neurocirugía, Psiquiatría, Aparato digestivo, Otorrinolaringología, Endocrinología y nutrición, Medicina física y rehabilitación, Nefrología, Cirugía general y del aparato digestivo, Cirugía plástica, estética y reparadora, Medicina de la educación física y el deporte; y para la enfermera de Obstétrico-Ginecológica (matrona).
"El 95% de las solicitudes de homologación tienen una respuesta negativa"
Eduardo puede considerarse, en cierto modo, afortunado por haber llegado hasta este punto. Giovanni Provenza, presidente de la Asociación de Médicos Venezolanos en España (AMEVESP), denunciaba a ConSalud.es que el 95% de las solicitudes tienen una respuesta negativa por parte del Ministerio de Sanidad “por la premisa de que sin equivalencia cronológica no se concede el reconocimiento”. De hecho, Sanidad recoge en su página web los años mínimos de formación exigidos para cada especialidad, fijados en base a la Directiva 2013/55/UE del Parlamento y del Consejo Europeo. En el caso de Traumatología, cinco.
“El principal problema que surge con el reconocimiento de la especialidad es que, sin equivalencia cronológica, no se concede. En la mayoría de países de Latinoamérica existe la troncalidad, es decir, tienes que realizar unos años de formación en una especialidad y, después, otros años en la subespecialidad”, señalaba Provenza. “En Latinoamérica, en la mayoría de países se hacen dos años de residencia asistencial en Traumatología y una residencia académica de tres años. El Ministerio de Sanidad no reconoce esos años que se cursan de forma separada y dice que no hay una equivalencia cronológica”, insistía.