Representantes de las organizaciones médicas de América Latina, el Caribe, la Península Ibérica y la Ciudad del Vaticano, agrupadas en el Foro Iberoamericano de Entidades Médicas (FIEM), han analizado en Toledo temas relevantes para la práctica médica y la salud pública, desde una perspectiva del profesionalismo médico, teniendo como objetivos centrales, la situación de los sistemas sanitarios y los riesgos a los que están siendo sometidos.
Fruto de este encuentro ha emanado la 'II Declaración de Toledo', que contiene las principales conclusiones de esta cita y en la que los integrantes del FIEM expresan su compromiso con una medicina de calidad, la mejora de la atención a los ciudadanos y la defensa de la profesión médica.
"Se hace necesario garantizar que el sistema sanitario mantenga su carácter universal y, al tiempo, incrementar la eficiencia en el gasto y la calidad de las prestaciones"
El desafío de acceso a la asistencia sanitaria y los precios excesivos de la innovación en medicamentos y nuevas tecnologías en el mundo, los aspectos éticos y deontológicos en lo que se refiere a las redes sociales y la inteligencia artificial en el cuidado de la salud, el machismo y las nuevas formas de violencia de género, los retos para Iberoamérica sobre la formación médica continuada y los factores que determinan la deshumanización de la atención en la medicina actual son otros de los aspectos que recoge la declaración, cuya primera edición data del año 2009.
SITUACIÓN Y RIESGOS DE LOS SISTEMAS SANITARIOS
El sistema sanitario, las políticas al respecto adoptadas por los gobiernos en cuanto al modelo de asistencia, sus objetivos, forma de organización, financiación y gestión de los recursos disponibles (estructurales, humanos, económicos), así como los resultados en términos de salud, constituye entre otros diversos factores, unos de los elementos determinantes de la salud de las poblaciones, entendiendo éstos "determinantes de la salud" como, el conjunto de factores personales, sociales, políticos, económicos y ambientales, que determinan el estado de salud de los individuos y las poblaciones (OMS, 1998).
"El carácter eminentemente público del sistema sanitario debe ser salvaguardado. Se hace necesario garantizar que el sistema sanitario mantenga su carácter universal y, al tiempo, incrementar la eficiencia en el gasto y la calidad de las prestaciones, así como incorporar aquellos servicios derivados de las nuevas necesidades de la población", indican.
"Es imperativo apostar por el desarrollo tecnológico, la investigación y la buena gestión, que permita optimizar los recursos humanos y materiales del sistema"
En este contexto, los representantes manifestaron que "siendo preciso incrementar la financiación del sistema, bajo un criterio de suficiencia que atienda las nuevas necesidades socio sanitarias de la población, es imperativo invertir en salud pública, destinar un capital proporcional al producto interno bruto que se encuentre por lo menos en la media recomendada, en relación con países de características sociodemográficas similares, apostar por el desarrollo tecnológico, la investigación y la buena gestión, que permita optimizar los recursos humanos y materiales del sistema, promoviendo una cultura de transparencia, rendición de cuentas y anticorrupción".
"Se hace necesario, asimismo, capacitar y actualizar al personal de salud de los diferentes niveles asistenciales, generando ambientes formativos y de aprendizaje que vayan a la vanguardia para reducir la brecha tecnológica y, con ello, reinventar el sistema educativo formadora de recursos humanos en salud tomando como referencia aquellos modelos de salud validados y generando sociedades del conocimiento que permitan aplicar las políticas en salud que el sistema sanitario exija", concluyen.