Un grupo de investigadores de de la Universidad Pompeu Fabra, ha identificado unos mecanismos epigenéticos comunes en roedores y humanos que están relacionados con la adicción a la comida. Liderados por Rafael Maldonado y Elena Martín, del grupo de investigación en Neurofarmacología-Neurophar y José Manuel Fernández-Real, del grupo de Nutrición, EumetabolismoySalud del Instituto de Investigación Biomédica de Girona Dr. Josep Trueta (IDIBGI) y CIBEROBN.
La adicción a la comida es un trastorno cerebral que resulta de la interacción de múltiples genes y factores ambientales, además puede derivar en obesidad y otros trastornos alimentarios.
Anteriormente, estos investigadores descubrieron los mecanismos neurobiológicos que permiten el desarrollo de un comportamiento de adicción a la comida, más concretamente la implicación de determinadas áreas corticales en el cerebro en la pérdida de control de la ingesta.
“Una vez identificado el mecanismo nos planteamos por qué hay individuos que son resilientes, mientras que otros son adictos. Para ello nos centramos en los factores epigenéticos, es decir, aquellos factores externos, del ambiente, que modifican la expresión de los genes”, resalta Elena Martín.
"Lo más fascinante fue que los mismos microRNAs que se hallaban afectados en el cerebro de ratón también se encontraron alterados en el plasma de personas"
Para poder encontrar esas marcas epigenéticas, los científicos seleccionaron una serie de roedores adictos y no adictos. Se centraron especialmente en los microRNAs, que son pequeñas moléculas de RNA que regulan la expresión génica de un modo complejo y dinámico.
"Lo más fascinante fue que los mismos microRNAs que se hallaban afectados en el cerebro de ratón también se encontraron alterados en el plasma de personas. De forma intrigante, los mismos microRNAs se asociaban al grado de adicción a la comida cuantificado mediante este cuestionario", explica José Manuel Fernández-Real.
Bru Cormand y Noèlia Fernàndez, de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB), el Institut de Recerca Sant Joan de Déu (IRSJD) y el CIBERER señalan que los principales microRNAs identificados están implicados en procesos relevantes para la adicción a la comida, como la digestión de lípidos y carbohidratos, los cambios morfológicos en el cerebro, la resistencia a insulina o incluso la adicción a determinadas sustancias, como las metanfetaminas.
Los dos componentes principales que identificaron fueron: la elevada motivación por la comida, y la búsqueda compulsiva a pesar de los efectos negativos de esta conducta. “Curiosamente hemos visto que dos cambios epigenéticos específicos parecen ser los responsables de estos componentes conductuales de la enfermedad”, explica Rafael Maldonado.
“Las similitudes entre los resultados en ratón y humanos dan un importante valor traslacional al estudio. El papel de la epigenética en la vulnerabilidad a la adicción a la comida abre la puerta a la identificación de biomarcadores para el diagnóstico precoz de la enfermedad y a la investigación de terapias futuras mediante la modificación de la expresión de los miRNA”, concluye Maldonado.