El último caso de una enfermera del Hospital Clínico de Valencia que se negó a manipular un medicamento peligroso por temor a que pudiera afectarle a su estado de gestación, y que un año después ha sido exonerada por la Consejería de Sanidad del expediente que le pusieron ya que el centro no contaba con las medidas de seguridad necesarias, ha traído el debate de cómo está la regulación en los centros sanitarios españoles. Para ello, profesionales de Enfermería y de Farmacia Hospitalaria han analizado para ConSalud.es esta situación.
El principal problema, según explica a este medio José Luis Cobos, asesor de Estudios del Consejo General de Enfermería(CGE), es que en España existe una “normativa muy general” sobre la prevención de riesgos laborales. Por ello, exige los ministerios de Empleo y Sanidad a elaborar “normas más específicas” enfocadas a “unificar y estandarizar los criterios desde el punto de vista regulatorio”.
José Luis Cobos, del CGE, cree que es "lógico" que un profesional se niegue a manipular un medicamento peligroso "si no existen esas garantías mínimas"
Actualmente, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) cuenta con un documento en el que recopilan todos los medicamentos considerados peligrosos que se usan en España. Sobre esta lista, Cobos apunta que también fija los mínimos de seguridad necesarios para manipularlos. Por ello, expone que “si no existen esas garantías mínimas, es lógico que un profesional se niegue a hacerlo”.
Sobre esta cuestión particular ha hablado también Olga Delgado,jefa del servicio de Farmacia del Hospital Son Espases de Palma y miembro de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). En este punto, Delgado recuerda que en último lugar se han añadido al listado de medicamentos peligrosos otros fármacos “que son de uso muy general y de los que no se conocía que tuvieran riesgo para los profesionales”. Así, incide en que “no hay riesgos nuevos, sino medidas de seguridad nuevas”.
FORMACIÓN
Olga Delgado, colaboradora de la SEFH, ha puesto de "ejemplo" a España en la puesta en marcha de medidas "muy avanzadas", en comparación con otros países del entorno
Por estos motivos, Delgado cree que deben ser en las escuelas de Enfermería donde “aprendan a manipular de una manera correcta los medicamentos parenterales y orales”, que son los más comunes. Se trata de un “tema prioritario” que necesita una formación “distinta”. A pesar de ello, esta miembro de la SEFH defiende que España “es ejemplo” de cómo se está tratando este asunto a través de “medidas muy avanzadas”. Mientras en otros países, recuerda Olga Delgado, “no han hecho un listado de medicamentos o recomendaciones para cada uno de ellos”.
La solución también pasa, según Delgado, por “mejorar lo que ya tenemos”. Por ejemplo, en el Son Espases se manipulan en Farmacia, en cabinas de seguridad biológicas, algunos medicamentos que se trataban en Enfermería. Aún así, existen algunos que “no se pueden preparar porque están indicados en situaciones de urgencia del paciente” como para las crisis epilépticas. En estos casos, el personal que los maneja se tiene que proteger con material especial. Aún así, apunta que para ellos “prima la seguridad y la atención del paciente”.
REGISTRO DE HOSPITALES
Cobos cree que no se tratan de "casos aislados" sino que existe "una baja visibilidad de los problemas" con situaciones que ocurren "día a día"
Por su parte, José Luis Cobos, del CGE, reclama un registro de los hospitales que cumplen con los requisitos necesarios. En su lugar, informa que está preparando “un estudio en profundidad” que analiza la situación, con el fin de que “ningún profesional pueda arriesgar su vida y su salud si el centro no pone las medidas necesarias”. Como solución, Cobos pide que algunos centros de referencia preparen la medicación de otros en los que no es posible: “obviamente no pedimos que se pongan campanas de seguridad en los casi 800 hospitales españoles”. Finalmente, denuncia que casos como el de la enfermera de Valencia “no son tan aislados” sino que se están produciendo “día a día”. Lo que existe, según Cobos, es “una baja visibilidad de los problemas”.