La Asamblea del Consejo General de Colegios de Médicos (Cgcom), reunida el pasado viernes en Melilla, ha aprobado una Declaración a raíz de que el Congreso de los Diputados diera recientemente luz verde a abrir el debate para despenalizar la eutanasia, tomando en consideración la proposición de ley remitida por el Parlament de Cataluña al Congreso de los Diputados, para reformar el Código Penal y contemplar así la eutanasia y el suicidio asistido.
En su Declaración, el Cgcom se reafirma como profesión médica en su compromiso de servicio al ser humano y a la sociedad así como en el respeto a la vida humana, la dignidad de la persona y el cuidado de su salud.
Recuerda que el Código de Deontología Médica establece que “el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”.
El Código de Deontología Médica establece que “el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”
Además, y según dicho Código, “el médico tiene la obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir el bienestar del paciente, aun cuando de ello pueda derivarse un acortamiento de la vida”.
A su vez, señala que “el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”.
Respecto a la sedación en la agonía, “es científica y éticamente correcta solo cuando existen síntomas refractarios a los recursos terapéuticos disponible y se dispone del consentimiento del paciente implícito, explícito o delegado”.
Por otra parte, el Cgcom ha recordado su denuncia reiterada sobre las desigualdades en la legislación autónomica sobre la atención al final de la vida. En este sentido, consideran que es “realmente prioritario y urgente una legislación que garantice el acceso universal y equitativo a los cuidados paliativos de calidad, y el derecho a la sedación paliativa en la agonía, de forma científica y éticamente correcta sólo cuando existan síntomas refractarios a los recursos terapéuticos disponibles y se disponga del consentimiento del paciente implícito, explícito o delegado. En estas circunstancias no cabe la objeción de conciencia”.