Las expectativas que todos habíamos puesto en que 2021 fuera el punto de inflexión de la lucha contra la pandemia, no solo no se están cumpliendo, dado que ya estamos inmersos en una tercera ola de consecuencias inciertas, sino que tienen visos de continuar durante unos meses más, en el mejor de los casos.
Sin embargo, si algo estamos aprendiendo es que la gestión política de la pandemia va un lado y la gestión sanitaria va por otro. La población es cada vez más consciente de que el cuidado de su salud depende de los profesionales sociosanitarios, que siguen llevando sobre sus hombros el peso del día a día de esta crisis de salud pública.
¿Cómo hacen los profesionales sanitarios para afrontar esta situación que se alarga en el tiempo? Paula Cuesta es psicóloga sanitaria y forense. Además, es la gerente de la Asociación de Iniciativas Sociales (AISS). “Tras casi un año trabajando bajo un enorme estrés y sostenido en el tiempo, los profesionales sociosanitarios hemos desarrollado una gran resiliencia que nos está permitiendo sacar a nuestros pacientes adelante. En el caso de nuestros pisos tutelados, hablamos de la salud mental de 70 personas. Lo estamos consiguiendo con éxito y sin pausa porque hemos adoptado lo que en términos psicológicos y forenses se denomina ‘locus de control interno’”.
Se trata de desarrollar expectativas positivas sobre los comportamientos de salud que son determinantes para actuar con mayor conciencia en situaciones relacionadas con la salud. Es decir, si un individuo posee ‘locus de control interno’ actúa con mayor conciencia y toma las medidas pertinentes para cuidar su bienestar. Si, por el contrario, cree que la responsabilidad por su estado de salud depende de una fuerza externa, la persona es menos propensa a erradicar hábitos perjudiciales.
“La clave de nuestra resiliencia y de que nuestros pacientes se sientan seguros y adecuadamente cuidados como antes de la pandemia es que los profesionales que formamos el equipo multidisciplinar encargados de su bienestar físico y emocional, hemos desarrollado estrategias de afrontamiento positivas"
Paula Cuesta continúa: “Debido a que nos dejaron solos ante la adversidad nuestro carácter se ha visto reforzado por un sentimiento de esfuerzo y dedicación que nos ha hecho sacar fuerzas y no dejarnos llevar por lo que los demás puedan hacer por nosotros. Hemos cogido las riendas de la situación y nos hemos hecho con ella para sacarla adelante. Tener la sensación de tener el control sobre la situación nos ha hecho más fuertes. No esperábamos que nadie resolviera nada. Solo sacábamos y sacamos fuerza para seguir en pie y hacemos crecer en nosotros una responsabilidad personal superior. Y con ello una resiliencia alta”.
La resiliencia es un concepto que surge de la física haciendo referencia a la resistencia y la capacidad de recuperación de una materia expuesta a situaciones extremas. Llevado al ámbito de la psicología y la psiquiatría, la resiliencia es la adaptación positiva que tiene una persona que supera las exposiciones de riesgo y vulnerabilidad.
Hay una serie de factores que hace más factible el desarrollo de una resiliencia alta. Por ejemplo, asumir y ser consciente de la responsabilidad que tiene un profesional sociosanitario en un campo tan delicado como es el del cuidado de personas que tienen alguna enfermedad mental. Tal es el caso del entorno familiar en el que viven las personas que viven en cualquiera de los siete pisos tutelados que forman la red de AISS.
Paula Cuesta lo tiene claro: “La clave de nuestra resiliencia y de que nuestros pacientes se sientan seguros y adecuadamente cuidados como antes de la pandemia es que los profesionales que formamos el equipo multidisciplinar encargados de su bienestar físico y emocional, hemos desarrollado estrategias de afrontamiento positivas. Ello nos ha permitido encarar los problemas sobrevenidos de forma activa y efectiva, sin dejarnos llevar por un sentimiento de vulnerabilidad al que nos estamos viendo sometidos por las Administraciones, ante su falta de directrices concretas y su alto grado de improvisación”.
‘Locus de control interno’, impulsado por una gran inteligencia emocional que ha derivado en un alto grado de resiliencia. Estas parecen ser las claves del por qué los profesionales sociosanitarios son los guardianes de nuestra salud, a pesar de la improvisación constante de las Administraciones sanitarias y sociales.