La fiebre del Nilo occidental (FNO), una enfermedad vírica transmitida por mosquitos infectados, ha experimentado cambios en España durante los últimos años. Entre 2017 y 2019, la actividad del virus disminuyó, con pocos casos en humanos y focos en equinos. Sin embargo, en 2020 se produjo un brote importante. Aunque el virus del Nilo no representa una amenaza para la salud pública y animal, su vigilancia es crucial.
En el CSIC llevan estudiándolo desde el año 2003 y recientemente han publicado sendos estudios donde se ha analizado cómo los factores climáticos se relacionaban con la variación en la incidencia del virus en caballos y en aves de Doñana. En declaraciones a ConSalud.es, Jordi Figuerola, investigador de la EBD-CSIC, apunta que “el factor más importante que explica la variación en la incidencia del virus del Nilo es la temperatura mínima que se registra durante el invierno”.
“Cuando el invierno es más suave, la siguiente temporada de primavera-verano y otoño se va a registrar una mayor incidencia de casos de virus del Nilo”
El experto indica que si en invierno hace mucho frío, esto va a provocar que haya menos mosquitos y la incidencia del virus del Nilo durante las épocas de primavera-verano y otoño va a ser menor. “En cambio, cuando el invierno es más suave, la siguiente temporada de primavera-verano y otoño se va a registrar una mayor incidencia de casos de virus del Nilo en los animales”, relata.
Figuerola apunta que esto no necesariamente implica que vaya a haber más casos en humanos, ya que los animales en medio del campo no tienen ningún mecanismo para protegerse del virus del Nilo mientras que los humanos “vivimos en poblaciones y que haya más o menos casos va a depender de la gestión que se realiza de los mosquitos”.
El investigador del CSIC, señala que no son unos resultados “directamente trasladables”, pero sí que nos indican que inviernos más suaves implican una mayor circulación del virus. “Con las proyecciones climáticas que hay esperamos que la circulación del virus del Nilo siga siendo importante o incluso que aumente un poco”, revela el experto.
“Que haya más o menos casos va a depender de la gestión que se realiza de los mosquitos”
“En el año 2020 vimos un brote muy importante y desde ese momento se está prestando mucho más atención a la detección de casos, ya que el diagnóstico es complicado y ahora mismo los facultativos están mucho más prevenidos de la sintomatología que pueden presentar los casos afectados por virus del Nilo”, indica Figuerola.
Si atendemos a las zonas de España en las que se están presentando más casos durante los últimos años, el experto indica que en Extremadura se están detectando casos desde el 2020 y, en 2023, ya ha sido la comunidad que ha acumulado más casos notificados. También se han dado casos en humanos en Cataluña y en Valencia.
Pese al caso aislado de Lebrija de este 2024, se prevé que la fenología siga siendo la habitual y la mayoría de los casos se concentren en verano
Este 2024, la Junta de Andalucía ha confirmado al Ministerio de Sanidad un caso de Fiebre del Nilo Occidental (FNO) en un menor de 5 años residente en el municipio sevillano de Lebrija, que permaneció ingresado diez días esta primavera. Los expertos apuntan que hasta ahora nunca se había confirmado un casoen abril. “Pese a este caso aislado se prevé que la fenología siga siendo la habitual y la mayoría de los casos se concentren en verano, que estadísticamente es cuando hay más mosquitos”, apunta el investigador del CSIC.
Pero reconoce que últimamente “estamos viendo que hay actividad en los mosquitos durante todo el año”. Con respecto al citado caso detectado en el municipio andaluz concluye: “Aunque era marzo había una actividad importante de mosquitos para la época del año”.