La Universidad Complutense de Madrid (UCM) sigue sin cerrar la polémica destapada hace dos años por el diario El Mundo, que mostraba el hacinamiento y las condiciones de insalubridad en las que se encontraban los cadáveres almacenados en eldepartamento de Anatomía II de la Facultad de Medicina, que eran donados a la ciencia para quelos estudiantes realizaran sus prácticas.
De hecho, a raíz de estas denuncias, la Fiscalía de Madrid inició una investigación, encargando un informe forense, que confirmó "las pésimas condiciones higiénico laborales" en las que trabajó durante 11 años una de las empleadas (la que formalizó la primera denuncia) y no descartaba que el cáncer que padece pueda estar relacionado con las altas dosis de formol a las que estuvo expuesta.
Fuentes de la universidad han querido aclarar a Consalud.es que los hechos denunciados hacen referencia a una etapa en la que la universidad se regía por otra dirección, y que actualmente “se han puesto todos los medios para que una situación así no se vuelva a repetir nunca, ya que esta mala praxis se solventó radicalmente”.
Sin embargo y pese a que, como señalaba hace unos meses a este periódico Juan Antonio Tejada, Vicerrector de Planificación y Evaluación Institucional de la UCM, en los primeros meses de 2016 (aunque la idea inicial era hacerlo a principios del curso anterior) se pondría en marcha un Centro de Donación de Cadáveres con mejores medios y condiciones, lo cierto es que, actualmente, y como reconocen desde la propia universidad, dicho centro aún no está funcionando a pleno rendimiento, puesto que se está haciendo “de forma progresiva”.
Por otro lado, las mismas fuentes han rechazado valorar el informe destapado este miércoles por El Mundo y aportado a la causa judicial que señalaba, ya en 1996, que las sustancias que se manejaban en el departamento de Anatomía II de la Facultad eran “sustancias tóxicas y con un alto índice cancerígeno”. Es decir, que desde la Universidad tenían constancia desde hacía años que trabajar en dichas condiciones podía ser perjudicial para la salud.
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Un informe forense solicitado por la Fiscalía de Madrid confirmaba "las pésimas condiciones higiénico laborales" en las que trabajaban los encargados de manejar los cuerpos
El mismo diario ha reabierto el debate recientemente al mostrar los testimonios de tres trabajadores del Departamento, encargados del manejo de los cuerpos, que denunciaron a la Universidad tras haber sufrido problemas respiratorios y otras patologías graves por haber estado expuestos durante años a altos niveles de formol, con los que se mantenían los cadáveres.De hecho, a raíz de estas denuncias, la Fiscalía de Madrid inició una investigación, encargando un informe forense, que confirmó "las pésimas condiciones higiénico laborales" en las que trabajó durante 11 años una de las empleadas (la que formalizó la primera denuncia) y no descartaba que el cáncer que padece pueda estar relacionado con las altas dosis de formol a las que estuvo expuesta.
Fuentes de la universidad han querido aclarar a Consalud.es que los hechos denunciados hacen referencia a una etapa en la que la universidad se regía por otra dirección, y que actualmente “se han puesto todos los medios para que una situación así no se vuelva a repetir nunca, ya que esta mala praxis se solventó radicalmente”.
Sin embargo y pese a que, como señalaba hace unos meses a este periódico Juan Antonio Tejada, Vicerrector de Planificación y Evaluación Institucional de la UCM, en los primeros meses de 2016 (aunque la idea inicial era hacerlo a principios del curso anterior) se pondría en marcha un Centro de Donación de Cadáveres con mejores medios y condiciones, lo cierto es que, actualmente, y como reconocen desde la propia universidad, dicho centro aún no está funcionando a pleno rendimiento, puesto que se está haciendo “de forma progresiva”.
Por otro lado, las mismas fuentes han rechazado valorar el informe destapado este miércoles por El Mundo y aportado a la causa judicial que señalaba, ya en 1996, que las sustancias que se manejaban en el departamento de Anatomía II de la Facultad eran “sustancias tóxicas y con un alto índice cancerígeno”. Es decir, que desde la Universidad tenían constancia desde hacía años que trabajar en dichas condiciones podía ser perjudicial para la salud.
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