“Si nuestro Sistema Nacional de Salud es uno de los mejores del mundo es gracias a nuestros profesionales sanitarios, que son el corazón del sistema”. Con esta frase describió la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, a los profesionales sanitarios españoles tras salir del último Consejo Interterritorial de Sanidad. La frase, sin embargo, no se corresponde con la situación de sobrecarga laboral que sufren a diario los empleados sanitarios, lo que lleva, de forma creciente, a un empeoramiento del estado de salud de los mismos.
Según el último informe realizado por el sindicato Satse, por ejemplo, la mitad de los profesionales de Enfermería en España sufren el llamado síndrome del profesional “quemado” (burnout) y hasta el 80% reconocen padecer estrés. Además, muchos profesionales manifiestan dolencias y síntomas físicos. Por ejemplo, un 96% padece tensión muscular; un 90%, nerviosismo, temor o angustia; un 44% sufre problemas sexuales, y un 85% tiene trastornos del sueño.
Según la Organización Médica Colegial, entre un 10% y un 12% de los médicos en ejercicio pueden sufrir a lo largo de su vida profesional un trastorno mental o una adicción al alcohol y a otras drogas
Los problemas de salud de quienes, paradójicamente, cuidan de la salud de los españoles, también afecta al colectivo médico. Según la Organización Médica Colegial, entre un 10% y un 12% de los médicos en ejercicio pueden sufrir a lo largo de su vida profesional un trastorno mental o una adicción al alcohol y a otras drogas. De hecho, sólo en 2016 el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) atendió a 323 médicos, de los cuales, el 29,4% padecía trastornos del estado de ánimo, un 19,4% trastornos relacionados con el consumo de alcohol y otras sustancias y un 15,4% trastornos de ansiedad.
Aunque estas afecciones no tienen por qué derivar de la situación laboral de los facultativos, otro informe de la propia OMC, sin embargo, señala que hasta el 43,5% de los médicos españoles asegura haber sufrido algún tipo de acoso, discriminación o maltrato laboral en su centro de trabajo en el último año. Concretamente, el 40,5% de los facultativos lo han sufrido directamente de sus superiores jerárquicos y un 13,3% de sus propios compañeros (entre los que también están jefes de servicio o de sección).
Otro estudio basado en datos del Ministerio de Empleo, además, señalaba que el sector sanitario es de las áreas cuyos trabajadores consideran “con frecuencia” tener un estado de salud “regular, malo o muy malo”, lo que afecta al 22,3% de los mismos.
CONSUMO DE ANSIOLÍTICOS
La situación, incluso, afecta a los profesionales sanitarios más jóvenes. Otro estudio de la Fundación Galatea, por ejemplo, reveló que el consumo de ansiolíticos del médico residente (MIR) aumenta del 3,5% al 7,4% al finalizar el primer año de residencia, y el de antidepresivos pasa del 2,6% al 7,2%. Estas variaciones se reflejan en el incremento del 17,8% al 29,7% del riesgo de los profesionales MIR a padecer un trastorno mental.
Según señalaba a Consalud.es, Antonio Calvo, director de esta fundación, entre otros factores, estos problemas vienen generados por las guardias y la alta presión asistencial que sufren, “especialmente en momentos de crisis, y especialmente en determinadas especialidades”.