“La salud de los médicos y enfermeras se verá gravemente afectada si no se toman medidas, porque nuestras condiciones de trabajo son de alto riesgo”
El movimiento comenzó con un manifiesto titulado “La necesaria rebelión de los médicos”, que un grupo de trabajadores del Centro de Atención Primaria (CAP) deCan Vidalet, en Esplugues de Llobregat (Barcelona), entregaron a la Consejería de Salud, al gerente del Instituto Catalán de la Salud (ICS) y a la Dirección de Costa de Ponent.En dicho escrito, al que ha tenido acceso Consalud.es, se alerta de aspectos como que “la salud de los médicos y enfermeras se verá gravemente afectada si no se toman medidas, porque nuestras condiciones de trabajo son de alto riesgo” o la necesidad de mejorar un sistema informático “laberíntico enfocado a auditar objetivos impuestos por gestores, con escaso consenso y poco fundamento en la gestión clínica”.
Pocas semanas después de la entrega de dicho manifiesto, los profesionales de hasta otros 25 centros de salud catalanes se han adherido al mismo, personalizando su texto en función de la situación concreta de cada zona. Junto a ello, el principal impulsor del movimiento, Francisco Alguacil, también ha lanzado una recogida de firmas en una popular plataforma digital, en cuya campaña denuncia que la intención difundida por la Consejería de incrementar la financiación en salud mental y en Atención Primaria con 27 millones de euros supone un aumento “ridículo si lo comparamos con lo que se ha disminuido a AP desde 2010 (un 20%)”.
UNA COMISIÓN PARA CORTAR LA “ASFIXIA”
La plantilla de Atención Primaria del Instituto Catalán de Salud ha perdido más de 1.000 médicos desde 2017
Paralelamente a este movimiento espontáneo en los centros de salud, el Sindicato Médico de Cataluña (Médicos de Cataluña) también ha pedido formalmente al ICS que constituya “con urgencia” una comisión con la participación de los agentes sociales para analizar la situación de la Atención Primaria y definir medidas que "corten inmediatamente la asfixia en que trabajan los profesionales del primer nivel". El sindicato médico recuerda que los problemas de presión asistencial se arrastran desde hace más de una década, pero ahora se han visto agravados por los recortes y por la incorporación de soluciones tecnológicas que han "sobrecargado, ralentizado y burocratizado las consultas".
Como señala a este periódico Ana Roca, vicesecretaria general del sindicato, la plantilla de facultativos, sólo en el caso del ICS, sin contar los centros concertados, ha pasado de 6.819 médicos de Familia y Pediatras en 2007 a 5.747 en 2016.
Mil médicos menos para atender a una población más envejecida “que requiere visitar más a su médico de cabecera, ya que muchos son pluripatológicos” y con un tiempo de atención al paciente “que no puede superar los seis u ocho minutos”.
Por ello, entre otros múltiples aspectos, el sindicato exige mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y limitar el número de pacientes atendidos de forma efectiva por cada médico (más allá de los que tenga asignado) a 1.000 por cada facultativo, al tiempo que propone limitar a 25 las visitas diarias (presenciales y no presenciales).
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